Merkel es la dueña de la pelota: por qué Alemania vuelve al fútbol antes que todo el mundo

Imagen del autor

Por Camilo Rey
Actualizado el 30 de abril de 2020 - 2:41 pm

La reanudación de la liga germana está prevista para el 16 de mayo y la decisión política del Gobierno se ve presionada por la importancia económica del fútbol: 750 millones de euros le paga la cadena Sky a la Bundesliga, que a la vez moviliza 56 mi puestos de trabajo vinculados a la actividad.

Los clubes y la liga alemana iniciaron la cuenta regresiva para el retorno, a pesar de que la pandemia todavía aún no diluye su silueta fatídica en el horizonte mundial. Los germanos están dispuestos a reanudar el campeonato el segundo fin de semana de mayo, pero aún esperan la aprobación formal del Gobierno de Angela Merkel. Y si bien el ambiente del fútbol desea ese regreso, no todos en el país están tan convencidos de la idea de volver a jugar tan pronto.

En el caso de un fútbol tan desarrollado y masivo como el alemán, el ejemplo de otros campeonatos que no pararon no tienen ni pizca de validez: Bielorrusia, Nicaragua, Tayikistán y Burundi son marginales en la industria del fútbol.

En base a lo publicado por varios diarios de ese país, la Bundesliga comenzará ahora a realizar tests del covid-19 a todos sus jugadores, donde se incluye al volante chileno del Bayer Leverkusen, Charles Aránguiz. La medida se aplicará a los 36 equipos del fútbol profesional alemán, con la idea de retomar y terminar la temporada 2019-2020, con estadios a puertas cerradas y un máximo de 300 personas en los recintos.

A falta de nueve jornadas para que culmine la Bundesliga, los dirigentes del fútbol germano sólo esperan la confirmación del Gobierno para retomar la actividad, pero con la seguridad de que la respuesta será probablemente positiva.

La Deutsche Fussball Liga (DFL) presentó el jueves pasado su plan para el regreso de los torneos de primera y segunda división en la Bundesliga, con partidos a puertas cerradas hasta nuevo aviso y estrictos controles sanitarios. Mientras tanto, los equipos están entrenando, pero en grupos pequeños de jugadores y manteniendo estricta distancia entre cada uno.

Este plan será sometido a una reunión decisiva con Merkel y los primeros ministros de los estados federados. Justamente, la fecha del 16 de mayo para la reanudación fue manejada públicamente por dos gobernantes regionales, Markus Söder (Bavaria) y Armin Laschet (Renania del Norte-Westfalia). Söder declaró, sin esconder su entusiasmo: “¡Un fin de semana con fútbol es mucho más soportable!”.

Ambos políticos representan a regiones que reúnen a la mitad de los clubes de la primera división: Augsburgo, Bayern Munich, Borussia Dortmund, Borussia Mönchengladbach, Leverkusen, Schalke 04, Colonia, Düsseldorf y Paderborn, cuyas comunidades temen los efectos económicos de la paralización del deporte. En ese sentido, medios alemanes comentaron que Söder y Laschet, que figuran entre los posibles aspirantes a suceder algún día a la canciller Merkel, pretenden atribuirse el mérito de lograr la vuelta del fútbol.

Los clubes han advertido que si pierden los 750 millones de euros que les paga la cadena Sky por televisar la Bundesliga, serán nada menos que 56.000 puestos de trabajo vinculados al fútbol los que correrán peligro. O sea, la economía del país también está en juego en una decisión proverbialmente política que impulsará el retorno del poderoso fútbol alemán.