Fútbol: mientras Boric duda de las SAD, Sichel ni las menciona
Aunque los vencedores de la primaria muestran ambos preocupación por el deporte en sus eventuales programas de gobierno, y algunas coincidencias, parecen tener una visión absolutamente contrapuesta acerca de lo que han significado las Sociedades Anónimas Deportivas para el fútbol nacional.
Por EDUARDO BRUNA
Que Sebastián Sichel, triunfador en las primarias de Chile Vamos, es un digno representante de aquellos que defienden el salvaje sistema neoliberal que impuso la Dictadura, perfeccionado y profundizado luego por derechistas y concertacionistas durante más de tres décadas, queda en evidencia con aquel capítulo de su programa de gobierno dedicado al deporte.
Y es que, aparte de las generalidades el caso, y esas eternas promesas que tan bien suenan en el oído de los giles, el candidato Sichel no se cuestiona para nada el que el fútbol chileno esté regido hoy por Sociedades Anónimas Deportivas que, en más de quince años de vigencia, han sido un canto a la ineptitud, a la frescura y a la corrupción. El resultado que hoy tenemos, fruto de esa panacea que en su momento nos vendieron los mismos de siempre, es un fútbol no sólo con agudos problemas económicos en la mayoría de las instituciones, sino de nula o escasa competitividad internacional.
Y es enteramente normal. De clubes mediocres no puede surgir una competitividad que consagre como campeón al mejor de todos, sino al menos discreto de todos. Y de una liga mediocre no pueden surgir clubes cuyo nivel les permita pararse de igual a igual ante cualquiera en las dos confrontaciones que cada año organiza la Conmebol: la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana.
Sichel, que debe ser de los que piensan que el balón salta porque adentro tiene un conejo, en su programa de gobierno no aborda para nada esta cruda realidad. Debe pensar que las Sociedades Anónimas Deportivas son toda una maravilla, y que son lo mejor que se ha inventado luego de la pólvora y el gas licuado.
Después de todo, fue ministro de Piñera, redactor principal de esa ley funesta que hoy tiene a nuestro fútbol por los suelos, y que debe creer –además-, como lo pensó siempre su ex patrón, que el fútbol es una chacota que no se debe tomar muy en serio, salvo que sirva para embaucar incautos en las campañas políticas, haciéndose en su momento hincha de Wanderers y luego fanático albo, sabiendo todo el mundo que el tipo –caradura como el que más- fue siempre “fan cruzado”.
Por el contrario, el bueno de Sichel, sin entrar en mayores detalles, postula que se debe «incentivar la inversión privada en el deporte, incorporar las donaciones en la ley única de donaciones que está en avance, incorporar un área de cooperación público privada y asegurar la entrega de recursos de manera oportuna, eficiente y de rápida ejecución a deportistas, federaciones y el Comité Olímpico de Chile”.
Paja molida, viejo. O venta de la misma pomada con otro envase, si usted quiere. Porque precisamente que los ricachones ociosos tomaran el fútbol como un juguetito y un “hobby”, y se metieran a poner plata en los clubes convencidos de que esta iba a ser una inversión más, y tan redituable como cualquier otra, fue ligerito un fiasco para ellos. Pronto tuvieron que convencerse de que el fútbol es una empresa que responde a las sacrosantas leyes del mercado hasta por ahí no más. Y como también se convencieron pronto de que no iban a poder ganar plata “a la buena” (concepto por lo demás bastante relativo en este caso), la iban a ganar igual, aunque fuera “a la mala”.
Dicho claramente: haciendo las mismas pilatunadas y maldades de siempre, pero legales. Porque a estos tipejos lo legal les encanta cuando los favorece (casi siempre), pero ya no son tan fanáticos de la legalidad cuando, por esas cosas de la vida, se les da vuelta la tortilla. El problema es que el cuerpo legal que dio origen a las SAD es tan laxo y permisivo, que en el fútbol chileno de los últimos tiempos se han cometido todo tipo de enjuagues, de trampas y de latrocinios, sin que ningún personaje funesto haya tenido que pasar por un proceso en los tribunales.
Mucho menos vestir un trajecito a rayas. Hasta hoy, Sergio Jadue se sigue dando la vida del oso en Miami, y sus cómplices activos y pasivos actuando en el fútbol como si aquí no hubiera pasado nada.
Sichel, cuyo programa respecto del fútbol parece ignorar del todo la crisis que tenemos, aborda por cierto otros puntos. Como “la reestructuración del Ministerio del Deporte a partir del reforzamiento en su estructura con la presencia de especialistas (deportistas, doctores, psicólogos, nutricionistas) y fortaleciendo la relación del Mindep con el Instituto Nacional del Deporte, reforzando su rol como ejecutor técnico y fiscalizador”.
En otras palabras, y sin que se hayan cumplido aún ocho años de esta entelequia que inventó Piñera para que su amigo Gabriel Ruiz Tagle fuera ministro en su primera administración, Sichel considera que, tal como está, el Ministerio del Deporte vale callampa. Y que, además de eso, el Instituto Nacional del Deporte debe reforzar su rol como ejecutor técnico y fiscalizador. ¿Se refiere Sichel a que el IND no dijo esta boca es mía cuando la actual ministra del Deporte –Cecilia Pérez- se mandó a hacer unas oficinas a todo pasto al interior del Estadio Nacional, con un costo cercano a los 100 millones de pesos?
Sichel, por último, en su generoso ofertón, señala que hay que «apoyar a deportistas retirados con programas de transición a la vida laboral con capacitación y acompañamiento». En un apartado para la Mujer en el Deporte expresa que se apoyará «a las deportistas y el deporte femenino reforzando la equidad de género y potenciando talentos, igualando premios monetarios entre mujeres y hombres en competencias organizadas por el Estado».
Sobre las instalaciones deportivas, explica que la idea es «modernizar el Centro de Alto Rendimiento (CAR) con mejor infraestructura. Dotar con mayor tecnología y mejorar los canales de comunicación entre deportistas, entrenadores y cuerpo médico, y avanzar en convenios regionales que permitan dar acceso a deportistas de alto rendimiento (tanto mayores como menores de 18 años) a servicios de apoyo al deportista».
Sobre el fútbol, en cambio, Gabriel Boric, vencedor de la primaria de “Apruebo Dignidad”, parece tener la película un poco más clarita, expresando que se trata de «una actividad de interés público, coordinada por clubes y corporaciones sin fines de lucro, a una industria privada liderada por Sociedades Anónimas que buscan hacer negocios con la administración de los clubes de fútbol profesional del país. Hoy ese modelo se encuentra en crisis, por lo que en nuestro gobierno fomentaremos la discusión sobre la recuperación de los clubes de fútbol profesional para los hinchas”.
Y decimos “sólo un poco más clarita” porque, de acuerdo a la redacción, Boric y su comando afirman que el fútbol es una actividad de interés público, coordinada por clubes y Corporaciones sin fines de lucro. Y ocurre no sólo que los clubes no coordinan nada, porque esa es tarea de la Federación y de la ANFP, sino que las Corporaciones de Derecho Privado sin fines de lucro, que en su momento fueron los clubes nacionales, hoy son todas Sociedades Anónimas, salvo una o dos honrosas excepciones, entre las cuales se cuenta Curicó Unido.
Apunta un pleno, en cambio, cuando el programa de Boric señala tajante que ese modelo hoy está en crisis. Pero le decimos que en su definición Boric igual se quedó corto: el modelo, o sistema de SAD, tan nefasto como corrupto, no sólo está en crisis, sino que ya no da para más. Que, mientras más se prolongue, los resultados serán todavía más catastróficos.
El candidato del “frenteamplismo”, en otros puntos de su programa para el deporte en un eventual gobierno suyo, por ejemplo, expresa que «aspira a construir un país donde los establecimientos educacionales entreguen una formación integral a los niños, niñas y adolescentes, que incluya la construcción de hábitos de vida activa y la formación de una cultura del movimiento que reconozca las diversidades, superando el modelo tradicional basado en la enseñanza de deportes e integrar otras prácticas corporales y lograr una mirada intersectorial en relación a la educación física».
Sobre el Deporte de Alto Rendimiento, Boric establece que “se busca construir un país en donde las organizaciones deportivas superiores y máximos exponentes del deporte a nivel internacional, trabajen en conjunto con el Estado para la instalación de una cultura del deporte y movimiento en nuestro país. Para ellofortaleceremos la gestión federada y nos aseguraremos de que sean entidades realmente democráticas y ajustadas a las normas vigentes. En este punto, reconoceremos la labor de los y las deportistas de alto rendimiento con un contrato de trabajo que les permita reconocerse como trabajadores para aportar en dignidad, integridad, integralidad y seguridad».
Por último, el diputado expresa en su programa que el deporte debe tener una dimensión social y cultural: «La visión con la que se ha promovido el deporte en nuestra sociedad ha invisibilizado la dimensión social y cultural de esta práctica corporal. Aprovechando el proceso de descentralización, avanzaremos en una institucionalidad deportiva más pertinente con la realidad local de cada región del país».