La renuncia de Maldonado y Solís al PR o cómo despreciar a la mayoría (parte 2)

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Por Vicente Riffo Reyes
Actualizado el 28 de septiembre de 2022 - 11:25 am

Columna de Vicente Riffo, presidente de la Juventud Radical de Chile.

Por VICENTE RIFFO / Foto: AGENCIAUNO

Nuestro partido, como bien se ha aclarado, desde su fundación en 1863 tiene una vocación transformadora, democrática e integradora. De estos sanos debates se ha construido una doctrina que no solamente ha sido enriquecedora para el país, sino inconmensurablemente vanguardista, al punto que sigue plenamente vigente. Y eso es tan sólo una parte, el acento por el debate asambleario, la fraternidad, el respeto y la tolerancia son algunas de las partes de la cultura radical que nos ha hecho ser el partido más longevo de Chile.

Entonces: ¿por qué se suspende a Carlos Maldonado? ¿Por qué finalmente renuncia al Partido? ¿Por qué se va Isidro Solís (en la foto) a los Amarillos?

Estoy personalmente convencido de que Carlos Maldonado es una excelente persona y que si defendió lo que defendió fue porque verdaderamente pensó en lo que creía mejor para todo el país. Pero pasando de las intenciones, los actos dan muestra de que estas personas no estaban dispuestas a cumplir con los lineamientos del partido, si es que estos no son los de su parecer. Eso implica necesariamente que estas personas para sentirse representadas, deben estar en una posición en la que pudieran determinar a voluntad la posición de todo el partido, o en caso contrario, que la posición del partido coincida casualmente con la suya propia. Ambas condiciones bastante difíciles de cumplir, sino imposibles.

Así, con el triunfo del Apruebo en el radicalismo, estando en los hechos en contra de la posición democrática del partido, pasaron lisa y llanamente a desconocerla y con ella sus obligaciones como militantes de ese partido. Asunto verdaderamente complejo puesto que cualquier democracia, cualquier colectivo, se basa en esa frase del “gobierno de la mayoría con respeto por la minoría”.

Estando en minoría, se tolera su respetuosa disidencia, al fin y al cabo, el voto es secreto y cada quien debe votar en la más absoluta libertad, por eso han luchado generaciones enteras de radicales, no podría ser de otra forma. El problema político es que no bastándole expresar su posición como un hijo más de la República en la cámara secreta, Carlos Maldonado usó los encargos pasados que en buena hora le otorgó el radicalismo para servir al país como ministro o como candidato presidencial, extrayendo de ellos el prestigio para, en su lugar, hacer una campaña masiva absolutamente en contra de la posición que el partido acordó apoyar. Tergiversando la confianza que alguna vez le otorgó la colectividad.

Era el peor camino posible. Pudo haber aprobado con reservas, “aprobar para reformar”, guardar silencio y votar como le viniera en gana, o incluso hacerse independiente antes de hacer campaña.

Lo que quiero decir es que no es el hecho de opinar, apoyar, y votar la opción Rechazo, sino que el haber desconocido a la militancia, no importando el sentir colectivo y el haber impuesto su opinión por sobre todo lo anterior. No es conducta de demócratas, menos de radicales, y hace que se tenga aires de aristócrata. Es inaceptable este comportamiento en cualquier militante y, por ende, es natural la activación de los mecanismos disciplinarios internos, lo que resultó en la suspensión de la militancia.

En esta parte tengo que decir que, en honor a la verdad, conozco a varios militantes que guardaban dudas fundadas respecto a apoyar al Apruebo. Personalmente, también mantuve diferencias con el espectáculo de algunos constituyentes, con algunos articulados que veía necesario modificar, y sí, varias incluso coinciden con las que expresaron quienes renunciaron.

La diferencia es que ante la duda quienes continúan en el “Viejo Tronco Radical”, respetaron y confiaron en el criterio colectivo, y aun cuando esta vez nos tocó perder, lo hicimos juntos, con una firme unidad de propósito y sin vacilaciones en nuestra vocación transformadora, como venimos haciendo desde 1863. Sin querer caricaturizar, pero lamentablemente no puedo decir lo mismo de la trinchera del Rechazo, propiedad de sectores conservadores y reaccionarios, que, aunque lavado en la imagen de campaña por algunas figuras prestadas de la centro-izquierda, siguen compartiendo el fondo de “cambiar para mantener todo igual».

Pero a dar vuelta la página… No queda conflicto pendiente puesto que Carlos Maldonado lo resolvió al quitarse la polera radical. A su vez, Isidro Solís, sin período de luto, se puso inmediatamente la de los “amarillos”.

Espero que todo salga para bien en el país, que como mencionaron varios, que la derecha manifieste voluntad constructiva y pueda hacerse la Constitución que sea la casa de todos, construida verdaderamente en democracia. En el mismo espíritu, le deseo lo mejor a Carlos Maldonado e Isidro Solís.

Si en algún momento les dan añoranza las décadas dadas al radicalismo y les gustaría volver a ser parte de nuestra democracia interna, tan sólo ha de emanar una sincera y genuina voluntad de depositar su confianza en sus correligionarios. En caso contrario, espero que los nuevos desafíos que emprendan les sean favorables y contribuyan con sus talentos al progreso de la República.