Selección chilena: ¿transición, recambio o construcción de equipo?

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Por Claudio Gudmani
Actualizado el 17 de septiembre de 2022 - 11:00 am

Un análisis de la nómina para los encuentros amistosos contra Marruecos, en España, y Qatar, en Austria, este 23 y 27 de septiembre próximos, que dio a conocer el seleccionador nacional Eduardo Berizzo.

 

El debate futbolero ante la nueva nómina para la Selección de Eduardo Berizzo se abre… ¿qué es lo que busca el director técnico?… ¿Transición de una generación dorada que aún tiene algo que dar?… ¿recambio con tintes juveniles para un proceso largo?… ¿o construir un equipo sólido, colectivo, para iniciar las eliminatorias el 2023 a buen nivel?

De partida, decir que el responsable absoluto del proceso recién iniciado es Eduardo Berizzo y no la opinión pública, ni los jugadores, ni los periodistas, ni menos los representantes de jugadores… por lo que la elección responde a sus criterios, gustos e ideas futbolísticas. Un seleccionador siempre querrá a los mejores jugadores para llevar a cabo su idea de juego, su filosofía futbolística, y los liderazgos que desea tener dentro de la cancha.

Los objetivos de una selección son muy claros, clasificar al siguiente mundial y tener buen desempeño en la próxima Copa América. Y, por cierto, recuperar la impronta que se dejó entre 2010 y 2016, estando muy bien evaluados internacionalmente junto a los grandes de Sudamérica.

Ahora, es cierto que, justamente por ese período exitoso, el público futbolero que sigue a La Roja se acostumbró a un fútbol agresivo, dominante y triunfador.

La pregunta es ¿cómo compatibilizar objetivos con expectativas y gustos de la gran mayoría? ¿tenemos los jugadores para hacerlo?

Se sabe que los dorados Bravo, Medel, Isla, Vidal, y en menor medida, Aránguiz, Alexis Sánchez y Vargas, por edad, no llegaran a la cita mundialista del 2026, pero ¿podrán aportar en el inicio, podrán ser faro y trasmitir la competitividad y hambre de gloria que han demostrado en sus carreras? ¿o seguirán tapando y opacando a los que vienen, porque la comparación siempre es odiosa?

Mi humilde opinión apunta a que lo más importante para una nueva etapa, es que los nuevos jugadores aprendan a jugar como equipo, como lo hizo la generación dorada, con complicidad futbolística, con cierta mecánica, donde florezcan las conexiones futbolísticas para defenderse y atacar de jugadores como Cortés, Paulo Díaz, Sierralta, Kuscevic, Pulgar, Núñez, Méndez, Brereton, Valencia, y los que vienen un poco más atrás como Mehssatou, Osorio, Assadi, Montes, Yáñez, Tapia, Villagra, Daniel González, Saavedra, Campos, o quien surja en nuestra competencia entre 20 y 23 años.

Caso aparte, la decisión de dejar a Bravo (39 años) fuera. El caso del arquero es complicado porque sólo juega uno. ¿Cuándo jugará Cortés?, ¿cuántos años pasarán para que juegue Cristóbal Campos? ¿Será Gabriel Arias el nuevo titular con 33 años? Sin duda, si sigue jugando el gran Claudio Bravo, los otros no juegan. Por eso, me parece adecuado darles oportunidad a otros, y si no dan el ancho y Bravo sigue en primera línea, seguro jugará cuando los puntos valgan, pero creo que Cortés ya ha jugado bien por La Roja y merece ser el titular.

La generación dorada ya va de salida y no puede seguir opacando, tapando las posibilidades de jugar en conjunto y tomar responsabilidades de estos jugadores emergentes, sobre todo porque lo que se viene en esta fecha FIFA son amistosos internacionales que sirven para eso, para medir a los jugadores nuevos, pues los viejos estandartes, si están jugando a buen nivel el 2023, seguro serán parte del inicio de las clasificatorias y, por qué no, terminar su ciclo en una futura Copa América, donde ojalá la savia nueva sea el gran soporte de La Roja.

Por eso se agradece también que jugadores como José Pedro Fuenzalida, y menos, claramente, Mauricio Isla, hayan preferido dar un paso al costado para que otros asuman la responsabilidad, a pesar de seguir destacando a gran nivel en nuestra competencia.

El tema pasa también porque la opinión pública y los “comentaristas especializados”, siguen queriendo eternizar a aquellos que nos dieron gloria, comparando a jugadores consagrados y con excepcionales carreras, con aquellos que recién estás surgiendo.

Creo que, ciertamente, hay una generación que quedó ahogada, y que no supo ganarse un lugar en la Selección, una generación de entre 27 a 30 años, que ya simplemente no dio el ancho, por mucho que jueguen en el extranjero, y que, objetivamente, ya no tienen el hambre de gloria y autoestima que se tiene cuando un joven quiere comerse el mundo. Por eso no entiendo nuevas nominaciones a jugadores como Jean Meneses, Diego Valdés, Ángelo Henríquez que, cuando les tocó estar, no gravitaron ni aprovecharon la oportunidad.

Esta misma generación dorada, surgió con todo desde que eran unos veinteañeros, porque un DT, José Sulantay, los reunió, y porque otro como Bielsa, y luego Borghi y Sampaoli, los potenciaron en un proceso de varios años, y siempre estuvieron creciendo hasta llegar arriba.

Es hora de hacer la nueva transición bien hecha, con una mezcla de juventud y los jugadores que realmente sigan en la alta competencia, rindiendo semana tras semana, porque sabemos que los grandes jugadores, cuando ya no son titulares permanentes, van perdiendo ritmo y ganas.

¿Y cuál es entonces la labor de Berizzo? Elegir bien esa mezcla, evitando aquellos liderazgos que opaquen, que sofoquen con sus ganas de seguir siendo primeras figuras, titulares, y eso requiere generosidad, altura de miras, en beneficio del futuro y no del corto presente que les quede. Y, también, sin seguir insistiendo en aquellos que vienen como por inercia, marcando el paso y calentando bancas, cuando ya son grandes. Por eso, por sobre todo, el DT debe darle al equipo un fondo de juego, una mecánica que interprete y potencie los talentos de los jugadores que van en ascenso con unos pocos pilares que todos sabemos quienes son (no más de cinco o seis), y que nos dé un rendimiento que deje contentos a moros y cristianos, porque el fútbol es por sobre todo un espectáculo para el público que lo consume con pasión. Y nadie quiere una selección abúlica y timorata.

Por cierto, todo es debatible, pero sólo uno tiene la potestad de elegir, y ese es Eduardo Berizzo. Por sus elecciones y expresión en cancha será evaluado. Los resultados son consecuencia de todo esto.