Testimonio: “Quizá estaría en un asilo sin la Guay”

Elisa Josefina González, de 95 años, se mantiene activa gracias a la YMCA y su programa de ejercicios. “Para mí, la Guay es todo”, afirma emocionada.

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Por Cristián Carrión
Actualizado el 29 de marzo de 2025 - 3:15 pm

Elisa González sigue fiel a la YMCA. Foto: GENTILEZA

A los 95 años, Elisa Josefina González es un ejemplo de vitalidad. Vive en Santiago Centro y, cada día camina hasta la YMCA para participar en el Centro de Ejercicio Adaptado (CEA).

Desde 1985, es una participante constante en la institución, a la que considera su “segunda casa”.

“Si uno viene un día y al otro no, porque tiene sueño o frío, no sirve. La clave es la constancia”, cuenta Elisa. Ella vio partir a muchas de sus amigas, pero sigue adelante con determinación. “Del grupo original, quedamos dos. Mi compañera cumplirá 92 y yo ya tengo 95”.

Un cambio de vida

Para Elisa, la YMCA ha sido mucho más que un lugar de ejercicio. “Si no estuviera aquí, quizá estaría en una casa de reposo o enferma. No hacer nada es lo peor”, reflexiona. Su rutina incluye actividades físicas y recreativas, como paseos y clases en el CEA.

“Es un ejercicio personalizado, donde te dicen qué hacer según tus necesidades. Es diferente a un gimnasio grande”, asegura.

Su experiencia también es compartida con su familia. “Mi hijo también viene desde chico y hoy, con 70 años, sigue viniendo”. Elisa enfatiza que mantenerse activo es esencial: “Cuando uno jubila, no debe quedarse sentado. La inactividad trae diabetes, hipertensión y otros problemas. Lo mejor es moverse, tener amigas y disfrutar la vida”.

Una vida de esfuerzo y alegría

Antes de jubilarse, Elisa trabajó 20 años como receptora judicial. Luego se dedicó a criar a sus hijos sin abandonar sus intereses. “Siempre he estado activa, me gusta leer y tejer a palillo”, comenta. Además, comparte su tiempo con amigas en salidas y celebraciones. “Mi último cumpleaños lo festejaron en todas partes”, comenta.

Su mensaje es claro: “Nunca me he quedado sentada llorando. Siempre digo: mañana es otro día”. Para ella, la YMCA es sinónimo de salud, amistad y bienestar. “La Guay es todo para mí”, concluye con una sonrisa.