Yo lo viví: Recuerdos de Adán Godoy, un arquero inolvidable
La agresión sufrida en La Serena, que lo tiene postrado, trae a la memoria capítulos grandiosos en la carrera del portero que mantuvo su valla invicta en el último partido de Chile en el Mundial de 1962.
Por JULIO SALVIAT / Foto: ARCHIVO REVISTA ESTADIO
Entre ser suplente sin esperanzas y convertirse en titular sin rivales, prefirió dejar a un gran animador de Primera División (Colo Colo) para integrarse a uno modesto de Segunda (Santiago Morning).
Defendiendo ese arco estuvo siete años gozando y sufriendo los vaivenes del club recoletano. Le ayudó a subir a la categoría mayor y sus destacadas actuaciones le valieron ser considerado en el plantel de la selección chilena en el Mundial de 1962. Y ahí no fue un simple espectador: Fernando Riera le dio la titularidad en el último partido del torneo.
Cuando hacía el balance de su vida deportiva, el recuerdo sobresaliente de Adán Godoy Rubina era ese partido: el que jugó contra Yugoslavia el 16 de junio de 1962 y que terminó con la valla invicta y con todo el país celebrando jubilosamente el tercer puesto en el torneo.
Habían utilizado su abono 66.697 espectadores esa soleada tarde en el Estadio Nacional. Cuando el partido agonizaba y se preveía un martirizante alargue de media hora porque Chile sólo tenía a ocho jugadores en buenas condiciones (lesionados Manuel Rodríguez, Jorge Toro y Carlos Campos, y sin cambios en esa época), el gol de Eladio Rojas estremeció al mundo y culminó un proceso de cuatro años de seria y planificada preparación.
“No pude dormir la noche anterior”, me confesó una tarde de 1979, cuando yo pasaba mis últimos días en la revista Estadio y él estaba a pocas semanas de colgar los guantes de arquero.
“Ese partido era el sábado. El jueves me di cuenta de que podía jugar, pero recién el viernes don Fernando me confirmó entre los titulares. Estábamos en la casa de Colón con Hernando de Magallanes, nuestro lugar de concentración, y fuimos varios los que nos desvelamos. Al “Chita” Cruz y al “Tanque” Campos, que también debutaban, les pasó lo mismo. El asunto es que después del partido tampoco pude dormir. Era demasiada la emoción”.
Del partido recordaba algunos detalles y reconocía que los nervios se lo querían comer.
“Me mandé varios ‘condoros’ en las salidas, pero atajé lo que tenía que atajar. No fue mucho el trabajo, pero todavía me acuerdo de un cabezazo que pasó como avión por encima de mi hombro. Quedé en suelo, abrumado por el gol, y pude respirar cuando el árbitro lo anuló. Debo haber sido el único que no se dio cuenta de que el yugoslavo estaba en posición fuera de juego”.
Por entonces, Adán Godoy tenía 25 años y medio de vida. Y seis de profesional. Del amateurismo pasó a Colo Colo cuando aún no cumplía la mayoría de edad (1956-57). Y al no encontrar posibilidades de desplazar a Misael Escuti, se fue al “Chaguito”. Después de siete temporadas en la tienda bohemia (1958-1964), estuvo otras cuatro en Universidad Católica (1965-1968), cuatro más en Audax Italiano (1969-1972) y finalmente volvió a Santiago Morning para dejar el fútbol después de otros siete campeonatos.
También fue seleccionado para el Mundial de Inglaterra en 1966. Pero no jugó, por estar lesionado de una mano. El titular, Juan Olivares, también estaba con problemas: se había luxado un dedo de la mano derecha. Luis Álamos, el entrenador, se arrepintió toda la vida de no haber llevado a un tercer arquero y se vio obligado a ensayar con Honorino Landa en los últimos entrenamientos. Al final se decidió por el de la lesión menor.
Al jugar su último partido, el 23 de junio de 1979, Godoy tenía 43 años y muchas cicatrices en las manos y en los brazos. Fue una tarde invernal, en un preliminar de una reunión doble sabatina en el estadio Santa Laura. Ya no era titular y debió ingresar de emergencia por la expulsión de Pedro Olivera, el portero dueño del puesto. Siguió en la banca hasta el final del campeonato y pudo por fin dedicarse exclusivamente a su familia.
Otro recuerdo imborrable del arquero que destacaba por reflejos que lo convirtieron en un atajador por excelencia fue el de una noche de verano, cuando debutó en el arco de Universidad Católica.
Se reía esa tarde invernal mientras fijaba la mirada en la cordillera nevada:
“La fecha la tengo grabada: 13 de enero de 1965. Estaba recién llegado a la UC y debutábamos en un torneo hexagonal que resultó imborrable para todo el mundo por el 6-4 que le metió el Santos a la Selección de Checoslovaquia, ¿se acuerda?… Bueno, nuestro primer partido fue precisamente contra Santos. Perdimos 2-1. ¿Sabe quiénes me hicieron los goles? Pelé y Toninho. Deben ser los únicos goles, en toda mi carrera, que no me dolieron”.
Hoy, con 89 años de edad, Adán Godoy se encuentra postrado en el hospital de La Serena después de sufrir una agresión que le dejó la cadera fracturada. Ahí espera que el fútbol le devuelva algo de lo que él entregó con tanta generosidad.