La lógica detrás de la Roja que jugará la China Cup

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Por José Roggero
Actualizado el 20 de diciembre de 2016 - 2:52 pm

Por mucho que se crea que el plantel que disputará la China Cup a mitad de enero próximo es la base del manoseado recambio de la Roja, lo cierto es que, más allá de los muchos jóvenes nominados, la utilidad más inmediata e indispensable para Juan Antonio Pizzi es potenciar el rendimiento de algunos titulares dubitativos de cara a la recta final del pre mundial sudamericano para Rusia 2018.

Si los novatos aprueban o no su examen particular es algo secundario confrontado con la necesidad de Pizzi de saber cabalmente que su nómina habitual está toda en el tono preciso para las seis batallas decisivas que librará entre marzo y octubre del 2017.

Con una Roja situada en el cuarto puesto con 20 puntos, pero amagada por Argentina y Colombia, no hay espacio para descuido alguno: de aquí en más el que pestañea pierde.

Por eso Pizzi convocó a titulares fijos como Jara y Beausejour, en la zaga, Fuenzalida, en el mediocampo y Vargas en el ataque. Los actuales azules, porque sus campañas en el torneo local han sido tan vacilantes como revitalizadoras en la selección. Ergo, Pizzi los necesita a ambos en plena forma. No llevarlos a China sería lo más parecido a una decisión suicida.

Lo mismo rige para Vargas, inactivo en el Hoffenheim alemán, y al que le costó recuperar el ritmo de selección. Sólo la Roja le permite mantener la vigencia que la Bundesliga le niega.

Lo del “Chapita” se explica por ser jugador local y tenerlo a plena disposición. Su caso corrobora el propósito último de Pizzi: China es un laboratorio para afinar algunas piezas de la oncena titular que se enfrentará a Argentina y Venezuela, no para empezar a armar la Roja del futuro.

Así también se explican las convocatorias de Toselli, tercer arquero pero llamado en cualquier momento a ponerse bajo la portería, como ya ocurrió contra Paraguay; Paredes, tan veterano que cualquier sobre exigencia lo lesiona, pero con una segunda juventud que aún puede ser útil; Carmona, injustamente olvidado en la era Sampaoli, cuyo rodaje lo sitúa como un relevo natural de cualquiera de los volantes titulares siempre acosados por las suspensiones; Díaz, Valencia, Henríquez y Fernándes, faltos de experiencia como titulares pero ya conocedores del camarín de la Roja.

De seguro, de haber podido, Pizzi hubiese nominado más titulares o suplentes habituales cuyo rendimiento hay que afirmar -léase Fernández, Hernández, Roco, Mena, Pulgar, Silva, Gutiérrez, Orellana y Puch, entre otros- pero no había como conseguirles permiso de sus clubes.

El recambio

Los otros doce convocados sí se inscriben en el ámbito del futuro. Los tres más veteranos, Rafael Caroca (27), Esteban Pavez (26) y César Pinares (25), volantes formados en Colo Colo, además del lateral Óscar Opazo (26) pueden perfectamente ser la base del primer recambio post Rusia 2018. Lo mismo cabe para el delantero iquiqueño Álvaro Ramos (24), cuya velocidad es más que apetecible si algún día logra hacerla letal.

El resto puede inscribirse en la generación de Turquía 2013, aunque no todos hayan jugado el Mundial Sub 20 con Mario Salas. Los arqueros Gabriel Castellón (23) y Darío Melo (23) y el central Branco Ampuero (23); el zaguero Guillermo Maripán (22) y el volante abierto Martín Rodrí- guez (22); Cristián Cuevas (21) y Pablo Galdames (20), claramente fueron nominados pensando en su potencial de crecimiento.

En rigor, no solo ellos, sino otros como Felipe Campos, Nicolás Vargas, Brayan Véjar, Igor Lichnovsky, Válber Huerta, Andrés Robles, Alejandro Contreras, John Santander, César Fuentes, Claudio Baeza, Sebastián Martínez, Diego Valdés, Bryan Rabello, Diego Rojas, Nicolás Maturana, Juan Delgado, Marco Bolados, Ángelo Sagal, Felipe Mora y Diego Rubio, deberían conformar la Roja del futuro. No todos se han consolidado, pero sí siguen en una posición expectante. El sólo valorar su juventud y esa maquinita de engranajes tan precisos y bien ensamblados que lucieron en tierras turcas gracias a la mano del actual técnico de la UC bastaría para tenerlos en cuenta.

Hay otros jugadores mayores que bien pudieron viajar a China. Alfonso Parot y Germán Lanaro, de la UC; Lorenzo Reyes y Franz Schultz, de la U; Paulo Garcés, de Colo Colo; Augusto Barrios, de Antofagasta; Benjamín Vidal y Esteban Carvajal, de Palestino; Misael Dávila, de Iquique; César Valenzuela, de Huachipato; Felipe Seymour, de Unión Española, y Juan Cornejo, de Audax Italiano.

Pero ya está dicho: Pizzi eligió con pinzas a los que debe potenciar para que la Roja juegue su tercer mundial consecutivo. No quiso distraerse con jugadores que, habiendo hecho méritos en el torneo local, no tienen posibilidad alguna de aportar de verdad al despegue del avión rumbo a Rusia.