La teleserie del momento: Djokovic out ¿sólo de Australia?
Su insistencia en no vacunarse no solamente dejó fuera del Grand Slam de Melbourne al número uno del ranking de la ATP –fue deportado y debió regresar a Serbia-, sino que además pone en peligro su presencia en los otros tres grandes torneos.
Por RODRIGO SÁNCHEZ-ACE MAGAZINE
Un protagonista único, en una teleserie de amor y de odio.
El guion nos extrapola a un personaje que genera diversas reacciones, sin matices. Te vuelve loco. Te frustra, te genera impotencia, te derrumba de a poco. Podrá dar algún breve respiro, pero siempre vuelve. Una y otra vez. Te domina. Te rompe la cabeza. En definitiva, un protagonista letal, hoy bajo la sombra de la incertidumbre.
Su convicción: lucha incansablemente contra la vacunación frente al coronavirus. De hecho, ya en abril de 2020, mucho antes de que las vacunas contra la covid estuvieran disponibles, Djokovic dijo que se oponía a este mecanismo.
Desde ese precepto, el drama: reconoció abiertamente que no es «un experto» y señaló que mantiene la «mente abierta», pero que quiere tener «la opción de elegir lo que es mejor» para su cuerpo. En definitiva, un argumento alejado de lo científico.
Aquí aparece el personaje duro, el que parece ser de reparto, pero coloca en una situación de inestabilidad al protagonista: el Departamento de Salud del gobierno de Australia, que con la debida antelación presentó una lista de razones para conseguir el permiso de no vacunación contra el coronavirus a las que cualquier persona que viaje al país se puede adherir. Las pautas fueron elaboradas por el Grupo Asesor Técnico Australiano sobre Inmunización (Atagi, por sus siglas en inglés) y cada presentación es revisada por un panel de expertos que decide si el solicitante cumple o no con los requisitos.
Específicamente:
– Para una vacuna de ARNm covid-19: enfermedad cardíaca inflamatoria en los últimos tres meses (miocarditis o pericarditis)
– Para todas las otras vacunas contra el covid-19: afección médica grave aguda (someterse a una cirugía mayor o ingreso hospitalario por una enfermedad seria). Por lo general, éstas son afecciones por tiempo limitado; infección por SARS-CoV-2 confirmada por PCR, en la que la vacunación se puede aplazar hasta seis meses después de la infección. La vacunación debe posponerse 90 días en personas que hayan recibido anticuerpo monoclonal anti-SARS-CoV-2 o terapia con plasma de convalescencia.
Importante destacar: si el vacunado representa un riesgo para ellos mismos o para otros durante el proceso de vacunación, pueden garantizar una exención temporal de la vacuna. Durante una audiencia judicial, la defensa de Djokovic dijo que esa exención se había concedido con el argumento de que el tenista tenía inmunidad natural tras haberse contagiado de covid-19, de acuerdo con una prueba que le dio positivo el 16 de diciembre. Sin embargo, documentos de la corte muestran que la asociación se encargó de llenar el formulario de exención médica con la información que el propio Djokovic le dio, según lo determinó un oficial de ABF en el aeropuerto de Melbourne.
Después de dos juicios, finalmente el protagonista fue deportado de manera definitiva y ya aterrizó en Serbia, lugar donde el denominado por su propio padre como un “Espartaco; líder del mundo libre, de los países y pueblos oprimidos», a lo que se sumó la conflictiva e hipotéticamente desmentida analogía de un “atentado fallido contra el mejor deportista del mundo, con 50 balazos a Novak en el pecho». Algo quizá amarillista, quizá caricaturizado para generar impacto, quizás incitador al debate, quizá una vía de seguir generando controversia, incluso en algunos casos manifestaciones destempladas en Australia durante los juicios y hoy también en Serbia, el hábitat del “Espartaco”.
Novak Djokovic, el mejor tenista del mundo, perdió. El gobierno australiano perdió. También perdió Tennis Australia, el organismo que administra el deporte de las raquetas en ese gigante de Oceanía. Perdió Craig Tiley, el director del primer Grand Slam de la temporada, que hasta aquí tenía una imagen altamente positiva, de funcionario proactivo. Todos los protagonistas del desprolijo y escandaloso caso que rodeó al jugador serbio quedaron dañados, manchados en forma indeleble. Todos terminaron de alguna manera afectados.
Primero, hubo contraposición de los intereses de un país y su Estado de Derecho, con los de la organización de un torneo que (colocando mucho dinero sobre la mesa desea ser el punto de encuentro en el cual un jugador logra ser el mayor ganador de Grand Slam y lo que significa dejar atrás a dos históricos como Federer y Nadal, hecho inédito que incluso abriría una nueva era en el tenis y ello pudo ocurrir en Australian Open 2022). Comercialmente eso sería algo único y esto llevó a todo un aparataje, juicios, un clima de manifestaciones y violencia en ese país.
La organización del torneo cometió errores sustanciales, primero coloca una regla que pierde sustento e impide que, además de Djokovic, ocho jugadores contagiados y vacunados fueran “eliminados” de Melbourne Park. Aquí se produce la primera incongruencia y desigualdad, debido a que el serbio levantó un «sindicato» de tenistas para defender sus derechos y aquí corre por cuenta propia por los intereses propios y del torneo. Eso ya generó división y malestar de algunos jugadores.
Las volteretas del tenis…
Pensar que precisamente hace un año, justamente en Australia, Djokovic tuvo un conflicto con la organización, tras reclamar por carta que se cambiaran las cuarentenas de todos los participantes en el Open. Y la respuesta fue tajante: no habría ningún trato de favor. La polémica se extendió y hasta Djokovic se vio obligado a emitir un comunicado donde aclaraba su postura y destacaba que lo había hecho como preocupación por el resto de compañeros de torneo. Igualdad que este año fue exclusivamente para beneficio propio.
Las polémicas por la vacuna y el coronavirus no han sido las únicas protagonizadas por Novak Djokovic en los últimos años. Y es que el tenista, continuando con esa personalidad propia y consciente de la relevancia de todos sus posicionamientos, ya ha roto el consenso en más de una ocasión. En los últimos tiempos ha sido él quien ha apostado por una revolución en el tenis, por la creación de un nuevo sindicato que tensó a la ATP y hasta ha pedido cambios respecto a la próxima Copa Davis.
El asunto del sindicato puede que sea el más tenso en lo que respecta únicamente al mundo del tenis. El serbio, en plena crisis económica y organizativa por la pandemia, impulsó junto a algunos compañeros la creación de un sindicato fuera de la ATP. Un ente que ellos mismos caracterizaron de histórico al ser la primera vez que se creaba. Djokovic, sin embargo, no pudo contar ni con el apoyo de Rafael Nadal ni con el de Roger Federer, quienes apostaron por mantener la unidad en un 2020 marcado por el coronavirus.
Recientemente, y cuando parecía que Djokovic se había alejado de la polémica, dio un paso al frente para pedir nuevos cambios en la Copa Davis. El tenista ya había pedido años atrás una modificación para acercarlo a formatos como el del Mundial de fútbol. Sin embargo, con la llegada de Kosmos y Gerard Piqué, lo que supuso un cambio histórico en el torneo, los reclamos de innovar se cumplieron para el público general. Pese a ello, Djokovic no quedó contento y reconoció que entendía las críticas al cambio de formato. El serbio, entonces, pidió tras la última celebración que se ampliaran las sedes y lanzó la pregunta de si importaba más el dinero o la tradición.
Volvamos a Australia: pese a las reglas ya establecidas y conocidas con antelación, el jugador decide desafiar a la autoridad y viajar a Australia, buscando una excepción vergonzosa, con un informe de un médico que no es oficial (casi de cabecera), sumado a que días antes estuvo contagiado (su propio abogado lo reconoció) y estuvo en eventos con niños y adultos mayores sin mascarilla, a sabiendas de que eso está fuera de toda norma sanitaria.
En el juicio, evidentemente se exponen las razones del jugador y su decisión de no vacunarse, sin embargo, la regla dictamina otra cosa y no sólo en ese torneo, sino también en muchos otros y no es primera vez que se deja a un jugador fuera por este hecho, pero al ser jugadores de «otro status» terminan fuera y nadie dice nada, lo cual si lleva a revisar la regla y lo que significa el trato al jugador.
En definitiva, Djokovic ha obtenido muchos títulos dentro de la cancha y su palmarés resulta inobjetable, sin embargo, también ha sido el jugador con más galardones en materia de polémicas y decisiones autónomas que trasgreden lo normado y lo estipulado por los entes rectores del tenis. No olvidemos la organización del polémico Adria Tour, torneo que se disputó en Serbia y Croacia y que acabó siendo una bomba biológica del covid-19. Él mismo, de hecho, dio positivo días después. Djokovic quiso impulsar la vuelta del tenis en plena pandemia mientras mantenía sus conflictos con la ATP y lo consiguió, aunque el resultado no fuera el esperado.
Sin dudas, un penoso capítulo en la teleserie del tenista. Tampoco me cabe ninguna duda de que el futuro de Djokovic pueda estar en peligro. La posición del ganador de 20 trofeos de Grand Slam es minoritaria: el 97% de los Top 100 está vacunado, según informó la ATP. Por otro lado, será muy complicado entrar en los Estados Unidos, donde además del US Open se realizan tres de los nueve Masters 1000 y hoy Francia le cerraría las puertas a Roland Garros, considerando que la ley del pase de vacunas de Francia, aprobada por el Parlamento, exigirá a las personas un certificado de vacunación para entrar en lugares públicos como restaurantes, cafés, cines y trenes de larga distancia.
“Espartaco” cada vez está más acorralado. No olvidemos que parte de la culpa del fracaso que lo afectó, fue producto de su propia rebeldía.