Renato Salinas: el poeta que intervino la cultura pop

Autor del libro “El Gigante de la Plaza”, admirador de Pablo de Rokha, Jorge Teillier y Carlos Droguett, recitador de espacios públicos y un afanoso activista cultural, Salinas ha sido parte de la escena literaria local desde diversas trincheras hace más de 25 años.

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Por El Ágora
Actualizado el 13 de febrero de 2025 - 12:45 pm

Renato Salinas / Foto: ARCHIVO

Hace unos meses, un medio español entrevistó a uno de los poetas más inquietos de la literatura nacional: Renato Salinas. En la entrevista realizada por Aldo Alcota, se describe a Salinas como una “(…) de esas figuras rara avis que no pasan inadvertidas en el difícil panorama de las letras chilenas”.

Un medio que es complejo por las disputas permanentes que sostienen muchos autores, donde sin duda, “Salinas sabe de estas ásperas coyunturas y mezquindades, pero logra evadirlas con inteligencia y una original ráfaga de humor, lo que le convierten en un bardo audaz, fuera de lo común, muy crítico hacia el contexto que le ha tocado atisbar”.

Un trovador contemporáneo

De hecho, Salinas es una especie de juglar de los tiempos modernos. En donde frecuenta colegios, bibliotecas y distintos espacios culturales, en los que declama abiertamente sus poemas influenciados completamente por la cultura del pop.

Asimismo, Renato realiza talleres para diversas audiencias del contexto literario y trabajó junto al fallecido editor Gonzalo Contreras en un proyecto de publicación de diversos escritos que rescatan la figura del autor Carlos Droguett.

Igualmente, se define como “(…) un fanático del radioteatro, seguidor del recordado ‘Doctor Mortis’ y un peculiar goliardo con un deseo por rescatar un esplendoroso pasado cultural a través de la imaginación, la lúdica ficción y la sátira, donde nos presenta a Enrique Lihn como Batman, ganador del Premio Nacional de Literatura y el cual debe soportar los caprichos de un Nicanor Parra metamorfoseado en Pinochet. Ese es el extraordinario mundo que inventa este deslumbrante autor”, agrega el portal canibaal.es.

Numerosas influencias y miradas

Sobre sus influencias, Salinas expresa que lleva muchos años escribiendo poesía, “(…) pasando por el modernismo de Rubén Darío a una variante de la antipoesía como decía Erick Pohlhammer; una poesía neo pop y una mezcla de publicidad, tandas comerciales, prosa, parábolas de la Biblia, política, es decir mi propuesta es una ensalada” explicita el poeta.

Además, añade que “tengo dos hijas, tengo un solo libro y un proyecto de publicar otro. Pienso que en esta actual posmodernidad el poeta no debe publicar tanto, sino llevar su obra como el antiguo juglar, porque hoy ya nadie lee. La gente conoce mucho mi poesía porque me he encargado de difundirla a grito pelado como en la feria libre, de un lugar a otro, declamando, y lo perpetro a modo de teatralización como se hacía en la antigua ‘Radiotanda’ de radio Minería, donde destacó la gran Ana González”.

El componente del humor en los poemas

Así también, Salinas profundiza acerca de sus textos, que “escribo desde ese humor que viene del dolor. Un humor como el de Parra. Yo no busco el humor, nunca lo busqué. La gente se reía de lo que yo propalaba en público y al principio aquella reacción no me gustaba. Escribí un poema llamado ‘Maldita Fifa’ y la gente se rio con la delirante historia de Maradona, Pelé y su madre María Celeste, junto con Jorge Luis Borges. Eso causó mucha risa y me fui muy triste del recital en la Universidad Católica. Después Erick Pohlhammer me dijo ‘lo hiciste bien’ y entonces lo adopté como mi estilo. La idea es causar un quiebre y de la risa viene un derrumbe, hasta aspirar nuevamente a un orden, pero desde el dolor. Lo que causa risa y jolgorio viene desde un fracaso”.

“Todo debe ser como esa risa que oyes en un velorio me decía Pohlhammer, la que no para y se mofa de los convencionalismos; una risa que polemiza y donde yo no acepto la realidad porque la trastoco y quiero que Marlon Brando reciba varias estatuillas de los Oscar y Jorge Luis Borges reciba un Cervantes y Pablo de Rokha reciba el Nobel”, sostiene Salinas sobre el tópico del humor en su poesía.

Declamando ante la adversidad

Por otro lado, el autor visitó la escuela Naciones Unidas de Valparaíso, donde dio a conocer su poesía masivamente ante un auditorio difícil, en el que llegaban diversos alumnos a presenciar su declamación, pero en el cual los profesores del establecimiento se mostraban indiferentes frente a su trabajo.

“A veces pienso que los artistas no somos profundamente necesarios para esta realidad, pero en las crisis, y cuando a nadie le interesa la cultura, el poeta persiste y tratará de modificar esos instantes adversos, usará la atmósfera que tiene ante sus ojos y creará algo sublime, porque acá estamos en las grandes ligas de la poesía hispanoamericana y mundial con dos Premios Nobel” profundiza Salinas.

“Y les decía a los estudiantes que aprendí a leer en cuarto básico, que me costó, que era hijo de humildes trabajadores al igual que ustedes. Les repetía que todos podemos, mostraba unos carteles y les señalaba que las palabras están cargadas de energía y al tocarlas te conduce a un trance de mucho movimiento. Los niños que aprenden a leer van a ser adultos más aptos para resolver problemas más profundamente, más rápido, y al leer sueñas en colores”, continúa Salinas.

Un evangelizador de la literatura

“Soy un juglar, un predicador y quiero causar ese quiebre, esa fisura y ya no sirve publicar veinte libros al año y que nadie te lea, ya que entonces no hay ningún sentido para seguir siendo poeta. Hay que salir”, finaliza el escritor acerca del acto de declamar por sobre la concreción de la escritura.

Sobre libros que han sido importantes en su formación, Salinas menciona a “Oliver Twist”, de Charles Dickens. “Me puse a llorar. También lloré con ‘El jorobado de Notre- Dame’, de Víctor Hugo y cuando murió Alonso Quijano en ‘El Quijote’”.

Por último, agrega que el texto que recomendaría esencialmente a alguien que nunca ha leído poesía, es “’El Principito’. Es un buen comienzo. Mientras más creces le das otras interpretaciones al libro, con un final abierto”, concluye el artista.