Opinión – Cuatro cuerdas delgadas para un trompo grande

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Por Julio Salviat
Actualizado el 9 de julio de 2018 - 12:51 pm

Las semifinales de Rusia 2018 serán protagonizadas por dos selecciones que aparecían en escalones secundarios del favoritismo y otras dos que no figuraban ni en las cómicas. Pero todos tienen sus méritos, empezando por sus arqueros.

El choclo se fue desgranando de a poco, pero el Mundial de Rusia 2018 se quedó sin sus mejores granos harto antes de lo que se esperaba. Al iniciarse los octavos, ya no estaba Alemania, favorito para repetirse el título. Cuando terminó esa etapa ya no era el único grande descartado: ya habían partido Portugal, Argentina y España. Y al finalizar los cuartos de final, estaban borrados Uruguay y Brasil.

De los que quedaron, Francia y Bélgica aparecían como probables. Pero pocos arriesgaban apuestas a favor de Inglaterra y Croacia. Y para mala suerte del mundo, en semifinales se matarán entre sí los que hasta ahora parecen los mejores. Sólo uno de ellos estará en la final, donde enfrentará a uno de los dos tapados del torneo. Los sobrevivientes, en síntesis, son cuerdas flacas para un trompo tan grande.

Hasta ahora el aspecto más relevante, junto con la eliminación de tanto favorito y muy relacionado con este mismo, es el mediocre papel cumplido por los llamados a darle brillo al campeonato. Del trío más famoso del mundo futbolístico, el único que se salvó del desastre personal -y muy apenas-fue Cristiano Ronaldo.

El portugués cumplió un partido brillante enfrentando a España y salvó su honra anotando el único gol en el partido con Marruecos; pero frente a Irán fue un fantasma. A Lionel Messi y Neymar Junior les fue pésimo. El argentino será recordado por su evidente desgano cuando interpretaban los himnos, por la frustración constante durante el juego y por el penal que perdió frente a Islandia. Hizo un gol ante Nigeria -gran gol-, y hasta ahí le llegó el vuelito. El brasileño será recordado por sus volteretas y sus aullidos de dolor, más que por sus desbordes y disparos. Insinuando permanentemente su indudable calidad, concretó muy poco y no pudo evitar la debacle del Scratch.

El otro factor que tiene encumbrados a los semifinalistas es la calidad de sus arqueros. Los cuatro están peleando el título de mejor del mundo. Y de ellos dependerá, en buena proporción, la suerte final de sus equipos. El belga Thibaut Courtois fue decisivo para eliminar a Brasil. Sin Jordan Pickford, Inglaterra no la habría tenido tan fácil frente a Suecia. El croata Danijel Subacic ha sido un monstruo en las definiciones por penales contra Dinamarca y Rusia. El francés Hugo Lloris le ha dado todas garantías que los galos requieren y protagonizó la mejor atajada del torneo en el partido con Uruguay.

Partiendo por ahí, las chances se acrecientan para Inglaterra y Croacia, que aparecen como más débiles que Francia y Bélgica.

Globalmente, como equipo, los dirigidos de Didier Deschamps son los más compactos. No han presentado grietas defensivas (ni siquiera cuando lamentaron tres goles argentinos); en esa zona destaca Raphaël Varane, figura en el Real Madrid; su trajinador mediocampo no se desordena, y tiene un formidable generador de juego, Antoine Griezmann; adelante cuenta con un habilidoso velocista, Kylian Mbappé, capaz de desarmar cualquier defensa, como hizo con los argentinos.

A Bélgica se le concedía alguna opción fundamentalmente por la calidad de algunos jugadores. Pero no sólo ha respondido a esa expectativa: se ha mostrado como un equipo muy bien armado, sólido y espectacular a ratos. No por nada lleva 26 partidos sin perder desde que se inició su preparación para la las Clasificatorias. Está entre los equipos con mejor promedio de estatura y eso lo convierte en una amenaza constante en las jugadas con balón detenido. Aparte de su arquero, ahí lucen el todocampista Eden Hazard, candidato a ser considerado el mejor jugador el torneo; el trajinador y habilidoso Kevin De Bruyne, y el inaguantable, por su fortaleza física, Rumelu Lukako.

Croacia fue creciendo en el camino y alcanzó la cúspide de su rendimiento frente a Argentina. El 3-0 en Novogorod fue una clase magistral de fútbol asociado y directo. Su gran mérito ha sido la capacidad para cambiar su estrategia de acuerdo al rumbo que tome el partido. Esa capacidad para manejar los tiempos y los ritmos nace del talento de Luka Modric, un volante de gran depliegue, notable abridor de espacios y gran rematador. Muy buen nivel ha alcanzado también su defensor central Domagoj Vida, el volante Ivan Rakitic y su delantero Mario Mandzukic.

Después de años de oscurantismo, Inglaterra aparece de nuevo entre los brillantes. Sin tanto juego aéreo, aunque sigue siendo arma importante, los inventores del fútbol destacan por el aprovechamiento de las jugadas con pelota parada y la rapidez con que contraatacan. Defensa eficiente, mediocampo activo, delanteros rápidos. Ninguno de sus jugadores de campo postula a mejor del campeonato, pero el nivel de mayoría es muy bueno. Y cuenta con el joven pero experimentado Harry Kane, un verdadero depredador en el área.

Si el fútbol respondiera a cierta lógica, como no ha sucedido en este campeonato, el asunto parece encaminado para una final de Francia con Inglaterra. Pero entregar pronósticos, con todo lo que ha sucedido, es demasiado riesgo.