Yo lo viví: el título de la UC que escuché en el campo

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Por Julio Salviat
Actualizado el 21 de julio de 2021 - 1:07 pm

Donde vivía cuando tenía 11 años de edad no había electricidad, pero uno de los patrones instaló en la cancha campesina una radio a batería para escuchar la transmisión del partido que definía el campeonato de1954.

Por JULIO SALVIAT

-¿Y si lo hacemos en la cancha?

Inicialmente, el acuerdo era pagar la apuesta en la llavería, la inmensa bodega donde dormían las herramientas y parte de las cosechas.. Había que despejar un sector, y listo. Pero a alguien se le ocurrió que era mejor detrás de uno de los arcos, donde pondrían meses y sillas y se podía iniciar el condumio apenas terminara el partido.

No era un encuentro cualquiera. Ni siquiera uno entre equipos de la zona. Lo que daba motivo a la comilona era la definición del título del fútbol chileno, unos 166 kilómteros hacia el norte, con más de la mitad del trayecto por caminos de tierra.

Al lado de los sauces que separaban el campo de juego con la casa patronal de El Toco se instaló la mesa grande, para veinte comensales, y al lado estaban el canasto con las empanadas y las chuicas de vino tinto. El carbón chispeaba debajo de la gran parrilla y la carne poco a poco pasaba del rojo al café.

Mirando hacia el sur estaban los diez que habían apostado por Colo Colo, encabezados por el cajero del fundo, don Ernesto Salviat, mi padre. Y al frente, los diez que creían en el triunfo de Universidad Católica, capitaneados por don Eduardo, el más joven de los patrones de la Sucesión Bernales-Castillo.

Y ahí estaba la radio a batería pregonando a todo volumen las incidencias del partido que consagraría a un campeón en la temporada de 1954. Corría el 9 de enero de 1955, y yo estaba de vacaciones después de un año en el internado. Me pusieron un piso y me transformé en el comensal número 21 y en el gran despejador de dudas. Tenía 11 años de edad y en materia de fútbol era tuerto en el país de los ciegos.

UN DÚO INOLVIDABLE

Varios de los que estaban ahí escuchaban por primera vez el sonido de la radio. Y eran menos todavía los que habían escuchado un relato. No había luz eléctrica y eran muy pocos los que tenían victrolas –también a batería- en sus casas. Sólo un par había asistido a partidos de fútbol profesional. Los nombres de los jugadores les decían muy poco, y yo les explicaba cosas simples como que la UC había cambiado sus colores tradicionales y estaba jugado de rojo para no confundirse con las camisetas blancas de Colo Colo.

Las voces de los relatores llegaban los bordes de la cancha, donde el público veía de pie el duelo de toquinos con patagüinos. Ya habían empatado los de la tercera serie y estaban en el descanso los de la segunda cuando comenzó el partido en Santiago. Los asistentes tenían los ojos hacia la cancha y los oídos hacia la radio.

Darío Verdugo.

Las voces de Darío Verdugo y Sergio Silva indicaban alternadamente cuál de los equipos estaba atacando. El primero era una acelerada locomotora hablante. El segundo, un ingenioso y pausado descriptor del juego.

Sergio Silva.

Ese partido lo vi con todos mis sentidos, menos la vista. Imaginé a lo lejos cada una de las situaciones que en directo veían unas 60 mil personas en el Estadio Nacional. Había seguido a distancia todo ese campeonato, y no me atrevía a dar un pronóstico a los que me lo pedían. Me tincaba más la UC; pero esa tarde los cruzados no iban a contar con Sergio Livingstone en su arco. Y eso era demasiada ventaja para sus rivales. En Colo Colo también había un asistente ilustre: Atilio Cremaschi. Pero menos influyente.

UC 1954, a instantes de comenzar el partido clave ante Colo Colo.

Por el sonido supe que la UC jugó mejor en el primer tiempo y que merecía una ventaja. Misael Escuti, arquero de Colo Colo, intervino varis veces con su habitual capacidad y se llevó una ovación cuando salvó su valla tapando un remate furibundo de Romualdo Moro y después un cabezazo esquinado de Miguel Ángel Montuori  Pero el empate también le servía. Llegaba con un punto más que los albos.

DRAMÁTICO FINAL

Había sido un campeonato curioso para la época. Jugaban todos contra todos en las dos primeras ruedas y después se separaban los ocho que disputarían el título de los seis que tratarían de evitar el descenso. Por el puntaje que habían acumulado los candidatos eran la UC (35) y Colo Colo (34). Era difícil que Wanderers (30) y Audax Italiano o Ferrobádminton (29) se metieran en esa pelea. Descartados ya estaban Magallanes (27), Palestino (27) y Green Cross (26).

Colo Colo 1954, antes del choque ante la UC.

Y así fue, aunque hubo un momento en que Colo Colo se puso al frente. La instancia clave ocurrió en la ante penúltima fecha, con ambos equipos igualados en la punta con 46 unidades. A los 30 minutos de juego, Colo Colo vencía por 3 a 0 a Ferrobádminton y paralelamente, hasta los 75’, la UC caìa por 1 a 3 ante Magallanes. Y se produjo lo increíble: los ferroviarios reaccionaron y ganaron 4-3, mientras los cruzados remontaron y empataron con la Academia.

Así, la UC sacó un punto de ventaja, la que se mantuvo en la penúltima fecha por las victorias de los cruzados ante Wanderers y de los albos ante Green Cross.

En el segundo tiempo todo el trabajo se lo llevó Darío Verdugo. La pelota estuvo constantemente en sector universitario, el que le correspondía al relator más popular del país. Dos veces cambió el ensordecedor “¡¡¡¡¡gooooool!!! por el desalentador o aliviador “”¡¡¡gooool….pe en el palo!!!: un remate de Juan Aranda y otro de Jaime Ramírez hicieron que la pelota se estrellara violentamente contra el vertical derecho de Sergio Litvak, el eficiente reemplazante de “El Sapo”.

Sergio Litvak, arquero con destacada actuación en el decisivo partido ante Colo Colo.

Cero a cero terminó ese partido. En Ñuñoa, los jugadores levantaron en andas a su entrenador, el inglés William Burnikell. En El Toco, mi padre y el patrón se dieron un abrazo y empezó la gran fiesta sin ganadores ni vencidos.

PORMENORES:

Domingo 9 de enero de 1955.
CANCHA. Estadio Nacional:
PÚBLICO: 57.234 espectadores.
ÁRBITRO: Harry Dykes, de Inglaterra.
ASISTENTES: Pedro Prieto y Enrique Fernández, de Argentina.

U. CATÓLICA (0): Sergio Litvak; Manuel Álvarez, Sergio Sánchez, Fernando Jara, Claudio Molina; Juan Antopnio Baum, Jaime Vásquez; Raimundo Infante, Horacio Cisternas, Miguel Ángel Montuori y Romualdo Moro. DT: William Burnickell.

COLO COLO (0): Misael Escuti; Caupolicán Peña, Eduardo Robledo, Arturo Farías, Isaac Carrasco; Antonio Valjalo, Hernán Rodríguez; Juan Aranda, Jorge Robledo, Manuel Muñoz y Jaime Ramírez. DT: Francisco Platko.