La U: un empate para colmar la paciencia
Jugando a nada, Universidad de Chile apenas pudo rescatar un punto frente a un discreto y limitado Deportes Antofagasta. El cuadro azul sigue sin encontrar el rumbo y el poco crédito se le agota a Beccacece a pasos agigantados. La estruendosa rechifla final ahorra mayores comentarios.
Cuando el pito Jorge Osorio dio por terminada la brega, que sancionaba el empate 1 a 1 entre Universidad de Chile y Antofagasta, la rechifla de los aproximadamente 30 mil personas que llegaron al recinto ñuñoíno fue ensordecedora. No podía ser de otra manera. El cuadro azul había vuelto a decepcionar en toda la línea frente a un equipo que, al menos en el papel, no tenía por dónde complicarlo. Y es que mientras la U armó un equipo que supuestamente ganaría y daría espectáculo, su rival se armó con lo poco que pudo encontrar en un mercado donde no es fácil encontrar buenos jugadores.
El resultado, qué duda cabe, complica aún más el mal momento azul. Y el nivel exhibido lo agudiza y lo torna sencillamente dramático. Porque la U juega rotundamente mal, al punto que, excepto el gol, sus jugadores fueron incapaces de procurarse una sola oportunidad neta de anotar durante 90 minutos más descuentos. Si alguien que no vio el partido se imagina una actuación descomunal del meta nortino Dituro, para convertirlo en jugador fundamental en el resultado, está rotundamente equivocado. El partido lo sacó adelante Antofagasta con el simple expediente de agruparse, cerrar espacios, cuidar las bandas y exhibir una entrega y una aplicación a toda prueba.
Frente a ese cuadro discreto y limitado, la U careció de recursos para sacar el resultado adelante. Es verdad que los teóricos generadores de juego azul, es decir, Lorenzetti y la “Gata” Fernández fueron dos fantasmas que sólo hicieron número, pero tampoco lo hizo mejor el resto. Con la excepción de Nicolás Maturana, que por la banda derecha cada vez que tomaba la pelota armaba un desaguisado en el fondo antofagastino, el equipo de Beccacece no tuvo individualidades que superaran los problemas que el rival planteaba ni el juego fluido que soslayara la desorientación de todo un equipo.
El trámite fue coherente con la actitud de Beccacece. Porque el técnico de la U, cuestionado desde hace rato, comenzó muy tranquilo, acaso convencido de que su cuadro iba a cumplir por fin la actuación sólida y convincente que el hincha azul espera desde hace rato. Sin embargo, con el correr de los minutos, y quedando en evidencia que su equipo era incapaz de resolver el puzzle que le proponía el rival, el argentino fue cayendo en la inevitable desesperación del tipo que durante todo el año ha caminado por la cornisa y que semana a semana ve agotarse el poco crédito que le queda. Para él, los últimos minutos fueron todo un martirio.
La duda es hasta dónde la dirigencia de Azul-Azul tolerará a un técnico que hasta ahora sólo ha vendido humo.
El partido, disputado en forma intensa, fue técnicamente de una pobreza franciscana. Y, estamos claros, no por culpa de Antofagasta, un equipo que venía de caer en la primera fecha disputada frente a Deportes Temuco y que antes ya había sido eliminado tempranamente de la Copa Chile a manos de Cobreloa. En otras palabras, su técnico, Fernando Vergara, planteó el encuentro de la única forma que le permitían sus limitadas posibilidades fútbolísticas: se paró defensivamente con una línea de cinco defensores, porque los teóricos laterales-volantes Barrios y Jerez cruzaron muy poco la mitad de la cancha, sumando a la tarea de destruir el poco fluido tramado azul con el aporte incansable de Villagra y Cabrera, volantes de contención que tenían siempre la colaboración del movedizo volante Salinas y los delanteros Castro y Harbottle.
A Antofagasta nunca le interesó jugar mucho. Sus jugadores cortaban una carga azul y la tiraban para cualquier parte. Si el rechazo caía de casualidad en los pies de un jugador nortino, perfecto, pero ninguno se ponía colorado ni recibía un reto del técnico si la mandaba sin asco fuera del campo de juego.
Y frente a un cuadro de esas características, la U careció de recursos. Sus jugadores eran incapaces de crear jugadas asociadas, porque en la refriega más perdían que ganaban y, cuando llegaban a urdir dos pases seguidos, aparecía invariablemente el defensor que abortaba el tibio intento ofensivo azul.
Tras un primer tiempo para el olvido (¿qué revista habrá leído Dituro en ese lapso?), pareció que la U encontraba el rumbo cuando, a los 55 minutos, el zaguero Contreras abrió la cuenta. Se apresuró Beausejour en un saque lateral, y la única desaplicación defensiva antofagastina la aprovechó Maturana (¡quién otro…!) para desbordar por la banda izquierda y meter el centro atrás que conectó de primera el ex palestinista.
Pero fue un espejismo. Cinco minutos después, Antofagasta nivelaba la brega. Se equivocó Osorio en el fallo de un lateral que era para la U y del error vino el centro de Jerez que cruzó toda el área para encontrar destapado a Barrios, quien con un derechazo violento y alto dejó sin la más mínima opción a un Herrera que, a decir verdad, tampoco trabajó mucho.
Si la U había tenido ya el balón la mayor parte del tiempo, la posesión azul luego de la paridad fue un verdadero monopolio. Pero una vez más, quedó de manifiesto que el disponer del balón la mayor parte de un partido no sirve de nada si el equipo que lo maneja no sabe qué hacer con él. Y esta Universidad de Chile de Beccacece rotundamente no sabe.
El incontrarrestable dominio azul apenas se vio reflejado en un remate desde fuera del área de la “Gata” Fernández, que Dituro repelió enviándola al tiro de esquina. Muy poco para un equipo al cual folclóricamente se tildó de “galáctico”. Y muy poco también para un jugador que, como el ex Estudiantes de La Plata, se había sumado al medio nacional supuestamente para marcar diferencias.
La opaca paridad, no caben dudas, ahondará la crisis azul. Al plantel, y sobre todo a Beccacece, le espera una semana tormentosa.
Es que una cosa es empatar, e incluso perder, dejando una buena impresión. Pero otra muy distinta ver que pasan y pasan los partidos y Universidad de Chile sigue sin encontrar una mecánica, una idea de fútbol clara y definida.
Para decirlo pronto, la U sigue sin jugar a nada.
PORMENORES
Estadio: Nacional.
Público: 30 mil personas, aproximadamente.
Arbitro: Jorge Osorio.
U. DE CHILE: Herrera; Contreras (75´ Schulz), Vilches, Jara; Rodríguez (46´ Briceño), Martínez, Lorenzetti (62´ Leiva), Beausejour; Fernández; Maturana, Mora.
D. ANTOFAGASTA: Dituro; Delfino, Muñoz, Ampuero; Barrios, Villagra, Cabrera, Jerez; Salinas (90+2 Ciampichetti); Castro (90+2 Corral) y Harbottle.
GOLES: 55´ Contreras (U), 60´ Barrios
Tarjetas amarillas: En Universidad de Chile, Martínez, Jara, Beausejour y Briceño. En Antofagasta, Barrios, Castro, Villagra y Jerez.