Miguel Ferrada: “Juan Marino me hizo entender al escritor como un trabajador” (Parte 1)

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Por El Ágora
Actualizado el 17 de agosto de 2024 - 10:27 pm

Guionista de narrativa gráfica y escritor, ha sido catalogado por los entendidos como el continuador del legado del legendario creador del Doctor Mortis. Y su trabajo en los ámbitos del thriller y el terror le han valido nominaciones a diversos premios.

Por RODRIGO CABRILLANA / Fotos: INSTAGRAM

Para muchos, Miguel Ferrada es la reencarnación de Juan Marino, el padre del siniestro Doctor Mortis. En 2012 fue ganador de la medalla Colibrí de la Fundación Ibby a Mejor Autor Juvenil, por la antología “In Absentia Mortis”.

Luego, publicó los textos “Tras la huella de Frankenstein” y “Mortis Eterno Retorno, edición de lujo”, generando un gran interés en los lectores del género de terror. Su novela “Sangre de Trauco” acaba de agotar también su primera edición. El Ágora conversó con uno de los autores del horror más prolíficos de Chile.

-¿Cuáles son tus principales referentes en la literatura? ¿Cómo te inicias en la escritura?

Creo que me inicié en la escritura de muy niño. Cuando estaba en la educación básica me la pasaba escribiendo pequeñas historias y haciendo cómics. Nunca dejé de inventar historias, pero curiosamente mis principales referentes vienen de lugares distintos a la literatura. Si bien Horacio Quiroga, Edgar Allan Poe, Arthur Machen y H. P. Lovecraft son unos referentes ineludibles en mis primeros años como lector/escritor de terror, fueron los cómics los que provocaron una huella más profunda.

Con Mampato y el Doctor Mortis me obsesioné con la posibilidad de ser yo también un creador de historias, supongo que por tratarse de autores chilenos. No lo tengo claro, pero puede ser que al ser coetáneos fueran un impulso a nivel subconsciente para intentarlo yo. Luego, encontré en las obras de guionistas británicos, como Alan Moore, Neil Gaiman, Peter Milligan y Grant Morrison, el mismo tono, esa mezcla de ficción, pop y esoterismo, que había estado ensayando en mis propios trabajos de adolescente.

-¿Por qué escribir sobre terror? ¿Qué te inspiró para adentrarte en este género?

No es una decisión tan consciente. Escribo terror porque es lo que me sale de buenas a primeras. Supongo que, porque es el género -junto a la ciencia ficción- que me ha gustado desde niño. A decir verdad, mi proceso no parte nunca desde la decisión de escribir terror. Normalmente parto de una idea que poco a poco va tomando forma en mi mente, hasta que se transforma en algo que puedo trasladar a un relato.

Ferrada en Chiloé: toda una experiencia.

Y curiosamente, lo que ha ocurrido la mayoría de las veces es que terminan siendo trabajos que se pueden clasificar dentro del género. Culpo a las leyendas urbanas y rurales con las que crecí, y a las películas de la Hammer que vi de niño. Moldearon mi cerebro para escribir atrocidades.

-¿Qué piensas acerca del terror que se hace en Chile, tanto a nivel de literatura como en lo cinematográfico? ¿Qué obras destacarías?

Aún no he podido ponerme al día con la producción de terror nacional en la literatura. Intento estar al tanto de lo que ocurre en el cómic, pero siempre quedo atrasado con las novelas y cuentos producidos en Chile. Puedo destacar “Los que susurran bajo la tierra”, de Jesús Diamantino, “La Secuencia Chobart”, de Pablo Rumel, “La Via Damna”, de Fran Solar. Sé que ha surgido todo un movimiento de nuevos autores, como los de Círculo Diodati, y estoy en deuda de ponerme al día con ellos.

En el apartado cinematográfico creo que estamos muy al debe. Salvo las cosas que hacen Cristóbal León y Joaquín Cociña con el uso del stop motion. O películas que no son del género, pero tienen una atmósfera que evoca el terror, como Post Mortem. No me parece que el género goce de buena salud en ese formato.

Donde sí creo que tenemos una escena de terror muy saludable es, como mencioné antes, en el cómic. Trabajos como los de los guionistas Gonzalo Oyanedel, Valiant Suthers, Francisco Inostroza, se unen a buenos exponentes en el apartado gráfico, como Ítalo Ahumada, José Huichaman o Sebastián Lizana.

-¿Cómo nace tu relación con Juan Marino? ¿Cómo llegas a trabajar con la figura del Doctor Mortis?

Lo conocí el año 2004, en un homenaje que le realizó el colectivo Ergocomics en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile. Lo había contactado poco antes para proponerle una idea en la que había estado trabajando desde principios de los ’90. Cuando aún yo estaba en el liceo: traer de regreso al Dr. Mortis a partir de la historia de su captura y confinamiento en una isla en medio del Océano Pacifico.  A don Juan le gustó la propuesta y luego de un par de conversaciones para ajustar detalles, me dio la autorización para continuar con el personaje y su universo.

Antes de que falleciera alcanzamos a mostrarle algunos avances de lo que serían las nuevas historias y quedó bastante contento.

-¿Qué representa para ti su figura y legado cultural en el radioteatro?

Atesoro muchas de las conversaciones que tuvimos. Particularmente en las que hablábamos de su proceso creativo o de su interés por las posibilidades creativas de internet. Para mí es un maestro, en todo el sentido de la palabra. Me enseñó una manera de abordar el oficio que intento honrar siempre. Entender al escritor como un trabajador.

-¿Qué nos puedes decir acerca de tus trabajos: “Mortis. Eterno Retorno” e “In Absentia Mortis”? ¿Cómo fue el recibimiento de los lectores?

Cuando comencé a escribir la historia que le presenté a Juan Marino, que se transformaría en “Mortis. Eterno Retorno” más adelante, me puse como tarea leer todas las historietas publicadas entre 1966 y 1977. Al hacerlo me di cuenta de que el universo creado por Marino era tan vasto y variado, que una sola historia y un solo escritor no podían dar cuenta de ello ni hacerle justicia.

Entonces, con el equipo que armamos con Felipe Benavides y Carlos Reyes, invitamos a varios dibujantes y guionistas para que preparáramos el terreno para el regreso del personaje en una serie de webcomics llamada “In Absentia Mortis”. Si bien en un principio la respuesta fue bastante tibia, mal que mal estábamos publicando webcomics el año 2007 y no había ni la mejor tecnología ni el hábito al respecto, poco a poco, a medida que los episodios avanzaban hacia lo que sería el regreso de Mortis, la serie fue agarrando fuerza.

Eso llevó a que cuando publicamos “Mortis. Eterno Retorno”, novela gráfica ilustrada de manera soberbia por Ítalo Ahumada, ya existía una masa de lectores esperando por ella. Fue una sorpresa que sobrepasó todas las expectativas que podía tener. Aún hoy es una novela gráfica que sigue dando qué hablar, que ha sido publicada en el extranjero, y que para muchos marcó un hito en la historieta nacional.

(Continuará)