La pandemia acerca la recesión al fútbol
Unión Española ya anunció una rebaja en los emolumentos de sus jugadores y funcionarios. Se supo que pronto le seguiría Deportes Iquique y lo más lógico es que en cosa de días -o semanas- se les sumen otros clubes. Lo peor: el regreso del fútbol no tiene para cuándo…
Por EDUARDO BRUNA
La pandemia a Chile está recién llegando, con sus devastadores efectos en la salud y la vida de miles de personas, pero ya hay un club de fútbol -Unión Española-, que se sumó a muchas empresas de distintos rubros del país para anunciarle a su plantel que, a contar del próximo mes, jugadores y funcionarios de la institución sufrirán el descuento de cinco días de su sueldo.
Una bicoca si se compara con la medida que acaba de tomar el Barcelona, que rebajó los sueldos de sus jugadores en un 70 por ciento, sólo que los porcentajes suelen ser tan tramposos como muchos de los parámetros que se utilizan para tomarle el pulso a la economía y demostrarnos lo bien que estamos y que nos quejamos de puro llenos.
Dicho con toda claridad: que a Messi, Suárez y compañía -incluido Arturo Vidal-, les paguen un 70 por ciento menos durante estos meses de emergencia, no les hace ni cosquillas. Con o sin cuarentena, seguirán engordando sus bien provistas cuentas bancarias a causa de las cantidades obscenas que obtienen, y que se han ganado con todo derecho sencillamente porque el talento vale caro y no se compra en la botica.
Luis Baquedano, gerente de la entidad hispana, se apresuró a aclarar que “cuando la situación mejore, estos descuentos serán restituidos. De momento, nuestros sponsors nos han suspendido los pagos”.
Dicho de otra forma, Unión Española, como seguramente la gran mayoría de los clubes, se aprestan a sobrevivir en estos meses de para con lo que les debe pagar mensualmente el Canal del Fútbol. Y eso significa que igual les va a alcanzar para “parar la olla”, toda vez que, como la mayoría de las instituciones prácticamente no hacen gestión, los pocos dineros extras que consiguen allegar a sus arcas son casi marginales.
Como los dineros de las recaudaciones. O por concepto de cuotas que pagan los socios.
Más allá de la reacción del Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup), que como era lógico para nada estuvo de acuerdo con la medida hispana, señalando a través de Luis Marín, su secretario, que “Unión Española se está aprovechando de la situación país”, y que su decisión “no tiene ningún sustento legal”, se espera sí o sí que pronto se sumen otras instituciones.
Por lo pronto, Universidad de Chile descartó, por ahora, rebajar sueldos, pero nadie asegura que tal decisión se mantenga inalterable en el tiempo, sobre todo si se piensa que esta pandemia recién comenzó a invadirnos. Por contraste, se supo que Deportes Iquique hace días que está pensando en dar un paso similar al de la institución de Santa Laura.
Los pronósticos son lo bastante sombríos como para esperar lo peor. Y es que siempre que hay una crisis, sea de la naturaleza que sea, es decir, económica, climática o sanitaria, como en este caso, los más perjudicados son siempre los trabajadores, aquellos que viven de una remuneración semanal o mensual.
Y en países como el nuestro, donde todo está diseñado de tal forma que los poderosos siempre tengan mayores y mejores armas para defenderse y capear cualquier temporal, el futuro que le espera a la gente común en los meses que vienen no es para nada de halagüeño. Todo lo contrario: como tantas otras veces, tendrán que verlas negras.
La aclaración de Camila Jordán, directora de la Dirección del trabajo, en el sentido de que los empleadores no tienen ninguna obligación de seguir pagándoles sus remuneraciones a sus trabajadores que estén en cuarentena, provocó el natural revuelo. Un revuelo que, sin embargo, no pasó de eso.
Mientras algunos políticos de oposición simulaban sentirse estupefactos, y otros para la galería le “exigían” a Piñera la salida de esta funcionaria, Camila Jordán sigue riéndose de los peces de colores. No podía ser de otra manera. El Presidente, que toda su vida ha aplicado aquello de que lo legal está por encima de lo ético para llevar a cabo negocios tan turbios como millonarios que aumenten aún más su obscena fortuna, sabe, como también lo sabía su subordinada, que la norma de marras tiene ya un cuarto de siglo de vigencia.
Para aclararlo todavía más: Sebastián Piñera podría haber sido perfectamente traficante de esclavos, toda vez que por siglos la esclavitud fue legal. No iba a ser él que, frente a un negocio atractivo, se planteara minucias éticas.
Dicho en buen chileno, ningún político de esos que dicen estar para defender al pueblo, reparó en lo antigua de esta norma. En una de esas, porque hasta pensaron que, en cualquier momento, la leonina disposición legal les iba a servir a ellos mismos. Nada de delirante: se sabe que la despreciable clase política que tenemos suele no dar puntada sin hilo.
En medio de un mundo convulsionado por una pandemia como pocas veces se había visto, y que trae dolorosas reminiscencias de la “gripe española” que costó miles de muertos a nivel mundial en las primeras décadas del siglo pasado, el fútbol no podrá estar al margen ni aunque se lo propusiera.
Todo lo contrario: es una de las “industrias” que seguramente se verá más afectada por un azote que deja chiquitita a cualquiera de las siete plagas de Egipto.
Por lo pronto, y más allá de las frases políticamente correctas que en su momento se emitieron, el regreso del fútbol no tiene para cuándo. Incluso, en una de esas, va a haber que darle la razón a ese virólogo alemán (Jonas Schmidt-Chanasin), que señaló que el regreso de la actividad, con plena seguridad para la gente, sólo habrá que pensarla para el año próximo.
De hecho, la UEFA ya tiene agendada una reunión para este miércoles a través de una tele conferencia, para discutir el futuro próximo del fútbol europeo. Y es de mínima lógica suponer que los optimistas anuncios iniciales, en el sentido de que el fútbol podría reanudarse en abril, se van a ir al tacho.
A nivel local, es de esperar que la decisión de Unión Española, de rebajar sueldos para devolver después lo descontado, sea incluso más afinada. Es decir, que el directorio hispano piense que no es lo mismo descontarle cinco días a los jugadores mejor pagados de su plantilla, que a otro que gana el mínimo o poco más que eso. Y lo mismo vale para los funcionarios, porque de seguro el sueldo de Baquedano es bastante superior al del portero o del canchero.
Si algo bueno tiene este marasmo en el que estamos inmersos, es que muchos de esos futbolistas que por tener sueldos envidiables creen que la vida va a ser siempre color de rosa, mediten, piensen y caigan en la cuenta que, después de todo, ellos también son trabajadores. Que, por lo mismo, pueden ser tan vulnerables como ese que se gana el pan como jardinero o de gásfiter.
A pesar de que los tiempos sin duda han cambiado, y el fortalecimiento y peso del Sindicato de Futbolistas así lo acredita, transformando en verdaderos Quijotes a tipos como Hugo Lepe y Mario Moreno, son muchos los cracks que, desgraciadamente, siguen viviendo en una burbuja.
Todavía hay algunos de ellos que, entrevistados, se ufanan de decir que “a mí la política no me interesa”.
Tiene que interesarte, gil, zopenco, zafio y palurdo. Para darte cuenta en el mundo que vives y para identificar a esos pocos honestos que contrastan nítidamente de la inmensa mayoría de sinvergüenzas que viven metiéndonos el dedo en la boca.
O algo mucho peor, como lo dejó claro Kramer en el último Festival de Viña.