Juventud, divino tesoro

En todos los deportes ocurre que una generación comienza a despedirse de los lugares destacados, pero no siempre hay un recambio que esté a la altura. Pasa mucho en el fútbol y el nuestro lo está sintiendo. Sin embargo, hay una luz al final del túnel.
Por SERGIO ANTONIO JEREZ / Foto: CARLOS PARRA-ANFP
Es una situación normal y común. No hay deporte ni un país que no haya pasado por esta circunstancia. Algunos logran soslayarla rápidamente merced a políticas y acciones más visionarias. Pero la mayoría ve cómo ocurre el fenómeno sin ver cercana una solución. Se trata del mentado recambio. Ocurre, claro está, en todos los deportes y en especial en el fútbol. No es fácil reemplazar a una generación exitosa de la noche a la mañana y con resultados similares.
En el fútbol pasa y se toma como algo normal. Todos los países han pasado por lo mismo. Y el nuestro no es la excepción ni mucho menos.
La más clara de todas, por lo que alcanzó y por la cercanía del tiempo, es la llamada “Generación Dorada”. La misma que sorprendió al mundo en el Mundial sub 20 de Canadá y que luego alcanzara niveles de “rival difícil” para muchas potencias de la mano de Marcelo Bielsa. La misma que después estuviera a punto de eliminar a Brasil, dueño de casa del Mundial 2014. La misma que, con Jorge Sampaoli en la banca, consiguió su primera Copa América, logro refrendado por su segundo título, esta vez con Juan Antonio Pizzi.
El paso del tiempo es inoxerable y hoy, con sólo algunos de ellos manteniéndose en el primer nivel y la mayoría en entendible descenso, la certeza de un grupo de recambio por ahora sólo está en el umbral de una esperanza.
Sin embargo, de un par de meses a la fecha ha surgido un atisbo de ella. Un toque de ilusión que irrumpe en días complicados en todos los aspectos, pero que alimenta con cierto sustento la idea de encontrar al fin ese necesario, pero esquivo, recambio.
Ya sea por necesidades momentáneas o por visión de algunos con cierto poder de decisión, aparece en el horizonte del fútbol chileno un grupo de jóvenes promesas que aventuran un futuro auspicioso. Está claro, por ahora son promesas, pero su consolidación asoma a la vuelta de la esquina. Eso sí, siempre que los responsables adopten las medidas que permitan a estos chicos pasar, en corto tiempo, de ser promesas a certezas.
Y en este grupo de jóvenes con un amplio futuro hay de todo. Algunos ya son considerados continuamente por sus técnicos, otros están el proceso de convencerlos y varios de ellos aún no han tenido suficientes oportunidades, pero el ojo experto los ha puesto en el camino. Hablo, fundamentalmente, del seleccionador nacional Martín Lasarte, que ya ha convocado a varios de ellos a los microciclos y, mejor aún, a la nómina que afrontará los compromisos más cercanos.
Vea usted. Entre los arqueros, puesto donde es más difícil encontrar a jóvenes con comprobada capacidad, por aquello de que necesitan una maduración más tardía, están Omar Carabalí (23 años) y Julio Fierro (18), los dos de Colo Colo, y Diego Carreño (18, O’Higgins). El primero podría debutar este sábado ante Unión La Calera, aunque suma 17 partidos con San Luis, donde estaba a préstamo. El segundo, aún no debuta, pero ha tenido apariciones en la Selección sub 17. Lo mismo el o’higginiano, con pasos por las selecciones sub 15 y sub17.
En defensa pasa lo mismo. Frente a los ya habituales en sus equipos como Daniel González (19, Wanderers), Joaquín Gutiérrez (18, Huachipato) y Jeison Rojas (19, Colo Colo), hay otras promesas, como los muchachos de la U que tuvieron su inesperado debut internacional a causa del brote de covid-19 que diezmó a los azules ante San Lorenzo de Almagro. Hablo de Bastián Ubal (19), aunque más bien es volante, Daniel Navarrete (19) y Marcelo Morales (17). Y está el caso del colocolino Bruno Gutiérrez (18), nominado a todas las selecciones menores y a préstamo la temporada pasada en Iquique, donde debutó en primera.
Entre los volantes hay dos que ya se puede decir son una realidad palpable: Ignacio Saavedra (22) de la UC, y Tomás Alarcón (22), de O’Higgins. Ambos ya son titulares indiscutidos en sus equipos y asoman como dos piezas interesantes para el mediocampo de “La Roja” adulta. Otro que les sigue de cerca es Ignacio Mesina (20), de fulgurante aparición en Palestino, con un partido internacional incluido. Está también el cruzado Marcelino Núñez (21), con varias apariciones en el primer equipo; Mauricio Morales (21), con otras pocas en la “U”, y César Pérez (18), asiduo volante en Magallanes.
Para la ofensiva hay varios con recorrido interesante: Simón Contreras (19) en la U, es el que más partidos disputó en el torneo pasado de los que componen este grupo. Después están los cruzados Clemente Montes (19) y Gonzalo Tapia (19), que cada vez que entraron mostraron su credenciales. En menor medida, con menos opciones, pero con condiciones de sobra para entrar en la lista, está el colocolino Luciano Arriagada (18). Finalmente, el magallánico Julián Alfaro (19), también asiduo en las alineaciones en el pasado campeonato.
Caso aparte es el de Carlos Palacios (20 años). A su edad tiene un recorrido que sólo podrían compararse con Saavedra y Alarcón. Con 52 partidos en primera, debutó el 2018 en Unión Española, ya suma una aparición en La Roja (ante Venezuela en noviembre pasado), que podría incrementar este viernes en el amistoso contra Bolivia. Y, así de joven, se marcha al extranjero para integrarse al Internacional de Porto Alegre. “La Joya”, como le dicen, es una de las cartas más seguras para la lista del recambio.
Todos los mencionados han sido visualizados por Lasarte y han participado en los microciclos de la Selección, alternando con jugadores consagrados de los cuales pueden aprender mucho.
¿Cuántos de ellos llegarán al nivel más alto para formar parte del esperado recambio? Sólo el tiempo lo dirá. Y, claro, los técnicos que decidan darles un espacio para alcanzar el desarrollo esperado.
Porque, como diría Carlos Jimeno Silva, un viejo amigo reportero y su humor especial: “Si no los atropella un camión, van a ser cracks”.