Paredes: el goleador que se fue en medio de un inmerecido silencio

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Por Eduardo Bruna
Actualizado el 31 de mayo de 2022 - 12:41 am

Luego de casi 22 años de peregrinar por canchas de Chile y México, el mayor ídolo albo de los últimos tiempos decidió dar el paso al costado la noche en que su cuadro –Coquimbo Unido- cayó frente a Curicó, en La Granja. Por todo lo que entregó y significó, Colo Colo mantiene vigente la deuda de darle al artillero la despedida masiva que en el Monumental se merece.

Por EDUARDO BRUNA

No merecía retirarse así. Esteban Paredes, que debió dar la vuelta larga para llegar al club donde siempre soñó jugar -Colo Colo-, le dijo adiós definitivamente al fútbol en la derrota de su último equipo  –Coquimbo Unido- frente a Provincial Curicó Unido, y sin siquiera vestir los cortos, como él hubiese seguramente querido. Los años, y una rebelde pubalgia, le aconsejaron poner fin a una carrera que se prolongó por casi 22 años luego de que, el 18 de marzo de 2001, anotara su primer gol como profesional en la derrota de 3-4 de Santiago Morning frente a Universidad de Chile, en el estadio Santa Laura.

Esteban Paredes comenzó su carrera celebrando goles para Santiago Morning.

Promovido al plantel de honor del elenco microbusero en 2000, por el técnico Sergio Nichiporuk, Paredes sin embargo no logró continuidad. En 2002, partiendo a Deportes Puerto Montt, comenzó un peregrinaje que lo hizo ir de club en club, volviendo una y otra vez a la entidad “microbusera”. Y es que, tras regresar a Santiago Morning, volvió a hacer maletas para partir a la Universidad de Concepción, al Pachuca Juniors mexicano, a Cobreloa y de regreso a Santiago Morning. Así hasta que, el año 2009, le llegó la oferta por la que siempre había estado esperando: Colo Colo.

El goleador buscó minutos en Puerto Montt.

Miguel Nasur, presidente de Santiago Morning, contó que “junto con la oferta que tuvimos de Colo Colo, nos llegó otra de los Emiratos Arabes, por cierto mucho más ventajosa para nosotros y para el jugador. Sin embargo, recuerdo que cité a Paredes a mi oficina, le conté de esas ofertas y le dije que, para mí, futbolísticamente hablando, la del Cacique era mejor para él. En los Emiratos, por más bien que le fuera, jamás iba a tener la repercusión que tendría en Colo Colo. Y Esteban, que toda la vida había sido colocolino, desde su nacimiento en Cerro Navia, ni siquiera quiso escuchar los restantes argumentos que tenía para él. Eligió Colo Colo a ojos cerrados, por más que en el fútbol del medio oriente iba a ganar el doble de lo que ganaría acá”.

Sin el “Chupete” Suazo, ahora en el Monterrey mexicano, y cercana la partida de Lucas Barrios al Borussia Dortmund alemán, Paredes se transformó en el goleador que los hinchas albos esperaban. Con Ezequiel Miralles como dupla ofensiva, y el apoyo vital de un mediocampo donde brillaban Macnelly Torres, Charles Aránguiz y Rodrigo Millar, Paredes entró por la puerta grande del cariño popular, anotando dos goles clave la tarde que, en el partido de vuelta por la final, Colo Colo superara por 4-2 a Universidad Católica en el Santa Laura, tras el empate 2-2 que se había producido días antes en el Monumental.

Esteban Efraín fue clave en el título de Colo Colo 2009.

Como otros cracks o técnicos que sólo en el Cacique supieron lo que era dar una vuelta olímpica (Jorge “Koke” Contreras entre los primeros, Arturo Salah entre los entrenadores), Esteban Paredes, aquella tarde en el barrio Chacabuco, sacó para siempre chapa de ídolo albo. Cuando el partido estaba igualado 1-1, inventó una jugada desde mitad de cancha para comenzar desde allí a eludir jugadores cruzados. Y cuando el marcador quedó 2-2, tras el empate parcial anotado por el “Pájaro” Gutiérrez, Paredes prácticamente a la jugada siguiente volvió a poner las cosas en orden, con un cabezazo tras un córner que derrumbó definitivamente a Universidad Católica. El postrero gol del “Torito” Bogado, para el definitivo 4-2, sólo fue la guinda de la torta para la parcialidad popular.

No fue ese, por cierto,  el único título conquistado por Esteban Paredes vistiendo la alba, aunque primero tuvo un paso por el fútbol mexicano, defendiendo al Atlante y al Querétaro, para volver a celebrar a su regreso. Y es que, durante su ausencia, Colo Colo no había vuelto a festejar una corona.

El fútbol mexicano también disfrutó los goles de Esteban.

Regresado a Macul en 2014, con Héctor Tapia en la banca popular, Esteban Paredes no vistió la “7” tradicional. Ocupó la 30, todo un simbolismo de lo que para ese campeonato eran sus metas y las del club. Y, efectivamente, vistiendo esa camiseta Paredes alcanzó con Colo Colo el título de Clausura de ese año 2014. La estrella número 30 de su historia.

En 2014 regresó a Colo Colo para bajar la estrella número 30.

Sumaría dos títulos nacionales más: el Apertura de 2015 y el denominado de “Transición” 2017. A esos logros hay que agregar, además, dos Copa Chile (2016, 2019) y dos Supercopas (2017 y 2018).

Nada de eso habría sido suficiente, sin embargo, si Esteban Paredes no hubiera sido, además, verdugo acostumbrado del archirrival en los Superclásicos. Con 16 goles, igualó la marca del “Tanque” Campos, que defendiendo la camiseta azul respondió siempre frente al Cacique. No es todo: para los hinchas albos un sabor especial tiene el que, en la mayoría de los casos, la “víctima” preferida de Paredes fue casi siempre Johnny Herrera, curiosamente el mismo arquero frente al cual Paredes anotó su primer gol como profesional.

Paredes celebró 16 veces ante la U.

¿Algo más? Por cierto. Internacionalmente, Paredes es el máximo goleador de Colo Colo en Copa Libertadores, con 22 conquistas en 33 encuentros disputados, superando a “Chamaco” y a Ivo Basay, que sumaban 20 y eran los goleadores records, hasta la arremetida del “Tanque”, como lo bautizó Pablo Guede, el último entrenador que llevó al Cacique a la conquista de un título nacional, en el ya lejano 2017.

Maduro ya, Paredes se dio el gusto de integrar la nómina nacional en dos mundiales: Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, aunque fue en el primero de ellos, con ya 30 años, donde más jugó.

Esteban fue clave en el triunfo de Chile ante Suiza, en Sudáfrica 2010.

El mérito de Paredes, y que lo distingue de la mayoría de los goleadores, fue la factura técnica de muchos de los goles que anotó. Si el goleador es, habitualmente, un oportunista, un vivo o un rebotero, Paredes en muchas oportunidades le sumaba a la conquista ese toque de distinción que hacía la diferencia entre el simple artillero y el crack con todas las letras.

Fueron muchos los arqueros que pagaron tributo a su olfato goleador y a la justeza de su zurda rematando a la carrera. No pocos los que se vieron sorprendidos por un remate que, por la distancia, nunca esperaron. Tampoco fueron escasos aquellos que, yendo confiadamente a cortar un centro, se vieron anticipados por la cabeza de Paredes. Pero están también aquellos que nada pudieron hacer frente a una definición que se creía imposible. Entre ellas, hay una que es icónica: frente a la U, en el Nacional, cuando picando Paredes por la banda derecha, ante un gran pase del “Mago” Valdivia, enganchó, hizo pasar de largo al brasileño Vaz tocando bocina y desde allí se la puso por arriba a Johnny Herrera para que entrara en el rincón más alejado que formaban vertical y horizontal.

Para que no se dijera que ese gol había sido producto de la casualidad, Paredes le repetiría tiempo después en el Monumental, frente a Wanderers. Y fue casi calcado.

En Colo Colo, es cierto, Paredes no terminó de la mejor manera. Agobiado por los años, disminuido por las lesiones, integró ese plantel albo que, hasta la última jornada de ese torneo 2020, estuvo luchando denodadamente por la permanencia en Primera. Sin explosión, sin chispa, Paredes ya era presa fácil para cualquier defensor, por rústico y limitado que fuera.

Era el momento de decir adiós, guardar los cortos y colgar los botines. Más cuando Gustavo Quinteros, realizando la imprescindible poda, incluyó el  nombre del “Tanque” entre los que debían marcharse de Pedreros. Sólo que Esteban Paredes, con todo derecho, decidió continuar en otro club su tan azarosa como brillante carrera y hasta le dio para colaborar en el regreso de Coquimbo Unido a la Primera División.

Paredes convirtió sus últimos goles con la camiseta de Coquimbo.

Así hasta esa tarde noche del viernes pasado, cuando previo al partido de su equipo frente a Curicó, Esteban Paredes pronunció ese “no más” que se estaba debiendo.  A él, a su familia, y a todos aquellos que lo admiraron como jugador.

Con una camiseta distinta a la de sus mayores éxitos, pero conservando intacta su condición de ídolo amado y venerado por los hinchas del Cacique, un goleador se fue en medio de un silencio que claramente no se merecía.

Más allá del reconocimiento que se le hizo en el Monumental, por la fecha 14 del campeonato, creemos que Colo Colo sigue en deuda con “Esteban el de los goles”. La ovación de 10 mil personas, que fue el aforo  máximo permitido para ese partido entre albos y “piratas”, claramente es insuficiente. 

Paredes lo menos que se merece, por todo lo que entregó, es una despedida alba a estadio lleno. De aquí a fin de año no puede faltar la oportunidad para que Colo Colo le rinda el homenaje que se merece el último ídolo que pasó por sus filas.

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