El testamento del Papa Francisco: no ser sepultado en la Basílica de San Pedro
El sumo pontífice dejó estipulado en su testamento que sus restos descansen en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, con lo que rompe una tradición de más de un siglo. Lea el testamento completo…

Tras su fallecimiento, la noche de este lunes se conocieron detalles del testamento que dejó el Papa Francisco. Incluye una decisión histórica respecto de dónde descansarán sus restos.
En un documento divulgado por la Oficina de Prensa del Vaticano, Jorge Bergoglio pidió expresamente no ser enterrado en la Basílica de San Pedro. Difiere, así, de la costumbre para los pontífices desde el siglo 19.
El Papa solicitó que su tumba esté ubicada en la nave lateral de la Basílica Papal de Santa María la Mayor, que era su favorita.
En el texto explicó su deseo de concluir su vida terrenal en ese santuario mariano. Allí acudía a rezar antes y después de cada viaje apostólico. Además, pidió que su sepultura fuese en tierra, sin ornamentación especial y con una sola inscripción: “Franciscus”.
Ésta será la primera vez en casi 150 años que un pontífice no descanse en San Pedro. El último fue Pío IX, cuyos restos fueron trasladados en 1881 a la basílica de San Lorenzo Extramuros.
El Vaticano confirmó que Francisco tendrá su despedida oficial en la Basílica de San Pedro, como dicta el protocolo. Sin embargo, tal como pidió, sus restos serán luego trasladados a Santa María la Mayor.
Esto dice textualmente el testamento:
“En el nombre de la Santísima Trinidad. Amén.
Sintiendo que se acerca el fin de mi vida terrena y con viva esperanza en la Vida Eterna, deseo expresar mi voluntad en mi testamento únicamente en lo referente al lugar de mi sepultura.
Siempre he confiado mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima. Por eso, pido que mis restos mortales descansen en espera del día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor.
Deseo que mi último viaje terrenal concluya precisamente en este antiguo santuario mariano donde fui a orar al inicio y al final de cada Viaje Apostólico para confiar con confianza mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle su cuidado dócil y maternal.
Solicito que mi sepulcro sea preparado en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal, como se indica en el documento adjunto.
El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus.
Los gastos para la preparación de mi entierro serán cubiertos por la suma del benefactor que he dispuesto trasladar a la Basílica Papal de Santa María la Mayor. Y de la que he dado instrucciones oportunas a monseñor Rolandas Makrickas, Comisionado Extraordinario del Capítulo Liberiano.
Que el Señor les dé la recompensa merecida a quienes me amaron y seguirán orando por mí. El sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida fue ofrecido al Señor por la paz en el mundo y la fraternidad entre los pueblos”.