¿Quién está frenando el misterioso caso de los 500 mil dólares perdidos en Deportes Puerto Montt?
¿Quién y por qué le está poniendo trabas a la resolución definitiva del misterio que envuelve el caso Deportes Puerto Montt, con 500 mil dólares que se evaporaron durante el trayecto entre la tesorería de la ANFP y la cuenta corriente del club?
Porque existe un ex dirigente del fútbol dispuesto a declarar que la entidad de la X Región recibió efectivamente el medio millón de dólares repartidos por la ANFP el año 2012 y pagados en enero de 2013; porque existe un certificado emitido por la ANFP, al que tuvo acceso El Ágora, que respalda los dichos de ese personero y porque, finalmente, bastaría que Sergio Coronado, el abogado que patrocina la querella, solicitara a la Fiscalía que estudia la causa dos diligencias tan sencillas como clave: que se cite a declarar a ese dirigente hasta ahora anónimo y que se le pida al Banco Santander el nombre del personero de Puerto Montt que cobró el cheque por 500 mil dólares que misteriosamente luego desaparecieron.
El Banco Santander, según supimos, fue la entidad que utilizó la ANFP para el reparto de estos dineros.
Los entretelones de esta historia, tan turbia como varias otras que envuelven al fútbol chileno desde que se implantó en el país el sistema de Sociedades Anónimas Deportivas, la venimos denunciando hace ya tiempo, pero como la rocambolesca trama continúa sin dilucidarse, nos lleva una y otra vez a recordarla y a reflotarla.
Podrán acusarnos de majaderos, pero es preferible eso a soltar un caso que, por la tan cacareada transparencia del fútbol, merece aclararse en todos sus detalles.
En pleno 2012, año en que reinaba sin contrapeso alguno Sergio Jadue en la ANFP, el directorio decidió graciosamente repartir 16 millones de dólares entre los 32 clubes del fútbol profesional, es decir, tanto militantes de Primera como de Primera B. En números simples, 500 mil dólares para cada club, los que fueron recibidos entre aplausos y vítores por un Consejo de Presidentes tan inepto como dócil mientras el polémico presidente viviera todo el año disfrazado de Viejito Pascuero.
Dato al margen, pero asaz importante: los dineros iban a ser destinados al Fútbol Joven de cada institución. Una vulgar martingala que tenía como único fin disminuir el pago de tributos y meterle una vez más el dedo en la boca a Impuestos Internos, pagando menos que lo que hubiera correspondido pagar si los recursos se destinaban a otro ítem.
Nada raro, en todo caso: estos señores regentes de las SAD se han mostrado como todos unos expertos en chanchullos y, por lo demás, el Servicio de Impuestos Internos ha sido un eximio colaborador del fútbol, dejándose engañar impunemente en más de una oportunidad.
Todo lo contrario que sucede con nosotros, los ciudadanos de a pie de este país, obligados a declarar hasta el último peso ganado en la declaración de Impuesto a la Renta del mes de abril.
El problema fue que, mientras a todos los accionistas de las SAD se les llenaban los ojitos de lágrimas de pura emoción al ver ese medio milloncito que se iban a repartir, los dirigentes de Deportes Puerto Montt, en cambio, declaraban en todos los tonos que, por haber perdido justo ese año la categoría, descendiendo a Segunda División, no habían recibido ni un miserable dólar de Santa Claus Jadue.
“Los 500 mil dólares que nos correspondían a nosotros se los pasaron a Deportes Copiapó, que ascendió a Primera B”, declaraban cariacontecidos los dirigentes “salmoneros”.
Pero nada cuadraba. Deportes Puerto Montt jamás protestó por el burdo desconocimiento de un acuerdo aprobado por el Consejo de Presidentes, Deportes Copiapó se hizo olímpicamente el leso y el “reyecito” Jadue no estaba a esas alturas para rendirle cuentas a nadie.
¿Con qué ropa, además? Cuando estalló el escándalo, Jadue ya hacía maletas para una estratégica huida a Miami.
Como es lógico cuando desaparece tanto dinero, Puerto Montt fue un hervidero de chismes, pelambres, recriminaciones y acusaciones veladas. “Pueblo chico, infierno grande”, reza el dicho. Pero a la dirigencia “salmonera” nunca le entraron balas. Y los pocos ex personeros del club que amenazaron con llevar el caso a Tribunales, “para aclarar todo esto hasta las últimas consecuencias y caiga quien caiga”, como se dice siempre para la galería, fueron desistiendo uno a uno sin dar jamás una explicación coherente de por qué habían pasado violentamente desde una actitud viril y decidida a la más evidente de las cobardías.
Víctor Cañas, comunicador de la zona, tomó entonces el toro por las astas e interpuso en agosto de 2015 una denuncia en Tribunales. Y el tema se transformó en querella luego que el alcalde de Puerto Montt, Gervoy Paredes, se sumara a lo obrado por Cañas.
Al alcalde no le faltaban razones: los regentes portomontinos iban –y todavía van, según nos contaron- todos los meses a pasarle el platillo.
El caso pasó a la Fiscalía de Delitos de Alta Complejidad del sector oriente de la capital. Lo tiene en sus manos el fiscal Carlos Gajardo, el mismo que asumió, entre otros peliagudos, el Caso Penta, verdadera caja de Pandora que develó la vergonzosa connivencia de políticos de prácticamente todos los sectores con el poder económico.
Pero el asunto avanza, si es que avanza, a paso de tortuga. Se dice que Gajardo citó a declarar a Patricio Corominas, presidente de Deportes Puerto Montt a la fecha en que Jadue repartió los 500 mil dólares para cada club.
Sin embargo, el abogado patrocinante de la querella de Víctor Cañas y del alcalde Paredes, Sergio Coronado, sigue sin pedir aquellas diligencias enunciadas al comienzo de esta nota, y que resultarían claves para el esclarecimiento del caso, como es la citación de ese dirigente que jura tener toda la verdad y que, lo mejor de todo, está dispuesto a declarar en cuanto se lo pidan. De la misma forma, oficiar al Banco Santander para pedir la fotocopia del cheque girado por la ANFP a Deportes Puerto Montt para saber a nombre de quién iba y quién lo cobró.
Ese dirigente, hoy ya retirado de toda actividad, nos confidenció, pidiendo por ahora absoluta reserva de su nombre:
“Me consta que Deportes Puerto Montt recibió los 500 mil dólares. Tengo incluso un certificado emitido por la ANFP que así lo acredita. Es más: estoy dispuesto a concurrir a cualquier gestión judicial a la que se me cite para declarar todo lo que sé. Retirado del fútbol, sigo amando la actividad y quiero que se recupere la transparencia un poco extraviada los últimos años”.
Agrega: “Le digo más: vi el cheque que se le entregó a Deportes Puerto Montt. Y lo que más me llamó la atención fue que no estaba nominativo. Iba abierto y además sin cruzar. Lo firmaban Sergio Jadue y Nibaldo Jaque”.
Le preguntamos si se ha puesto en contacto con el abogado patrocinante de la querella, Sergio Coronado, y nos responde:
“Sí, en más de una oportunidad. Lo he llamado por teléfono yo, en circunstancias que lo lógico es que sea al revés”.
-¿Y cuál ha sido su respuesta?
“Que me va a devolver el llamado. Nunca lo ha hecho. A estas alturas yo ya no sé qué pensar. ¿Acaso están esperando que el caso prescriba? A veces lo pienso, porque en octubre se van a cumplir cinco años desde que la ANFP repartió ese dinero entre los clubes”.
La preocupación, según supimos, llegó hasta el alcalde Gervoy Paredes, quien este lunes 6, por la tarde, sostuvo una reunión con el abogado Coronado para pedirle que lleve a cabo esas diligencias que aún están pendientes.
El misterioso caso ha dado, por cierto, para todo tipo de especulaciones. Desde que algunos dirigentes portomontinos se pasaron de listos, repartiéndose el jugoso botín, a que los 500 mil dólares se destinaron a las campañas políticas de caciques de la zona. O ambas a la vez.
Después de todo, la ANFP entregó la plata a los clubes en enero de 2013, un año electoral, con elección de Presidente y de parlamentarios. Y nuestros políticos son tan pobres, ganan tan poco, que para afiches, letreros, gigantografías y “palomas”, en año electoral no les queda otra que poner la mano como poruña.
Fíjese usted que hasta el pobrecito de Sebastián Piñera fue quien más milloncitos recibió de parte de Corpesca para finalmente terciarse la banda, en marzo de 2010. En cualquier caso, todo limpio, todo legal y con la máxima transparencia, como todo lo que atañe a la vida del inversionista.
A estas alturas del partido, ¿podríamos extrañarnos de algo, cuando nuestra casta política, con algunas honorables excepciones, ha dado reiteradas pruebas de una frescura ilimitada y últimamente desembozada?