Y ahora hablamos de MaradoneArte…
Fue un personaje excepcional. Cumplía con esa costumbre que tienen los argentinos, que parecen darle un estatus especial a quienes sólo con pronunciar su nombre apuntan a la trascendencia: Evita, Amadeo, Ringo, Román, Lio… Vista a la distancia, la muerte del 10 parece ser una página más de una historia de novela sobre alguien que quizás no necesitaba nada más que ser el Diego. O más que cualquiera de todos los inabarcables Diego que conocimos: atleta, director técnico, activista político, flaco, gordo, más o menos lúcido, transgresor, víctima, abusador.
Por PATRICIO VARGAS QUEVEDO
Muchas veces supimos que estaba mal. Al borde de la muerte y, seguramente, a sus seguidores les costará aceptar que esta vez el Diego partió. Si alguna vez dijo que la peor denominación de las muchas que recibió era ‘Dios’, por lo menos, cumplía con la capacidad de resucitar una y otra vez. Desde muchos aspectos, era un Dios. ¿Me van a decir que Zeus era más intachable que Maradona? Si la RAE define entre sus acepciones a un Dios como una “deidad que dan o han dado culto”, lo era. Su figura motivó la fundación de una religión paródica, en Rosario, con quinientos mil seguidores en el mundo: “Diego nuestro que estás en el cielo, santificada sea tu zurda”, reza su Padre Nuestro. “Dios te salve pelota/Llena eres de magia”.
Si en el arte cristiano tenemos ‘La Piedad’, ‘el Sagrado Corazón’ o el ‘Ecce homo’, como expresiones que representan momentos de la vida de Jesús, la figura de Maradona ha estimulado diversas manifestaciones artísticas entre las que hallamos películas, canciones y libros, que intentan retratar, homenajear y recrear distintos momentos de la vida del personaje.
Seguramente se aproxima la fiebre por los registros audiovisuales en estos días. Hay muchos, por lo que quisiera destacar algo de lo mejor que se ha hecho. Entre ellos, encontramos uno de los últimos materiales estrenados: ‘Diego Maradona’ (2019), del realizador británico Asif Kapadia. A través de una narración estructurada a partir del nacimiento, auge y caída, el director entrega un repaso de su vida fuera de la cancha y dentro del campo de juego. Se desacraliza la imagen y eso se lleva el peso del documental. Desde sus orígenes, hasta el reconocimiento de sus errores, de no ser un santo y su relación con la mafia, el documental es un enorme repaso de la vida del diez.
Comenzando con la estética setentera que acompañó los orígenes de Maradona como jugador, se adentra en sus contradicciones, es decir, en el ser humano público. De su inicial timidez hasta esa soberbia sobreactuada que transformó su vida en un tango. Colabora de sobre manera el relato del preparador físico Fernando Signorini, autor de frases como: “Una cosa es Diego. Otra, Maradona”, o “Con Diego iría hasta el fin del mundo. Con Maradona, no daría un paso”.
La narración ocupa la primera media hora en repasar sus orígenes y su trayectoria en Italia, para saltar al relato del Mundial de México 86. La gloria. Luego de ese episodio, una montaña rusa: droga, camorra, Mundial de Italia. El personaje más odiado luego de haber eliminado al local en semifinales, en Nápoles. “Le destrozaron la vida”, dice Claudia Villafañe, su esposa. Una entrevista con Daniel Hadad realizada en 2004, finaliza con el llanto de alguien que dice perder por knockout su batalla contra las drogas. Me detuve en este material porque creo que es el más futbolero que se puede ver.
Todos los canales de televisión argentinos, muchos del cable y diferentes plataformas de streaming tienen registros audiovisuales sobre Maradona, y si no, se aprestarán a tenerlos: “Maradona, The Golden Kid (2008), del francés Jean-Christophe Rosé; “Amando a Maradona” (2005), del argentino Javier Vásquez; “Maradonapoli” (2017), del italiano Gianni Mura; “Maradona, la mano de Dios” (2007) del italiano Marco Risi; “El camino de San Diego” (2006), del argentino Carlos Sorín y “Maradona en Sinaloa” (2019), del escocés Agnus Macqueen. Se anuncia el estreno en la plataforma Amazon Prime de la serie “Sueño bendito”, del director argentino Alejandro Aimetta. Entre otras.
La realización de Emil Kusturica, “Maradona by Kusturica” (2008), es el homenaje de un fanático, que destaca su historia de superación, su vínculo con la Izquierda Latinoamericana y la devoción que generaba: “La Argentina es digna. Echemos a Bush”, dice Maradona abrazando a Hugo Chávez en Mar del Plata, durante el cierre de la III Cumbre de los pueblos de América en 2005. Suena de fondo ‘El pueblo unido’, en la versión del grupo chileno Pettinellis. El cierre es con Manu Chao, cantando ‘La vida es una tómbola”, una de las tantas canciones que le dedicaron al Diego.
Maradona se acerca: “Si yo fuera Maradona/Viviría como él/Porque el mundo es una bola/Que se vive a flor de piel”. Como esta, se escribieron muchas otras canciones inspiradas en Maradona. De la propia banda de Manu Chao, Mano Negra, Santa Maradona (1994) Gran gusto Maradona/ Santa Maradona priez pour moi; “Maradona Blues”, de Charly García (1994) Yo no sé qué hago con mi luz/ y tengo el Maradona blues; “El francotirador”, de Attaque 77 (1995), Dispara goles la mano de Dios /el francotirador; “Maradó”, de Los Piojos (1996), Y sigue el Diego, el mejor en lo suyo/ Si vos lo fueras, no habría tanto suyo; “Capitán Pelusa”, de Los Cafres (1997), Pelusa, no sé lo que quieren de vos/ tus enemigos se muerden; “Maradona”, de Andrés Calamaro (1999) En el alma guardo la camiseta de Boca/Que me regaló alguna vez Diego Armando, “Dieguitos y Mafaldas” de Joaquín Sabina (1999), Dibujando Dieguitos y Mafaldas/Veinte vidas hubiera yo tardado; “Para siempre”, de Los Ratones Paranoicos (2000), Quisiera ver al Diego para siempre/Gambeteando por toda la eternidad; “Qué es Dios” de Las pastillas del abuelo (2008) Sobredosis de talento/ Convertía a los rivales en estatuas de cemento. Pero la más significativa, sin duda la mejor, es “La Mano de Dios”, de Rodrigo (2000), reversionada decenas de veces y cantada por el propio Maradona en el documental de Kusturica: Sembró alegría en el pueblo/ regó de gloria este suelo.
Literatura sobre Maradona hay mucha, pero quizás lo escrito por el periodista Daniel Arcucci sea lo más significativo. Arcucci fue su mejor cronista, el ghost writer que terminó firmando “Yo soy el Diego” (2000), “Conocer al Diego: Relatos de la Fascinación” (2001), “la Mano de Dios” (2016) y “México 86. Así ganamos la Copa. Mi mundial, mi verdad” (2018). Francisco Cornejo, su descubridor y primer director Técnico y hasta su hija Dalma, escribieron sobre él. Son incontables todos los textos. Galeano lo describe en “Fútbol a sol y sombra y otros escritos” (1995): “Maradona es incontrolable cuando habla, pero mucho más cuando juega: no hay quien pueda prever las diabluras de este inventor de sorpresas… No es un jugador veloz, torito corto de piernas, pero lleva la pelota cosida al pie y tiene ojos en todo el cuerpo. Sus artes malabares encienden la cancha”.
Esto y más. Los murales en la Boca, La Paternal, Villa Fiorito, Barracas, en Nápoles (el mural a edificio completo de Jorit Agoch se ha replicado en múltiples plataformas durante esta semana). “Buenos Aires La vida de Diego Maradona”, es una tragicomedia musical que narra su vida, estrenada en 2004. En 2012, su hija Dalma, estrenó el unipersonal “La hija de Dios”. La huella de Maradona en el arte popular es y seguirá siendo prolífica, productiva y lucrativa. Y tan contradictoria como el personaje que las inspira.
Maradona by Kusturica (2008):