Goleadas de la Roja: seis veces por siete
La enorme victoria sobre México por la Copa América Centenario constituyó la sexta ocasión, en más de 110 años de historia, en que la Selección Chilena anotó siete goles; de esas seis ocasiones, sólo en tres el equipo nacional terminó sin conquistas en contra. A continuación, un repaso por las grandes goleadas de La Roja en su historia.
1926, el póker de David Arellano: el 12 de octubre en los Campos Sports de Ñuñoa, se anotó la primera victoria internacional de Chile tras 32 encuentros oficiales. El rival fue Bolivia, en el marco del séptimo campeonato sudamericano de selecciones. En la histórica jornada, la Roja remontó el tanto inicial de los altiplánicos (Aguilar a los 4’) y encontró la victoria con cuatro anotaciones del símbolo colocolino que, al finalizar el campeonato, se erigió como máximo anotador con siete goles. Los otros tantos de Chile fueron obra de Manuel Ramírez, Guillermo Subiabre y Humberto Moreno.
1955, el show de “CuaCuá”: nuevamente en Santiago, esta vez en el Estadio Nacional, la Roja consiguió un nuevo 7-1. En la apertura del campeonato sudamericano disputado en casa, los dirigidos por Luis Tirado arrasaron al débil equipo del Guayas, que aún no se posicionaba como un combinado de jerarquía en el ámbito subcontinental. En la jornada del 27 de febrero, las conquistas se distribuyeron entre Enrique Hormazábal (3), Guillermo Díaz (2), René Meléndez y Jorge Robledo, ambos con un gol. En aquella oportunidad, el elenco nacional disputó la última fecha frente a Argentina, que le privó del título con su triunfo de 1-0.
1965, nuevamente en Ñuñoa: el 1 de agosto de 1965, la Selección Chilena inició su camino clasificatorio rumbo a Inglaterra 66 con la misión de refrendar su excelente mundial de 1962. En el principal coliseo deportivo del país, el combinado dirigio por Francisco Hormazábal venció sin complicaciones a Colombia que, pese a su dignísimo cometido en el mundial chileno, aun no era un rival que pudiera discutir la opción nacional de llegar a un mundial. El resultado llegó a estar 7-0 a falta de diez minutos, gracias a las anotaciones de Leonel Sánchez, Carlos Campos, Ignacio Prieto, Alberto Fouillioux y Eugenio Méndez (estos últimos en dos ocasiones). Hermenegildo Segrera fue el jugador cafetero que puso algo de decoro en el expresivo marcador.
1979, airoso en la definición: la Copa América de ese año se disputó sin sede fija. Chile, que compartió grupo con Venezuela y Colombia, llegó a la penúltima fecha con 3 puntos a enfrentarse con los venezolanos, mientras que Colombia esperaba un empate de sus rivales, merced a sus cinco puntos alcanzados para especular en la fecha final. Nuevamente con el Estadio Nacional como escenario, la Roja ofreció un gran nivel, que contrastó con la imagen mostrada en San Cristobal, donde había conseguido un dramático empate 1-1 mmediante anotación de Jorge Peredo, en el minuto 82. Volviendo al 7-0, este fue obra del mismo Peredo (2), Carlos Rivas (2), Leonardo Véliz, Mario Soto y Patricio Yáñez. En la fecha siguiente, los hombres de “Locutín” Santibañez dieron cuenta de los cafeteros por 2-0 y avanzaron a semifinales del torneo, donde vencieron a Perú, antes de caer en tres juegos finales ante Paraguay y alcanzar el vicecampeonato sudamericano.
1997, el último antecedente: Chile inició el año futbolístico en Viña del Mar, de cara a planificar los decisivos partidos clasificatorios que en esa temporada entregaron los cupos a Francia 98. Esta vez en el Estadio Sausalito de Viña del Mar, y bajo la conducción arbitral de Mario Sánchez, la Roja dio cuenta del débil y desconocido equipo de Armenia, que solo tenía a Arsen Avetisyan como jugador reconocible (fue Botín de Oro europeo en 1995). El partido le sirvió a Nelson Acosta para comenzar a definir la lista de seleccionados que debía desplazarse en pocos días a Lima para enfrentarse con Perú por las clasificatorias. Los goles nacionales fueron de Fernando Vergara (2), Jaime Riveros (2), Cristian Castañeda, Pedro González y Fernando Cornejo. Para la anécdota, quedó el penal atajado por el meta armenio Avagyan a Rodrigo “Polaco” Goldberg, que luchó incansablemente por conseguir su gol, que finalmente no logró.