Serie Mundial Qatar 2022, capítulo 2: Francia, contra la maldición del campeón mundial

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Por El Ágora
Actualizado el 7 de noviembre de 2022 - 9:48 am

En seis de las 21 máximas citas planetarias un campeón mundial se fue en primera ronda del torneo siguiente. A los galos ya les pasó en 2002 y a toda costa quiere escabullirse de ese maleficio.

Por JOSÉ ROGGERO / Fotos: ARCHIVO

El dato no es menor. Casi en un tercio de los 21 mundiales jugados hasta ahora el campeón vigente fracasó rotundamente en la cita siguiente y se despidió en primera fase.

Le ocurrió a Brasil el 66, Alemania el 78, Francia el 2002, Italia el 2010, España el 2014 y Alemania el 2018.

Didier Deschamps y los suyos no quieren figurar en tan ingrata lista.

Es cierto, sus recientes fracasos en la Eurocopa el año pasado y en la Liga de las Naciones este año podrían considerarse hasta como una premonición de un desastre en Qatar.

Pero difícilmente ocurra aquello. Es muy amplia y renovada la constelación de astros galos militando en los mejores equipos europeos. Ello le ha permitido a Deschamps refrescar el once titular y no angustiarse de más con las ausencias por lesiones de dos gigantes del mediocampo, Kanté y Pogba, y de un arquero, Maignan, que le había ganado la titularidad a Lloris.

A cambio, el campeón mundial mantiene su temible poder ofensivo con el imparable Kylian Mbappé (PSG) y el desequilibrante Antoine Griezmann (Atlético de Madrid) que se mueve a sus espaldas. A ambos se les unió hace un año Karim Benzema (Real Madrid), nuevo Balón de Oro y que sabe que este mundial es su última oportunidad de tocar el cielo después de una carrera zigzagueante por culpa de su indisciplina. En la banca, para atacar por los flancos, esperan dos morenos renacidos este año: Kingsley Coman (Bayern Múnich) y Ousmane Dembelé (Barcelona).

En el mediocampo es cierto que no estarán Kanté y Pogba, pero a cambio surgió Aurélien Tchouaméni, que a sus 22 años se adueñó del puesto de pivote en la selección y, lo que tal vez es más difícil, en el Real Madrid. Es una de las nuevas joyas del fútbol mundial y estará acompañado por otros nuevos productos de la inagotable cantera gala, como Camavinga (Real Madrid), Guendouzi (Marsella), Kamara (Aston Villa) y N´Kunku (Leipzig).

En el centro de la zaga las dudas pasan por el esquema que elegirá Deschamps más que por la falta de jugadores dignos de un campeón mundial. En la Liga de las Naciones el técnico matizó el habitual 4-4-2 con un 3-5-2 que no dio total seguridad.

En esta zona del campo la renovación ha sido grande. Ya no está Umtiti, malogrado por las lesiones, y Lenglet (Tottenham Hotspur) pelea un cupo apenas como suplente. Hasta los solidísimos Kimpembe (PSG) y Varane (Manchester United) tienen dura competencia en jóvenes como Koundé (Barcelona), Lucas Hernández (Bayern Múnich), Upamecano (Bayern Múnich), Saliba (Arsenal), Konaté (Liverpool) y Badiashile (Mónaco). Todos, salvo Hernández, no superan los 23 años y varios superan el 1.90 de estatura.

En ambos costados de la zaga hay menos opciones y pareciera que el campeón mundial Pavard (Bayern Múnich) y Theo Hernández (Milán), hermano menor de Lucas, serán los titulares, aunque no siempre en los últimos meses han tenido camiseta segura.

Didier Deschamps quiere entrar en la historia con Les Bleus

Hoy Francia ocupa el cuarto lugar del ranking FIFA, superada solamente por Brasil, Bélgica y Argentina. O sea, sigue siendo poderosa. No debería tener problemas en llegar a octavos de final, pues dos de sus rivales en el Grupo D serán los débiles Túnez y Australia. La incógnita es si será capaz de ocupar el primer puesto porque Dinamarca se ha mostrado como una de las selecciones más sólidas de la actualidad. Si lo logra, en octavos la tendrá relativamente fácil porque enfrentará al segundo del Grupo C, que pueden ser México o Polonia. De salir en segundo lugar, en cambio, el panorama se oscurece. Su rival sería Argentina, casi segura líder en su grupo, y que llegará a Qatar con una moral a tope.

Más que por su calidad, la suerte de Francia en el mundial dependerá de qué tanta seriedad imponga a su juego. En la última Eurocopa pareció jugar con excesiva suficiencia y eso le costó su eliminación en octavos en una definición por penales ante Suiza, a la que vencía 3-1 hasta el minuto 81. Cedió la igualdad en los descuentos y en la tanda de penales perdió por culpa de un yerro de su máximo astro: Mbappé.

Un despilfarro que Deschamps intentará no repetir. Por el contrario, su ambición es máxima: convertir a la suya en la tercera selección campeona mundial dos veces consecutivas, un logro sólo conseguido por Italia (1934-1938) y Brasil (1958-1962). Y de paso, ser el segundo DT en lograr esa marca, después del italiano Vittorio Pozzo.