Stephen King: rey del terror
Casi toda su novelística ocurre en Maine, como si quisiera advertir a su comunidad que el lugar donde viven es espantoso. Después de todo, están en Estados Unidos que, desde algún ángulo, siempre es una pesadilla.
Por EL ÁGORA / Fotos: ARCHIVO
Un día como hoy, 21 de septiembre, nació Stephen King, en Portland, Maine, en 1947. Conocido en el mundo entero por sus ingentes novelas plagadas de escenarios lúgubres y pesadillescos, ha vendido más de 500 millones de ejemplares y muchos de sus libros han sido adaptados a la pantalla grande.
Considerado un autor comercial, no se le cuenta entre las huestes de la verdadera literatura. Algo que lo tiene sin cuidado, sobre todo si echa un vistazo a su cuenta bancaria. Es cierto que su lector es un público cautivo, pero pudo inventar un lector dentro de un lectorado hecho para este tipo de libros. Nadie podría cuestionar que es un escritor de culto.
El escritor estadounidense es tan exitoso que le debemos una de las películas más icónicas de un director al que nadie se atrevería a cuestionar. “El Resplandor”, dirigida por Stanley Kubrick, sigue siendo una película relevante dentro del cine. Y no es raro ver a alguien en la calle con una polera con la cara desquiciada de Jack Nicholson. Es el caso de “Misery” (Rob Reiner), con la que ganó el Oscar y un Globo de Oro, en gran medida por la actuación descomunal de Kathy Bates.
Dentro de los premios que han valorado su carrera como escritor, se encuentran el premio Bram Stoker, que ha ganado 13 veces. El British Fantasy, siete veces; el Locus, en cinco ocasiones; y cuatro veces el premio Mundial de Fantasía. No deja de llamar la atención el hecho de que los premios se puedan recibir más de una vez. Parece algo específico del mundo del terror y la literatura (hoy) mal llamada fantástica.
Casi toda su novelística ocurre en Maine, como si quisiera advertir a su comunidad que el lugar donde viven es espantoso. Después de todo, están en Estados Unidos que, desde algún ángulo, siempre es una pesadilla. La psicología gringa está al descubierto en la tradición novelística del país, y en el caso de King no es excepción.
Desde niño vio en la literatura una forma de ganar dinero. Sus primeros cuentos los vendía entre compañeros en el periódico Dave’s Rag, que publicaba su hermano David. Es probable que el leitmotiv de King sea la célebre frase de Samuel Johnson: “Ningún hombre, excepto un tonto, escribe por otra cosa que no sea dinero”.
Esto es reforzado por las grandes dificultades económicas que vivió de joven. Tuvo que trabajar en empleos de media jornada para poder continuar sus estudios de inglés en la Universidad de Maine.
Su carrera como escritor no tardó tanto en consolidarse: el éxito vino rápido y a raudales. Sin embargo, los años previos fueron muy difíciles y tuvo que lidiar con un alcoholismo trasuntado en Jack Torrance, protagonista de “El Resplandor”.
También es relevante que contratara a un agente literario, pues con sus libros anteriores, exitosos en términos comerciales, no recibió el dinero que merecía. Kirby McCauley consiguió un contrato literario con Viking Press por tres libros, a cambio de 2.5 millones de dólares. Allí finalmente publicó “El Resplandor”, novela que lo catapultó al éxito mundial.
En adelante, podemos decir que su carrera como escritor fue en ascenso, sin mayores aspavientos estilísticos ni una evolución en tanto artista. Sus libros podrían venderse como metro de leña y seguramente no habría una relación estética que descubrir, salvo el archiconocido terror temático de los libros.
Es, lo que se dice, un escritor americano. Con más de 60 novelas traducidas a prácticamente todas las lenguas, el éxito comercial de King tiene sus curiosidades literarias. Por ejemplo, César Aira, la literatura personificada, tradujo algunos de sus libros en los años ’70.