Miguel Ferrada: “Juan Marino me hizo entender al escritor como un trabajador” (Parte 2 y final)

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Por El Ágora
Actualizado el 18 de agosto de 2024 - 3:00 pm

Junto a nombres como Fran Solar, Jesús Diamantino y Thomas Harris, Ferrada se ha consolidado como uno de los nombres esenciales de la prosa de terror y suspenso en nuestro país. “Sangre de Trauco”, su producción más reciente, vuelve a traer el misterio de La Recta Provincia, una supuesta sociedad de brujos que existió en los confines del mundo durante fines del siglo XIX.

Por RODRIGO CABRILLANA / Fotos: INSTAGRAM y FACEBOOK

Para muchos, Miguel Ferrada es la reencarnación de Juan Marino, el padre del siniestro Doctor Mortis. Su novela “Sangre de Trauco” acaba de agotar también su primera edición. El Ágora conversó con uno de los autores del horror más prolíficos de Chile.

-¿En qué consiste el texto “Tras la huella de Frankenstein”?

Es una historia cuyo germen ocurre cuando leo por primera vez “Frankenstein”, de Mary Shelley. Como la novela difiere substancialmente de las adaptaciones cinematográficas que yo había visto hasta ese entonces, con una historia que cambia de locación constantemente, pasar cada página era una sorpresa constante.

Lo mejor fue cuando llegué a la primera conversación que tienen el doctor y el monstruo. Hay un momento en que la criatura le pide a su creador que le fabrique una compañera y que, si lo hace, se irá a vivir con ella al sur de América y lo dejará en paz. Y entonces me quedó dando vueltas la idea de que la criatura de Frankenstein quería vivir en la Patagonia, alejado del mundo.

El texto nace de una invitación a escribir algo sobre Frankenstein a propósito de los 200 años de la novela. Y responde a esa pregunta que me hice cuando leí esas páginas. ¿Y si el monstruo logró su objetivo de vivir en Chile? ¿Cómo sería su vida? ¿Qué pasaría si alguien lo descubre?

-¿Cómo ha sido el proceso con tu novela “Sangre de Trauco”? ¿En qué se encuentra actualmente?

“Sangre de Trauco” es, sin duda, mi trabajo más ambicioso y demandante hasta el momento. El proceso de escritura fue exhaustivo. Como se trataba de mi primer acercamiento profesional a la prosa, me puse un sistema de trabajo bien exigente. Desde escribir todos los días hasta documentarme en cada detalle de la vida en el Chiloé del siglo XIX, pasando por intentar desentrañar, a partir de los documentos sobre el juicio a los brujos de Chiloé, los intersticios y secretos de la sociedad secreta conocida como la Recta Provincia.

Junto a “Mortis. Eterno retorno” son obras en las que el nivel de inmersión en el trabajo es tal, que he salido transformado luego de terminarlas. En ese sentido, el proceso de escritura es a la vez un proceso de transformación personal. Es crear todo un mundo ficticio que debo explorar y en cuyos intersticios encuentro zonas escondidas de mi propia psique.

Algunos meses después de finalizar su escritura vino el Estallido Social, por lo que las conversaciones que tenía con algunas editoriales se estancaron. Pero cuando llegó la pandemia, la posibilidad de publicarla era nula. Trabajé en pulirla un poco más y la publiqué al finalizar el confinamiento. Pese al escenario adverso, sin lanzamiento y sin prensa, comenzó a ser recomendada entre los lectores. Y muchos de ellos ni siquiera conocían mi trabajo en cómic. Al cabo de poco más de un año, agotó su primera edición.

En estos momentos tengo un nuevo manuscrito corregido, que mejora varios aspectos de la prosa que no me convencían de la primera versión, y agrega material anexo que me pidieron los lectores, como un glosario, línea de tiempo, mapas, etcétera.

Estoy esperando que se alineen los astros para que se concrete una segunda edición revisada y con notas.

-¿Cómo ha influido tu trabajo como guionista al momento de escribir literatura?

En todo. A decir verdad, no pienso en mi trabajo en términos de la escritura como un fin, sino que como un medio. Mi principal motivación es el relato, el contar historias. En ese sentido, me considero un narrador o un “ficcionista”, alguien a quien le interesa estructurar una historia de manera tal que lleve al receptor a un estado de inmersión.

Los medios para ello, la literatura, la narración gráfica o el audiovisual, son las herramientas del oficio y procuro aprender a usarlas con esmero. Pero mi principal interés está en la estructura dramática, en la arquitectura que subyace debajo del rostro externo de una historia.

-¿Qué planes tienes para lo que resta de 2024 y lo venidero en 2025?

En estos momentos me encuentro en medio de un trabajo por encargo bastante entretenido, pero del que no puedo hablar mucho. Espero dedicar el último tercio del año a terminar un libro de cuentos que me ha tomado mucho más tiempo del que tenía previsto, y dedicar el 2025 a una de las tantas carpetas y libretas que almaceno para escribir una nueva historia de largo aliento.

Aún no sé cuál de todas se llevará mi atención ni si será en prosa o en cómic. Siento que con “Sangre de Trauco” cerré un período creativo que se abrió con “Mortis. Eterno retorno”. Son dos libros que dialogan entre sí.

Desde entonces me he dedicado a materiales menos alquímicos, por ponerle un nombre, y me he dedicado más a disfrutar de la narración en su sentido clásico. Si lo que se viene más adelante es más de eso o un nuevo desafío transformador, es algo que no tengo claro en este momento.