La polémica megaencuesta: ¿los argentinos aceptarían menos democracia a cambio de estabilidad económica?

Aupado en el triunfo de Donald Trump y toda la liturgia ultraconservadora que acompañó su asunción, como el centenar de decretos del mandatario estadounidense con los que inició la caza de migrantes con redadas en iglesias y escuelas y borró de un plumazo programas federales de equidad, diversidad e inclusión, el presidente argentino Javier Milei aprovechó de sondear cuánto es posible correr el límite del respeto a las instituciones si éstas representan un escollo para el desarrollo económico.

La pregunta central de la encuesta, cuya existencia salió a luz en una nota del portal LaPolíticaOnline (LPO), es: ¿En qué país prefiere vivir?» «En un país con un gobierno democrático que respete los derechos individuales de las personas» o «En un país con un gobierno autoritario que logre buenos resultados económicos», aunque incluye otras que transparentan el trasfondo ideológico de la misma.

Buscando al más odiado

Por ejemplo, contiene consultas orientadas a deslegitimar a periodistas y comunicadores e incluye un ranking para elegir al «más odiado» de todos, y pregunta si el encuestado no confía más en las redes sociales.
Paralelamente, el sondeo busca medir a uno de los alfiles mediáticos libertarios, Daniel Parisini, más conocido como el “Gordo Dan” y que tiene un programa de streaming llamado “Carajo”, y en un apartado dedicado exclusivamente a él cotejan si su figura es más creíble que la de los trabajadores de la prensa.

Siguiendo a referente

A Caputo, que además controla los servicios de inteligencia a través de Sergio Neiffert -el titular de la SIDE-, se le atribuyen varias cuentas en la red X (Twitter), una de ellas con el perfil “Milei Emperador”, en la que frecuentemente coquetea con la idea de un régimen imperial libertario al estilo de los mandatarios Nayib Bukele, de El Salvador, Viktor Orban, de Hungría, sus modelos preferidos.

Tanto el salvadoreño como el húngaro fueron elegidos democráticamente, pero ambos se encargaron de desmontar la democracia desde adentro, por la vía de debilitar el Congreso y los medios de comunicación.

La mano detrás de la encuesta

Oficialmente nadie reivindicó hasta ahora la autoría del controvertido sondeo, cuyos resultados quizá tampoco se hagan públicos, pero anteriores consultas permiten conjeturar al respecto: el Observatorio Pulsar de la Universidad de Buenos Aires testeó la valoración de los argentinos al hecho de vivir en democracia lo que arrojó un resultado de 9,3 en una escala de 1 a 10 en la que 1 es “nada importante” y 10 “absolutamente importante”.

Sin embargo, el mismo sondeo calificó en 6,6 a la democracia argentina una diferencia de casi 3 puntos sobre el resultado anterior que consultaba sobre la democracia en términos genéricos, lo que da cuenta de una brecha significativa respecto a las expectativas y marca un nicho en el que la ultraderecha busca sacar réditos.

Las repercusiones

Periodistas y figuras de la cultura salieron a expresar en Twitter y otras plataformas su preocupación ante la consulta libertaria que circula profusamente hoy en redes argentinas.
La misma se monta en la sintonía global contemporánea de creciente descrédito a las instituciones democráticas, una situación que en dos años nos pondrá frente a una enorme paradoja, pues el 4 de julio de 2026 marcará un hito en la historia de Estados Unidos con la celebración de 250 años de democracia continua, y el mandatario que encabezará la conmemoración será una figura que la desprecia.