Las nuevas dudas de la U de Caputto
La derrota contra Antofagasta otra vez abrió la puerta a las críticas por las decisiones del entrenador de los azules de optar por un esquema demasiado conservador. ¿Dónde están los problemas actuales del equipo? Acá tratamos de explicarlo.
Por RICHARD OLATE
Tres caídas en los últimos cuatro partidos es el saldo preocupante que muestra la U en las últimas semanas. Y aunque esas caídas sean ante rivales que lo anteceden en la tabla de posiciones (la UC, Unión Española y Antofagasta), lo que más preocupa a los hinchas azules es el discreto nivel que muestra el equipo en la cancha, con apenas aislados pasajes alentadores en el trámite de los partidos, sin encontrar respuestas cuando el panorama es adverso y con un bajo volumen de generación de ataque. Lo que más duele a sus seguidores: jugando de chico a grande.
Aunque los jugadores tienen una obvia responsabilidad en la cancha, la mayor está en el banco de los azules. Hernán Caputto llegó en 2019 como bombero para apagar el incendio que existía y se hizo cargo del plantel en un dramático momento del año pasado, y con una línea conservadora y afirmándose en el orden defensivo, logró que los azules comenzaran a salir de las profundidades y tomaran oxígeno. Todo eso llevó a que se le renovara la confianza para seguir a cargo en 2020.
Hizo incorporaciones al plantel y el comienzo de este año corrió por carriles disímiles. Mientras perdió la Copa Chile ante Colo Colo y fue eliminado tempranamente por Inter de Porto Alegre de la Copa Libertadores (en la etapa previa a la fase de grupos del torneo continental), en el campeonato nacional tras una derrota en el debut con Huachipato, luego cosechó cuatro victorias y dos empates antes del paro del campeonato por la pandemia. Sin brillar, pero siendo prácticos, todo daba para pensar que este año sería más tranquilo para los azules y que se encontraba por fin una línea de juego. Incluso, varios pensaron que podría pelear por cosas mayores.
Sin embargo, el regreso a las canchas post-pandemia ha ido minando esa mirada optimista en la dirección de Caputto y desnudando las carencias y fallas. Porque a medida que avanzan las fechas, el rendimiento azul es cada vez más deslucido y las decisiones del entrenador más cuestionables. Recordemos algunos ejemplos de estas ocho fechas transcurridas en el retorno: a Palestino se le ganaba con cierta claridad y justeza por 2-0 hasta que decidió defender el resultado, hizo cambios conservadores y le terminaron empatando en San Carlos de Apoquindo; con el peor Colo Colo de los últimos años, no fue capaz de marcar diferencias y terminó conforme con la igualdad; en el clásico universitario cayó inapelablemente con De Paul como figura y mostrando muy poco; ante Unión Española se puso en ventaja, pero cuando fue apurada, los hispanos los superaron ampliamente.
En medio de eso, los triunfos ante Iquique, Cobresal y La Serena (equipos con harta distancia en cuanto a planteles) dieron aire y sumaron puntos en la tabla para no perder la tranquilidad, pero nunca convenciendo en el juego. Algunas luces de Montillo, el oportunismo de Larrivey, el buen nivel de De Paul han ayudado a ello, pero no como un colectivo o un sistema que se imponga.
Pero, ¿cuál es el sistema de Caputto?
En general, la táctica más usada ha sido el esquema de línea de cuatro en defensa, con tres mediocampistas delante de ella, con Montillo más suelto y dos delanteros. Sin embargo, tras la derrota con Unión Española y la lesión de Pablo Aránguiz (que ayudaba a marcar diferencias en el último tercio de la cancha), hizo que optara por un 4-2-3-1 donde Larrivey es el único atacante. Le resultó en las cifras contra La Serena (colista del campeonato), pero contra Antofagasta se vio con un planteamiento timorato, ultraconservador y que apenas generó un tibio remate al arco rival.
Porque para que este sistema funcione necesita contar con jugadores que puedan pisar las dos áreas, que permitan el desdoblamiento por las bandas de los laterales, que copen el espacio por la presión en el campo rival y no se limiten a esperar a ver qué hace el rival y así tener la opción de contragolpear. Todo eso, por ahora, no lo muestra la U. Sus mediocampistas, salvo Montillo, son de corte y toque lateral más que frontales. Sus alas por las bandas ya no son sinónimo de desborde como hace años. Larrivey no tiene un compañero de ataque que le genere oportunidades (ni Henríquez ni Guerra han dado el ancho que se necesita). Más encima, las lesiones no han ayudado a tener opciones (Lobos como puntero encarador, Aránguiz en el ida y vuelta con creatividad en el último tercio). ¿Y qué dijo Caputto tras la derrota contra Antofagasta? Que el encuentro fue parejo, que hay que seguir trabajando, que necesita refuerzos para la segunda rueda.
Lo cierto es que en este panorama, si el entrenador insiste que el sistema siga siendo de chico a grande, esperando el descuido rival o lo que pase en las pelotas detenidas, siempre estará circulando por esas dinámicas en que un segundo se convierte en una fatalidad que conspira contra su deseo: el espacio que dejaron al “Mago” Jiménez para que Palestino les empatara; los penales evitables contra la UC; el tiro imposible de atajar de Muñoz en Antofagasta.
La “U” tiene que cambiar y salir a proponer, a imponer condiciones, a jugar como el equipo importante que es. A sólo un par de fechas para que finalice la primera rueda, la cuenta de ahorro lograda antes de la suspensión del campeonato por la pandemia en marzo ha servido para que aún no comience a aflorar el miedo y la ansiedad por la tabla de promedios.
Hay que recordar que los azules estaban penúltimos en el torneo 2019 antes que se “terminara” el campeonato por las secuelas del estallido social y que en las primeras siete fechas de este 2020 se logró posicionar en la parte alta de la tabla. Aún existe margen en la tabla ponderada, pero no debe descuidarse. Un par de derrotas más (vienen Audax Italiano y la U. de Conce en el fixture inmediato) podría llevarlos otra vez a una espiral negativa y acercarse con peligro a la tabla de abajo. Nada de esto ocurrirá si en la cancha cambia la historia. Y eso depende de Caputto. ¿Podrá volver a los triunfos y a convencer? ¿Podrá imponer un estilo más propositivo y agresivo como amerita la historia de los azules y los deseos de sus hinchas? ¿Podrá lograrlo a pesar de sí mismo y sus convicciones?