Según U canadiense, hablar de delincuencia a causa de la migración, es un grave error
Estudio de la Universidad McGill señala que, más allá de hechos puntuales, los dos fenómenos no se relacionan. Agregan que, entre el 2013 y el 2021, la población extranjera en Chile se cuadruplicó, pero que el chileno mira de distinta forma al migrante latino que al europeo.
Por EL AGORA / Foto: ARCHIVO
La población migrante en Chile se cuadriplicó, en menos de una década.
Y es esa población, fundamentalmente, la que es culpada de la exponencial alza de los delitos en Chile, algunos de los cuales eran en el país si no desconocidos, muy poco habituales, como el sicariato, el secuestro y la extorsión.
Si en 2013 había en el país poco más de 350 mil extranjeros, en 2021 dicha cifra se elevó a casi un millón y medio, de acuerdo a mediciones del Instituto Naciónal de Estadísticas (INE).
En palabras simples, que algunos culpen de la migración masiva al actual gobierno, o es de una ignorancia supina, o sed trata de una simple mala intención.
Pero cabe preguntarse: ¿son los migrantes la razón del alza de la delincuencia?
La gente común, la ciudadanía, tiende a responder que sí. Es la respuesta más simple y espontánea, permeada sin duda por actos delictuales en los que, efectivamente, se han visto involucrados extranjeros. Sensación que sin duda aumentó con los homicidios de carabineros, el baleo a un comerciante y la aparición de cuerpos de víctimas de secuestro cuyos cuerpos sin vida aparecieron en las afueras de Santiago.
Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad canadiense McGill, estudiando a fondo el fenómeno de nuestro país, señalaron que deberíamos ser más cautos.
“Mucha gente cree que existe un vínculo entre inmigración y crimen. Queríamos explorar por qué ocurre esto con el ejemplo de Chile, un país que se ha visto expuesto a un flujo masivo de migrantes en un corto periodo de tiempo”, indicó el líder del equipo, el profesor de Economía, Nicolas Ajzenman.
El estudio, realizado junto a los investigadores chilenos Patricio Domínguez, del centro de estudios Espacio Público, y Raimundo Undurraga, de la Universidad de Chile, fue publicado en el American Economic Journal. No realizó trabajo de campo, pero se centró en el uso de variables para cruzar datos desde dos fuentes oficiales: el Servicio Nacional de Migraciones y la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc), además del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen).
El estudio fue realizado con información de 2020, pero sus autores mantienen la validez proyectada de sus resultados hasta marzo de este año.
Según Ajzenman, existe una sola correlación entre inmigración y delincuencia: para quienes están más expuestos a grupos de extranjeros, ser víctimas de un delito se convierte en su primera o segunda mayor preocupación. Esto afecta directamente en su calidad de vida, pues viven con más temor e invierten en rejas, sistemas de alarma o pagan por seguridad privada.
“Sin embargo, estos ciudadanos no parecían haber sido más proclives a ser víctimas de algún tipo de delito que en los meses anteriores. Tampoco los homicidios habían crecido de forma notable en las comunas donde viven.
Pero uno de los puntos que más sorprendió a los investigadores es que la sensación de victimización de los chilenos no sólo está influenciada por la cantidad de migrantes a su alrededor, sino por la procedencia de los mismos.
“Curiosamente, los inmigrantes que provienen de grupos étnicamente similares provocan en promedio el mismo temor en los chilenos, que si se tratara de personas que no son de origen europeo. Esto sugiere que los migrantes de origen europeo gozan de un estatus diferente al de otros grupos de extranjeros”, asevera.
Finalmente, los investigadores se dieron cuenta de que el nivel educativo de los migrantes también resultaba crítico para los chilenos sobre la posibilidad de que desarrollen actividades delictivas. Un temor que el estudio calificó como infundado.
“Nos dimos cuenta de que la llegada de migrantes con bajos niveles educacionales puede alimentar una falsa percepción de aumento en la delincuencia, incluso aunque el efecto sobre las tasas de criminalidad son nulas tanto para los grupos más educados y menos educados.
Un último elemento detectado por el estudio es el rol de los medios de comunicación. Según los hallazgos, los medios están íntimamente ligadas al aumento del temor frente a los migrantes.
Para los investigadores, estos resultados son especialmente preocupantes a la luz de que el posible vínculo entre inmigración y delincuencia suele ser explotado a nivel mundial tanto por políticos como por grupos radicales.
Concluyen:
“Nuestros resultados ofrecen documentación formal para lo que ya había sido sugerido por datos anecdóticos o mediante encuestas: que los crecientes temores al crimen en la región pueden atribuirse al mayor flujo de inmigrantes, pero que estos temores no están basados en la realidad”.