Paula Ruiz Pantoja: “Los grandes nombres de la música chilena han pasado por Sala Master”

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Por El Ágora
Actualizado el 19 de octubre de 2024 - 1:00 pm

La productora ha sido testigo durante años de diversos acontecimientos que marcan la historia elemental de uno de los lugares de música en vivo más importantes del país. El Ágora conversó con la profesional acerca de su carrera y también sobre el contexto de este espacio.

Por RODRIGO CABRILLANA / Fotos: GENTILEZA

Durante más de cuatro décadas, la radio Universidad de Chile apoya la cultura desde diversas perspectivas. Una de ellas es la consolidación de la Sala Master, que se ha proyectado como un escenario único, “repleto de memoria y calidad sonora”, como indica una reseña.

Construida en la década del ’70, Sala Master fue reabierta con la grabación del disco “Mamalluca”, de Los Jaivas, a finales de los ’90. Hoy está administrada por Paula Ruiz, quien antes de hacerse cargo, llegó a trabajar a la radio como locutora y programadora musical.

-Paula, cuéntanos un poco de ti y de tu trabajo en radio Universidad de Chile y Sala Master…

-Llevo trabajando aquí en la radio aproximadamente 24 años, entré muy pequeña. Soy de profesión locutora y productora. De hecho, entré como locutora. Venía a grabar una o dos veces a la semana publicidad y luego empecé a hacer carrera acá, haciendo producción de programas. Después conduje un noticiero y luego estuve a cargo de la Sala Master (hace unos 20 años). Estuve, porque después me fui a la producción general de la radio y me era incompatible hacer las dos cosas. Ahí dejé la Sala Master y pasaron diferentes personas que estuvieron a cargo.

Cada cual haciendo lo mejor que podía, con las posibilidades que teníamos, en el fondo. Hay que entender que somos una radio universitaria y pública; por tanto, también los recursos a veces no son los mayores. Pero la verdad es que la Sala Master tiene una historia y una vida propia, que va más allá de las personas que la van dirigiendo.

-La Sala Master tiene más de 40 años…

-Sí, y fue construida para que la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Chile tuviera un espacio donde poder ensayar y, particularmente, grabar. Entonces, hay que entender que este lugar, más allá de ser una sala de conciertos, es un estudio de grabación. Se construyó con una materialidad que en aquella época era de primer nivel. Para que las grabaciones, el audio y el sonido de la sala fueran perfectos. En esta sala se han grabado discos súper emblemáticos de la música chilena. “Mamalluca”, de Los Jaivas; “Esencial”, de Inti-Illimani; “Sesión Primitiva”, de Lucybell.

Y así, producciones de un montón de artistas, como Manuel García, Nano Stern, Valentín Trujillo, Cristián Cuturrufo, el grupo Matahari, etcétera. Te podría dar una lista enorme de discos súper relevantes para la música chilena que fueron grabados en Sala Master con público en vivo. Que también es una de las gracias que tiene este espacio. Que en el fondo te permite poder grabar en muy alta calidad en término de sonido, pero con público.

-¿En Sala Master ensayó Cat Stevens para su show en el Festival de Viña del Mar 2015?

-Te lo voy a contar desde mi experiencia. Dentro de mis labores, aparte de estar a cargo de la Sala, está ser la programadora musical de la radio. En aquella época justo tenía una oficina al lado de Sala Master. Siempre escuchaba a las bandas ensayar, hacer sus pruebas de sonido, en fin. Y una tarde de febrero estaba trabajando y empiezo a escuchar un ensayo. Me llamó mucho la atención y dije: “Oh, qué buena banda tributo a Cat Stevens. Se pasó lo secos que son”. O sea, dije: “Qué increíble que haya alguien que pueda cantar tan de la misma manera”. Sonaba muy bien, a pesar de que lo escuchaba a la distancia.

Cat Stevens durante su show en el Festival de Viña 2015.

Y me llamó tanto la atención, que entré a la sala. En algún momento estaba todo medio restringido, pero llego y entro, y mis ojos no podían creer lo que veía. Estaba tan como escéptica, que luego me fui a la recepción de la radio y pregunté: “¿Alguien me puede explicar quién está tocando en la Sala?” Y ahí me dijeron: “Está tocando Cat Stevens”.

-¿Cómo reaccionaste?

-Con incredulidad. Él arrendó la Sala durante una semana completa en ese mes de febrero, antes de su show en Viña. A puertas cerradas, con todo su equipo de músicos y técnicos. Lo único que pidió fue reserva total, porque querían estar tranquilos. No quería que la prensa se apostara fuera de la radio.

Un tipo muy sencillo que con su equipo se instalaban acá en el patio de la Sala, donde está el estacionamiento de autos. Con unas mesas así, bien precario todo. Pero a comer todos juntos, y hacer sus pausas. Un tipo muy afable.

-¿Tuviste ocasión de hablar con él?

Me metí varios de esos días a mirar, y sabía perfecto el setlist que iba a tocar en Viña. Pero, así como acercarme a hablar con Cat Stevens, no. En la radio estamos acostumbrados a tener acá a músicos importantes, chilenos o extranjeros, y entendemos el trabajo que hacen y también la reserva o la discreción que hay que tener en ese sentido. Y somos todos bastante respetuosos de lo que hacen en la Sala en términos musicales. No interrumpimos mucho y más bien nos dedicamos a observar y a disfrutar a veces el privilegio que tenemos de ver ensayos como esos.

-¿Tuviste oportunidad de observar también la grabación de algunos discos en la Sala?

-El de Los Jaivas, no, porque fue mucho antes de que yo llegara. Todos los otros discos que te he contado, sí. Me acuerdo cuando se grabó “Sesión Primitiva”. Había gente desde las 9 de la mañana haciendo fila afuera de la radio para entrar. Porque, además, fue gratuito, no se cobró entrada. Entonces, era como un pool de fanáticos más acérrimos de Lucybell. Y se les avisó para que fueran exclusivamente parte de esta grabación audiovisual, material que luego quedó registrado en un documental de ese disco.

Este espacio les permite a los fanáticos poder ver a su artista en un formato distinto. En general, los músicos siempre preparan shows especiales para Sala Master. Porque el espacio permite que así se haga. Tú tienes al músico a dos o tres metros de distancia, lo que ningún escenario te lo permite. Y generalmente preparan shows acústicos, que tampoco lo pueden hacer en cualquier parte. Es bacán en ese sentido, que exista un espacio que te permita tener a tu artista al lado.

-Me imagino que los músicos también lo agradecen…

-¡Un montón! Claudio Valenzuela (vocalista de Lucybell), con quien hablaba en el camarín ese día, me lo decía. Son artistas que están a otro nivel, que se presentan en grandes escenarios, conciertos con mucha gente, pero el público siempre está lejos. Hay muy pocas posibilidades de acercarse, poder mirarlos a los ojos y ver qué provoca en el rostro de la gente sus letras y sus canciones. Y eso, en Sala Master, los músicos lo valoran mucho en ese espacio, más allá de la calidad de su sonido.

-¿Cómo fue la experiencia con Valentín Trujillo?

-Ese es otro ejemplo interesante. Él llegó de invitado al concierto de otro artista. Se vino más temprano, y yo me acerqué a saludarlo, darle la bienvenida. Le dije: “Tío Valentín, bienvenido a Sala Master de nuevo”. Me dice: “¿Cómo de nuevo?”. Le respondí: “¿Usted no se acuerda que grabó aquí hace muchos años un disco maravilloso que se llama ‘Jazz de Salón’ y que lo grabó a puertas cerradas con Cristián Cuturrufo?”. Y me queda mirando con los ojos llenos de lágrimas y me dice: “Gracias por traer a mi memoria este recuerdo hermoso, que yo había olvidado”. Yo me emocioné un montón. Imagínate que el tío Valentín ha vivido cinco vidas y no recordaba que había grabado en esta Sala, en el mismo piano que tocó hace unas semanas.

Y bueno, Inti-Illimani (Histórico) que grabó “Esencial” acá, y que ellos vienen habitualmente a la Sala. Les encanta este espacio. Nano Stern también. Grabó junto a Simón González un disco (“Ya es Tiempo”) homenaje a Congreso. Matahari igualmente tiene un disco maravilloso que se llama “Matahari (Acústico)”.

La Banda del Capitán Corneta prepara un concierto en la Sala Master hace algunos meses.

-Tienes una anécdota también con Juana Fe…

-Ellos vinieron a tocarnos la puerta cuando yo estaba a cargo de la Sala. Querían grabar, pero tenían poca plata y querían ver qué posibilidad existía de que les hiciéramos un descuento. Encontraban que este lugar era el mejor para grabar lo que fue su primer disco. Después tuvieron la posibilidad de participar en un concurso que hacía la SCD con el sello Azul, y se ganaron ese concurso. Así pudieron distribuir y promover ese disco que grabaron acá. Fue un exitazo y el puntapié inicial para lo que es desde entonces la carrera de Juana Fe. Y así, un montón de artistas más…

-¿Los Bunkers o Los Tres tocaron en Sala Master? 

-Los Bunkers tocaron hace muchos años. De hecho, el otro día Ignacio Franzani, que en esa época trabajaba acá, me envió un registro fotográfico de él con Los Bunkers. Ellos vinieron a tocar cuando estaban recién empezando también. Se habían venido a Santiago hacía poco y estaban comenzado su carrera. Los Tres han estado varias veces en Sala Master. Pancho Molina, por ejemplo, grabó un disco acá con una banda que él tuvo después de Los Tres y que se llamó Los Titulares. Los Tres le tienen un cariño especial a la Sala y estamos negociando con ellos, porque queremos tenerlos de regreso el año que viene. Yo te diría que los grandes nombres de la música chilena han pasado por Sala Master.

-¿Metas para el próximo año en Sala Master?

-Para 2025 mi meta es traer artistas que aún no han pasado por Sala Master. Y me encantaría tener en un formato como acústico a Américo, y me gustaría tener mucho también a Myriam Hernández. Y ahora en noviembre regresa Javiera Mena, que también comenzó su carrera musical en Sala Master. Ella venía primeramente a este lugar a telonear a otros músicos. Y ahora, que está en otro nivel, la veremos nuevamente en escena.

La sala tiene un aforo de 180 personas, lo que permite a todos los músicos hacer un concierto en formatos más íntimos. A veces cobrando una entrada más cara. Porque el público está súper cerca y también se pueden hacer conciertos como a la carta, donde el artista puede interactuar con sus seguidores. El público que viene para acá es como un viaje sin retorno, porque después le cuesta mucho ir a ver a sus artistas a otro lado.

-La Sala Master se construyó para orquestas, ¿se les siguió dando un espacio?

-No tan asiduamente, pero sí hemos tenido hitos importantes. Por ejemplo, en 2023 se grabó acá el himno que se utilizó para los Juegos Panamericanos. Y ahí tuvimos una orquesta que estaba conformada por unos 20 músicos de las distintas ramas castrenses. Se encerraron durante un par de días aquí para grabar esta versión nueva y especial que se usó en el Estadio Nacional. Estuvo a cargo además de Sebastián Errázuriz, tremendo director de música clásica. Y todo eso se grabó acá en términos un poco más orquestales y clásicos.

Pero, en el caso de la música clásica, aquí no es tanto, porque la Universidad de Chile tiene un teatro increíble en Plaza Baquedano. Así que utilizan más ese lugar para esos conciertos. Pero sí hemos tenido agrupaciones que hacen un poco de esta mezcla. Con música popular, pero que tienen algo también de clásico, con cuerdas y vientos. Agrupaciones más grandes. Pero lo habitual en Sala Master es música folclórica, jazz, pop, indie, experimental, electrónica… Es bien diverso lo que pasa por acá.