La linda historia del Cachorro
Dos años como futbolista profesional le alcanzaron a Yonathan Andía para ser convocado a la Selección Nacional por Reinaldo Rueda. Su formador y sus técnicos de Tercera División ayudan a dibujar el retrato de un jugador diferente.
Por GERARDO SILVA
La historia de Yonathan Andía es bastante peculiar. Con la intención de ser veraz en el relato, me comuniqué telefónicamente con él para adquirir información de primera fuente. Desde el lugar de concentración de la Selección Nacional en Venezuela, Yonathan nos atendió gentilmente y nos contó con entusiasmo que desde muy pequeño es amante del fútbol. Recuerda que a los 5 años ya empezaba a jugar “pichangas” en las canchas de tierra en la comuna de Santa Bárbara, Región del Bío Bío, y mucho baby fútbol también con sus amigos de infancia. “Dos o tres partidos diarios”, asegura.
Un día empezó a cambiar su destino:
“Tuve la fortuna de que llegara a mi pueblo el profe Benjamín Muñoz, ex futbolista profesional formado en la Universidad de Chile, goleador histórico de Iberia de Los Ángeles, muy conocido, respetado y admirado en la zona. Ahora es el jefe técnico de la primera escuela de fútbol municipal en esta comuna”.
Ahí es cuando, con el profe Benja entrenándolo, el Cachorro Andía empieza a adquirir los primeros conocimientos futbolísticos. Le preguntamos a Muñoz qué fue lo que llamó su atención en ese muchacho. Nos dice que más allá de sus talentos, que eran evidentes, le sorprendió el conocimiento que este pequeño futbolista tenía de las competencias internacionales. Le gustaba tanto el fútbol, que recitaba de memoria las alineaciones de los equipos más importantes del mundo. “Era increíble”, reflexiona: “un niño a esa edad sólo juega; pocas veces se interesa por observar el fútbol”.
Benjamín no sólo lo tuvo en su escuela de fútbol, sino que también lo incorporó a una selección comunal sub 15 para jugar eliminatorias regionales en ANFA, y es ahí donde empieza a mostrar todas sus condiciones. Luego lo llevó a probarse a Unión Santa María de los Ángeles, que acababa de ascender a Tercera División A. “Es ahí donde realmente lo conozco”; afirma Muñoz.
“En 2011, coincidentemente, fui el técnico de esta institución. Lo incorporamos al plantel como uno de los juveniles, volante mixto. Claramente era un buen jugador, pero chico todavía y con poca experiencia en el ámbito competitivo, y no le alcanzó para quitarles el puesto a jugadores avezados que había en un plantel que luchaba por mantener la categoría”, comentó el ex entrenador de Jonathan Andía.
Al año siguiente, el propio Benjamín Muñoz llegó a hacerse cargo de Unión Santa María y es entonces cuando Andía tiene la posibilidad de jugar muchos partidos; sin embargo, el propietario del club, Pedro Heller, toma la decisión de no seguir participando en la Tercera División.
Continúa Muñoz: “El Cachorro queda sin club y busca alternativas. Juan Reyes Miranda, que era mi ayudante técnico en Unión Santa María de Los Ángeles, lo motiva, lo invita y lo presenta en Deportes Rengo, equipo que estaba militando en la Tercera División B del fútbol chileno. Su técnico, César Bustamante, hoy en General Velásquez en Segunda División, es quien inmediatamente da el visto bueno para su arribo y juntos obtienen el ascenso a la Tercera División A”.
Yonathan cuenta que de ahí pasó a General Velásquez, donde fue poco tomado en cuenta: jugó solamente un partido, recuerda; por esa misma razón decidió volver a Deportes Rengo y se incorpora al equipo dirigido por Fred Gayosso, con quién en un torneo corto logran ganar la copa absoluta.
Su próximo paradero es Chimbarongo Fútbol Club, donde sigue demostrando un buen rendimiento individual. Es precisamente acá donde lo observa Jorge “Maravilla” Guzmán, que por ese tiempo era el entrenador de Deportes Limache, y se lo lleva; Yonathan recuerda que estaba feliz porque era el equipo más grande de la Tercera División, sin saber aún que en este club se repetiría la historia.
Ahora a quién llama poderosamente la atención es a Víctor Riveros, que por ese tiempo dirigía los destinos de una atribulada Unión La Calera y lo invita a entrenar en Primera División B, donde lo inscribió, pero no jugó: sólo participó en labores de sparring; no obstante, poco a poco fue convenciendo con su versatilidad a Víctor, quién definitivamente le dio la oportunidad y le hizo debutar en Primera División.
Es así como a principios del 2018 empieza a ganarse un puesto y termina convirtiéndose en titular indiscutido hasta el día de hoy. “Y aquí estoy” dice con mucha humildad, pero confiesa sentirse muy orgulloso de lo que ha podido lograr con esfuerzo, sacrificio, resiliencia y su siempre buena disposición al trabajo. Recordemos que no solo pasó del amateurismo al profesionalismo, sino que también en sólo dos años como jugador profesional consiguió convocatorias a la selección nacional y ya debutó ante Perú en un partido oficial.
Sin duda es una linda historia de un futbolista que no pasó por divisiones inferiores, que solamente participó de su escuelita de fútbol en Santa Bárbara, pero que luego de eso aprovechó cada una de las puertas que se le ofrecieron en el fútbol amateur. Esto nos deja una tremenda enseñanza: son muchos los caminos para lograr cosas importantes en la vida, especialmente en esta actividad tan competitiva.
Definitivamente Yonathan Andía, el Cachorro, es un ganador y su historia valida la Tercera División del fútbol chileno como un camino viable para llegar al más alto nivel competitivo. Así las cosas, debemos estar muy atentos. No sabemos lo que podrá alcanzar, pero por ahora está jugando Copa Sudamericana con Unión La Calera y Clasificatorias para un Mundial con nuestra Selección.
Su futuro es insospechado. Está cumpliendo sus sueños, jugando y representando al país junto a quienes fueron y siguen siendo sus ídolos. Con 28 años de edad, su único gran sueño es representar a Chile en el próximo Mundial. Desde esta tribuna le deseamos al Cachorro Andía todo el éxito que se merece, que mantenga la humildad que lo caracteriza y siga siendo un lindo ejemplo para tantos jugadores jóvenes de este país.