La celebración mesurada del campeón

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Por El Ágora
Actualizado el 1 de diciembre de 2019 - 4:09 pm

La universidad Católica no pudo festejar en cancha un título que merecía largamente, tanto como la distancia de 13 puntos que estableció con su escolta al momento de la interrupción del torneo, en la fecha 24. Un equipo que lejos de querer sacar ventajas por secretaría, buscó jugar para celebrar con su gente, pero principalmente para normalizar una actividad que –debido a las malas decisiones de sus dirigentes- quedó herida.

Era tanta la distancia que Católica estableció en la tabla de posiciones que más que nunca sus hinchas sabían que el título llegaría en cuestión de tiempo. Sensación instalada en todo el medio, porque si bien matemáticamente era posible descontar 13 puntos de 18, futbolísticamente el equipo no evidenciaba síntomas de una baja en el nivel. Incluso parecía más probable que la distancia aumentara todavía más.

Como el título no resistía discusión, la atención se centró en la lucha por el descenso y por el segundo lugar, posición que clasificaba a la fase de grupos de la Copa Libertadores, que finalmente quedó en manos de Colo Colo ya que al momento de la para del campeonato tenía dos puntos más que Palestino. El cuadro Árabe se tuvo que conformar con el premio de Chile 3, que al igual que en el presente año, lo obligará a jugar una llave de eliminación.

De los 24 partidos que tuvo el Torneo Nacional 2019, el monarca ganó 16, empató cinco y cayó en tres encuentros: en San Carlos frente a Iquique, y de visita ante O`Higgins y La Calera. Es decir, Católica registró un 73,4% de rendimiento.

Los 44 goles anotados frente a los 14 recibidos hablan del equilibrio logrado por Gustavo Quinteros, que mantuvo el orden defensivo de la campaña anterior –que también le valió un título a la UC- incorporándole mayor volumen de ataque gracias, en buena medida, al valioso aporte de Pinares y Puch, que se entendieron a la perfección con Fuenzalida, el otro agente ofensivo importante de Católica.

La UC fue el mejor equipo en todo el certamen, interrumpido a mitad de año por la Copa América, momento en que sacó cuatro puntos de ventaja a su escolta. Distancia que rápidamente fue creciendo luego de la reanudación.

En materia de clásicos, se impuso a Colo Colo en el Monumental, enfrentamiento que no alcanzó a tener revancha. Mientras que goleó a la U, que si bien en el duelo de la siguiente rueda fue superior, no pudo doblegar a la UC.

La única deuda de este equipo está en el plano internacional, donde por momentos insinuó una mejor presentación a la que finalmente tuvo, cosechando tristes eliminaciones en la Libertadores y en la Sudamericana. Seguramente Católica luchará por mejorar su papel en las competencias foráneas, pero para eso tendrá que convencer a Quinteros de seguir trabajando en un país en crisis y en un fútbol de malas decisiones. En definitiva, en una competencia que tiene más dudas que certezas.

Católica termina con la sensación de ser uno de los campeones más merecidos de la historia, tanto que el resto de los clubes confirmaron sin apelación la conquista del título 14 del equipo precordillerano. Un monarca que sacó tanta diferencia con los demás que incluso Colo Colo, el equipo que escoltó por más tiempo al líder, hace rato –mucho antes del estallido social- se bajó de la lucha por el título.

Un más que merecido campeón que no pudo celebrar en cancha. Como decía don Julio: cosas del fútbol.