Las cuitas del “Pánzer” Insulza

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Por El Ágora
Actualizado el 6 de agosto de 2022 - 6:36 pm

Declaró estar aburrido de ser maltratado. Pero no se refería a la zapatería que un grupo de damas quiso propinarle hace un tiempo, en Arica, sino que a declaraciones de Giorgio Jackson que sacaron roncha, casi sin excepción, y de manera transversal, en toda la clase política. Lo curioso es que, más allá de la evidente metida de pata del ministro de la Segpres, sólo hemos podido saber de indignación, pero no de desmentidos.

Por LAUTARO GUERRERO

Viendo este viernes 5 de agosto la portada de un matutino, me embargó la emoción. No diré que se me llenaron los ojitos de lágrimas, porque sería una exageración. Pero de que estuve cerca, lo estuve.

En primera página, y a ocho columnas en la jerga periodística de antes, cuando los diarios eran en papel  y todavía se leían, un compungido José Miguel Insulza, hoy senador socialista y antes poseedor de cualquier cargo público que usted se imagine, aparecía declarando que “uno  está aburrido de que lo traten mal”.

Erróneamente, pensé que el diario estaba recordando una efemérides, ejercicio habitual para revivir viejos acontecimientos. Y es que –pude percatarme después- la frase no guardaba relación alguna con el evento del 22 de noviembre de 2019, cuando en pleno estallido social nuestro orondo “Pánzer” casi se va de zapatería a manos de una turba de damas ariqueñas que, asaz molestas por declaraciones suyas, querían puro aforrarle.

¿Qué había dicho por esos días Insulza, según los copuchentos reporteros capitalinos? Que él era partidario de reprimir con energía el intento por saltarse los torniquetes del Metro,  sin pagar. Digamos, de paso, que a esas alturas los cabros estudiantes seguían saltándose los torniquetes cuándo y dónde querían. Para ser más precisos, allí donde todavía quedaban estaciones sin ser bárbaramente incendiadas.

El tema es que nuestro “Pánzer”, claramente afligido ese día por la encerrona, los insultos y más de un maletero carterazo, trató, cual Elías Figueroa, de salir jugando, aclarando entre la zalagarda que “yo lo que dije fue una cosa completamente distinta. La periodista me preguntó: ¿usted no cree que es necesario reprimir con energía”, a lo que yo le dije que será necesario reprimir con energía, pero primero hay que arreglar el problema”.

Resumiendo, para no latearlos, lo más suave que le gritaron las encolerizadas damas a Insulza fue que era un traidor y un mentiroso de siete suelas. Que la segunda parte no la había dicho nunca.

Recordé, entonces, que las cuitas de Insulza no se referían a ese hecho. Que tenían que ver con lo que Giorgio Jackson, ministro Secretario General de la Presidencia, había declarado un par de días antes en una conversación con Wingz, a través de la plataforma Twich. ¿Qué había dicho textualmente Jackson, para ser bien precisos?

Lo siguiente:

«Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió», Y agregó: «yo creo que nosotros también estamos abordando los temas con un poquito menos (de) eufemismo y con más franqueza».

¡Quedó la tremenda polvareda, viejo! Sobre todo en ese templo de la democracia que es el Parlamento, y donde se concentra el mayor número de pillines por metro cuadrado. Desde la derecha a diputados y senadores de la denominada “centro izquierda”, e incluso más de algún “oficialista”, se unieron en su indignación para disparar en contra de Jackson. ¡Qué disparar…! Lo bombardearon, muchachos. La alemana ciudad de Dresde de la II Guerra Mundial, arrasada por los gringos de puro matones, porque ahí no había nada que pudiera seguir sosteniendo a los nazis, fue una alpargata al lado de lo que recibió el bueno de Giorgio. Le dijeron de todo. Desde arrogante, hasta injusto y desubicado. Y más de algún garabato entre dientes y por la espalda, claro.

¿Metió la pata Jackson, como antes la habían metido con simular entusiasmo la ministra Izkia Siches y el ministro de Economía, Nicolás Grau? Muy probablemente. En horas decisivas del Plebiscito de Salida, cuando cualquier patinazo se aprovecha al máximo, Jackson cometió el error de decir lo que pensaba, y ser sincero, a ser políticamente correcto en un país donde, si los hipócritas volaran, pasaría nublado.

Porque, ¿dijo Jackson alguna mentira? ¿Cayó en una grosera e injusta calumnia? Pareciera que no. Y es que entre el cúmulo  de ofendidas  y destempladas reacciones, nunca pude saber de alguien que lo desmintiera. ¿Con qué ropa, muchachos? Derecha y ex concertacionistas, que se vienen arreglando  los bigotes entre ellos por más de 30 años, ¿piensan que el pueblo es gil o no tiene memoria?

Entre las muchas perlas que le han entregado al país en forma de leyes de morondanga, les recuerdo una sola: la famosa Ley de Pesca, fruto de la corrupción y el enjuague. Vuestras caídas y renuncios, muchachines, son tantos durante estas tres décadas, que enunciarlos todos sería más largo que esperanza de pobre.

Pero he aquí que, de entre los más heridos y ofendidos, se encuentra José Miguel Insulza, alias el “Panzer”, al punto de ganarse, para él solito, la portada de un diario. Le recuerdo, señor Insulza, que como canciller de Eduardo Frei Ruiz Tagle nos metió el dedo en la boca a todos con tal de salvarle el pellejo al tirano que, estando preso en Londres, corría el serio peligro de ser mandado cual paquete a España, para ser enjuiciado allí por sus crímenes contra ciudadanos españoles, específicamente.

¿Y cuál fue la barreta a la que apelaron usted y su gobierno? A la de la “soberanía”. En otras palabras, que el dictador, que simulaba estar bastante patita de laucha en sus traslados a los tribunales ingleses, debía ser devuelto a Chile para ser juzgado aquí. Que nuestro Poder Judicial lo esperaba con los brazos abiertos para hacerle de chupete y ponerle un monono trajecito a rayas.

¿Soberanía? ¿De qué soberanía, me hablan, zopencos, cuando política, y sobre todo económicamente, seguimos bailando al son que tocan los gringos, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional? A otro perro con ese hueso, viejo. El problema es que el gobierno de Frei y la cancillería a su mando se salieron con la suya para salvar al dictador rasca, patán e ignaro. ¡Si hasta él se burló en su cara de todos ustedes –y de todos nosotros-, cuando, pisando territorio chileno, el carcamal supuestamente lleno de achaque se paró cual Lázaro de su silla de ruedas para ser aclamado por su barra brava, presente en la losa.

¿Dónde quedó la justicia, “Pánzer” Insulza? El vejete, alias Daniel López, aparte de haber choreado que era un gusto para él y toda su familia de zánganos, murió muerto de la risa y absolutamente impune, como no sea del juicio de la historia chilena y mundial.

No puede olvidar además, señor Insulza, que el populacho, cabreado a más no poder ese 18 de octubre de 2019, arremetió obviamente en contra del gobierno de Piñera, pero también en contra de todos ustedes, políticos profesionales. ¿Habrá sido porque la gente estaba muy a gusto? ¿Porque durante 30 años de chanta transición lo había pasado chancho?  Tan desprestigiado estaba Piñera como ustedes.

Debe tomar nota de eso antes de mostrarse tan ofendido y herido. El porcentaje de apoyo a los partidos era apenas cercano al 2% y, tan cierto era eso, que a la hora de llamar a Plebiscito, la gente no sólo votó mayoritariamente por mandar al tacho de la historia la espuria Constitución del dictador, sino que se opuso terminante y claramente a que ustedes, parlamentarios de todos los colores, tuvieran la más mínima injerencia en la elaboración de la nueva Carta Magna.

¿Cree, señor Insulza, y con usted todos los políticos, que eso fue una simple pataleta o capricho de la gente?

Convengamos que este gobierno ha sido prolífico, en el poco tiempo que lleva, en patinazos surtidos y frecuentes metidas de pata. Algunas hasta la rodilla. Sin embargo, como lo dijo Salvador Allende (¿le suena el nombre, Insulza?), la noche de su victoria desde el balcón de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, “en este gobierno podrán meterse las patas, pero nunca las manos”. Y hasta ahora, al menos, podemos tener a cargo del buque a tontorrones o chambecos, pero no a gatos de campo.

Por lo demás, considero que Jackson es, de todas maneras, superior moralmente a cualquiera de ustedes, políticos profesionales. Como lo es, también hasta el momento, Gabriel Boric, que no se ha choreado ningún banco, no compra acciones con información privilegiada ni empresas “zombies” para eludir impuestos. Tampoco ha puesto, que se sepa, a un sobrino de su señora como jefe de gabinete de un ministerio importante, como otro…

Todos recordamos cuando, recién asumidos como diputados, los cabros tuvieron una idea tan malévola como descabellada: bajarse la dieta a la mitad y que todos –diputados y senadores-hicieran lo mismo. ¡La zafacoca que se armó, muchachos…! Ni Norman Mailer podría haber descrito –a pesar de toda su habilidad y talento- la batahola verbal que armaron los parlamentarios, que se sintieron injustamente “expropiados”, sin que nadie considerara ni valorara sus inmensos sacrificios y sus desvelos.

Hubo declaraciones en contra en todos los tonos. Ninguna iba al fondo: que los parlamentarios chilenos son de los mejor pagados de Latinoamérica. Guardando las proporciones, algo así como que un gañán cualquiera cobre al mes tres o cuatro palos.

Pero, aquella vez, de entre todos los frescolines hubo uno que, sencillamente, se sacó los zapatos para ser caradura. Se trata del inefable Pepe Auth (ex PPD que, ojo, no significa Para Puro Defraudar), quien muy suelto de cuerpo, explicando por qué se merecía con creces su jugoso sueldito, dijo que “yo estoy separado, y legalmente debo mantener dos casas”.

Por supuesto, nadie de sus colegas salió a criticarlo ni siquiera con parecida saña a la que ahora se tuvo con el mete pata Jackson.

¿Y esta calaña de gente es la que se hace la ofendida? Parafraseando una frase muletilla de un antiguo radioteatro chileno, en tiempos en que sólo por películas nos enterábamos de que existía la tele, “¡Señor, danos tu fortaleza…!”.