Las cosas se arreglan desde adentro
Ya asumiendo la eliminación mundialera, un comentario muy similar en los actuales y exitosos actores del fútbol comienza a repetirse.
Por ALEJANDRO CORTÉS
Tras el nuevo título conseguido de Manuel Pellegrini y su podio como el segundo mejor entrenador en la historia de nuestro fútbol, detrás de don Fernando Riera, trae indudablemente consigo una pregunta que varios(as) se realizan, y que por años se ha respondido de manera similar. Basta con que alguien pregunte si es que va a ser el entrenador de la selección chilena y, de manera automática, repiten como en la época de Pellegrini en San Lorenzo de Almagro, que antes de eso “muchas cosas deben cambiar en el fútbol chileno para que Manuel Pellegrini decida venir a dirigir la Selección”.
Misma respuesta que entregan los futbolistas que se declaran hinchas cuando se les pregunta de su situación. Como Mauricio Isla, que se asume frente a los medios como hincha de la U, pero cuando le preguntan por su “llegada” señala que aún no es momento de venir o que no están dadas las condiciones. Misma postura tomó Marcelo Díaz, yendo a un equipo paraguayo donde lleva ocho meses sin jugar, o Arturo Vidal, que repite de forma constante que quiere regresar a Colo Colo, pero sus intenciones no pasan más allá de un saludo para la institución. Y aquello sucede con varios otros, Alexis Sánchez, Claudio Bravo o Gary Medel, quien dice que en Chile sólo podría jugar por Universidad Católica, pero todavía no, porque sigue en Europa y hasta confesó que cuando se retire se irá a vivir con su familia a España.
Desde mi punto de vista, ellos, como cada ser humano, son libres de trabajar donde quieran y diagnosticar socialmente lo que quieran. Sin embargo, deben aceptar que uno, ya sea como hincha de un club o seguidor de los jugadores, espera otra forma de actuar de ellos, que conste de acciones concretas y no tanta reflexión. Ya que, las mejoras de una actividad (sea cual sea, en este caso el fútbol chileno o los equipos de los que dicen ser hinchas) se hacen en terreno y no a distancia. Es necesario acciones tangibles, que trasciendan en el tiempo, para motivar un mejor desarrollo. En la actualidad del 2022, las palabras de buena crianza están obsoletas y hay que embarrarse los pies, estar in situ, para conseguir lo que tanto queremos: que crezca nuestro fútbol.
Francamente, las opiniones lindas para la tribuna me molestan. Ya que el que se saca la cresta en Chile, ese que convive con la carencia, no suele ser considerado, a pesar de que sus opiniones son argumentadas bajo la propia experiencia en terreno. Incluso más, tienen que convivir con los constantes diagnósticos y críticas desde afuera, sin que tomen en consideración lo difícil que es en la realidad llevar a la práctica soluciones para esos diagnósticos. Soluciones que, guste o no, se logran en esta tierra y no por medio de conferencias de prensa o notas mediante redes sociales como Instagram.
Espero que las actuales estrellas, que buscan verdaderamente el crecimiento de este país lo hagan tal como cuando llegó Zamorano a Colo Colo o Marcelo Salas a la U. En épocas de quiebra, donde la mierda y las carencias estaban más latentes que nunca, porque eso marca trascendencia. Ejemplos hay muchos, que no los quieran ver, investigar o que no le interese, es problema de cada uno. Basta remontarse a lo que hizo don Fernando Riera, viniendo a Chile, pasando del profesionalismo al amateurismo, con el objetivo de armar selecciones para participar en un Mundial, donde salió tercero y entonces, exigió la construcción de un centro deportivo, donde el objetivo y fruto solo fue el crecimiento de nuestro fútbol. Riera repitió tres veces sus idas y venidas, donde en todas ellas benefició al desarrollo futuro de nuestro fútbol, como en la U sembrando la semilla en Salah y Pellegrini como entrenadores y que ellos replicaron en otros futbolistas a través del tiempo.
Por ello, menos ‘blah blah’ menos decir y besar escudos. Más acciones concretas, dejar de ganar un poco de un gran sueldo en el extranjero. ‘Vente pa acá’ como dijo Ricky, a dejar huellas en su propia tierra porque Chile lo necesita. Si no quieren hacerlo están en su libre derecho de jugar y trabajar donde quieran, pero en tal caso, no olviden siempre que sus diagnósticos y críticas serán solo una más de afuera, porque las cosas se arreglan desde adentro, no criticando y pidiendo desde afuera.