Wanderers: te ganarás el pan con el sudor de tu frente
Perjudicado abiertamente por el desastroso arbitraje de Ángelo Hermosilla, el cuadro porteño se llevó una importante victoria sobre Cobresal, derrochando esfuerzo, sacrificio y coraje, consiguiendo su primer festejo en casa desde hace ocho meses.
Por SERGIO ANTONIO JEREZ
“Cada partido para nosotros es una guerra”, señaló, tras la victoria sobre Cobresal, el técnico de Wanderers, Emiliano Astorga. Y para ganar una guerra, hablando de fútbol, claro, se necesita mucho sacrificio, esfuerzo y coraje. Lo ha pasado mal el cuadro porteño, de hecho hacía ocho meses que no celebraba una victoria en su cancha, con demasiadas tardes amargas para un club con tanta tradición, con una hinchada de un espíritu indomable, y cuya camiseta ha sido defendida por grandes jugadores durante su historia.
El Decano, el más antiguo club en vigencia, ha tenido un año terrible, que lo ha sepultado en el último lugar de la tabla, lejos de los que lo anteceden y con todo el mundo condenándolo ya al descenso.
Sin embargo, fiel a su historia y fiel a la historia del viejo y resiliente puerto principal, sus jugadores –casi todos nacidos a la sombra de los verdes pinos- desechan la palabra fracaso y mantienen las esperanzas de un futuro mejor, pese a todos los augurios.
Y a eso apelaron ante Cobresal, que venía de una racha importante de partidos sin perder, para conseguir tres puntos que, aunque por ahora no sirven de mucho, son un golpe de ilusión, de fe, de entusiasmo.
Eso sí, tuvieron que sortear no tan sólo a un rival empecinado y duro como Cobresal, sino que también a los desaciertos del árbitro Ángelo Hermosilla, que los perjudicaron abiertamente: un penal del arquero Requena a Canelón, un manotazo en la cara a Villarroel que merecía amarilla, un agarrón en el
área a Vallejos, un patadón de Donoso a Daniel González y otro de Varas a Villarroel, todos ellos sin sanción. Y el peor, un gol anulado a Vallejos a los 37’, que habría significado el 2-1, por un foul previo inexistente de Ronnie Fernández. Todas estas acciones fueron desestimadas por el juez, sin que se advirtiera alguna indicación desde el VAR.
Ronnie Fernández –que sí se puede llamar con absoluta certeza un refuerzo- había puesto en ventaja a los porteños a los 14’, aprovechando un centro de Alvarado.
Matías Donoso había puesto la paridad a los 34’, luego que Viana y el palo rechazaran el zurdazo de Hurtado. Y cuando parecía que todo el esfuerzo y el empuje de los wanderinos no tendrían recompensa, vino el certero tiro libre de Matías Marín para desatar el festejo interminable de la gente en el viejo y resiliente puerto principal.
PORMENORES
Campeonato nacional, 21ª fecha.
Estadio: Elías Figueroa, Valparaíso.
Árbitro: Ángelo Hermosilla.
Santiago Wanderers (2): M. Viana; J. Aja, Daniel González, L. García; J. C. Soto, M. Villarroel, M. Marín, F. Alvarado; N. Canelón, R. Fernández, D. Vallejos. DT: Emiliano Astorga. Cambios: 63’, A. Jara por Vallejos y P. Guajardo por Canelón; 77’, J. León por Soto; 80’, F. Kidd por Alvarado.
Cobresal (1): L. Requena; P. Cárdenas, S. Silva, R. González, F. Ayala; F. Reynero, Diego González, C. Mesías, O. Salinas; M. Donoso, B. Hurtado. DT: Gustavo Huerta. Cambios: 71’, F. Ragusa por Diego González; F. Valdés por Salinas y J. C. Gaete por Hurtado; 80’, S. Céspedes por Reynero y S. Varas por Donoso.
Goles: 14’, Ronnie Fernández (SW); 34’, Matías Donoso (CS); 87’, Matías Marín (SW).
Tarjetas amarillas: Vallejos, Canelón, Kidd (SW); Ayala, Diego González, Donoso, Mesías, Varas (CS).