Feliz cumpleaños, Don Elías, el mejor chileno de la historia

Si alguien quiere plantear que hay un futbolista más completo que él, tiene que exponer mejores argumentos que los que aquí se entregan. Nuestro regalo y homenaje en este 25 de octubre, un nuevo aniversario de su nacimiento.
Por JULIO SALVIAT
Periódicamente, el mundo discute acerca de quién es el mejor futbolista de la historia. Y las opiniones van cambiando con los años: por citar a los de tiempos modernos, en la década del 50 del siglo pasado las preferencias fueron para Alfredo Di Stefano. En la siguiente, el indiscutido fue Pelé. Más tarde, Diego Maradona. En nuestros días, Lionel Messi. O Cristiano Ronaldo. Por ahí, acompañándolos, aparece Johan Cruyff.
Y no hay acuerdo. Y da para discusiones encendidas de acuerdo a los gustos -y a las edades- de cada cual.
En Chile el asunto es más simple, aunque también los votos van variando de acuerdo al paso del tiempo.
En un asunto tan subjetivo, tienen ventaja los mayores, porque vieron más y pueden comparar entre los jugadores que sus ojos vieron.
Para las nuevas generaciones, es difícil entender que en tiempos pretéritos hubo futbolistas tan buenos como los de ahora, sobre todo si no hay testimonios visuales de cómo jugaban.
Es arriesgado decir que “no habrá otro como él”. Pero sí se puede afirmar que no ha aparecido otro como Elías Figueroa. Para suerte de él, hay videos que lo certifican.
FIGURA MUNDIAL
Un periodista y estadístico español llamado Alexis Martín Tamayo está considerado como el más riguroso investigador de la actividad futbolística. Cincuentón, firma sus trabajos con el seudónimo de MisterChip y su opinión es muy respetada.
Hace unos años, casi exigido por sus seguidores, hizo el ranking de los mejores de todos los tiempos. Y sin tener ninguna relación con Chile, ubicó a Elías Figueroa como el sexto mejor central del mundo en toda la historia. Su lista la encabezaba el alemán Franz Beckenbauer, campeón mundial en 1994. Lo secundaban el argentino Daniel Pasarella, también campeón del mundo en 1978; el italiano Paolo Maldini, campeón intercontinental y de un Mundial de clubes; el también italiano Franco Baresi, campeón del mundo en 1982, y el español Sergio Ramos, campeón del mundo en 2010. Detrás de Don Elías, clasificaba al neerlandés Ronald Koeman y al inglés Bobby Moore.
Podría decirse que es una opinión más, discutible como todas. De hecho, la Globe Soccer Awards, organización de los jeques árabes, escogió a Cristiano Ronaldo como el mejor del siglo pasado, para indignación de los “messistas” y, cuando todos discutían sobre el jugador del año entre el argentino y el portugués, cortó por la sano: eligió al polaco Robert Lewandowsky.
Se confirma el dicho de que sobre gustos no hay nada escrito. Pero la opinión de MisterChip tiene respaldos sólidos. El principal, las distinciones que se le otorgaron a Figueroa mientras jugaba.
Hay dos situaciones que le dan mucha ventaja sobre el resto: la FIFA lo nominó dos veces como el mejor central del mundo cuando defendía al Internacional de Porto Alegre (1975 y 1976) y la encuesta continental del diario El Mundo, de Venezuela, le otorgó durante tres años consecutivos el título de “mejor futbolista de América”.
Hay que detenerse en esto último: para esa elección, tal como lo hace desde 1985 el diario El País, de Uruguay, votan connotados periodistas de todos los países americanos. Y el mérito mayor es que lo consiguió en una época en que brillaba Pelé, que antecedió en esas distinciones. En 1974, se impuso sobre Marinho, defensor brasileño, y Carlos Babington, volante argentino; en 1975 superó a Norberto Alonso, uno de los jugadores más talentosos producidos en Argentina, y a Fernando Morena, el gran goleador uruguayo, y en 1976, dejó con las ganas a dos astros de marca mayor: los brasileños Zico y Rivelino.
Hay que tener muchos pergaminos para superar esas dos marcas.
PATRÓN DEL ÁREA
Cuesta encontrar palabras para describir fielmente cómo jugaba Elías Figueroa. Cada atributo suyo da para un tratado.
¿Quieren un jugador fuerte? Ahí tienen uno: el único que sabía que le habían pegado era el afectado; nadie más lo veía. Pero no era sucio: lo echaron una sola vez de la cancha en toda su trayectoria: jugando contra Perú por las semifinales de la Copa América. Por estos días se cumple el aniversario: ocurrió el 24 de octubre de 1979.
¿Quieren un jugador técnico? No van a encontrar a un defensor con tantos recursos: buen anticipador, soberbio cabeceador, gran gambeteador, seguridad extrema en la salida limpia, casi insuperable en el uno contra uno.
¿Quieren un jugador agresivo? De estos hay más en todas partes, pero lo suyo era controlado y oportuno. El “gol iluminado” en Porto Alegre, las conquistas ante Ecuador en las Clasificatorias, el gol a Colo Colo para contribuir al título de Palestino en 1978, lo marcan en este sentido.
Tal vez sea mejor escuchar opiniones de los que algo saben.
Pelé, por ejemplo, sostuvo -y no fue en Chile para quedar bien- que “si Elías hubiese ganado un Mundial, sería el mejor de la historia”… ¿Recuerdan a Carlos Alberto, el lateral derecho brasileño que sentenció el 4-1 de Brasil sobre Italia en México 70? Escúchenlo: “No tengo duda en afirmar que Elías Figueroa es el mejor zaguero del fútbol mundial”… Deben ubicar a Franz Beckenbauer, que lo puso por encima de él: “Yo soy el Figueroa de Europa”… Nelson Rodrigues, uno de los más prestigiosos escritores y dramaturgos brasileño, lo definió poéticamente: “Elegante como un conde de smoking, peligroso como un tigre de bengala, Elías Figueroa fue el zaguero perfecto”… Y para ponerle la rúbrica a todo esto, palabras de Daniel Passarella: “Figueroa y Beckenbauer han sido los únicos centrales mejores que yo en la historia”. Y las de César Menotti: “Es el mejor central que vi en mi vida”.

Si alguien quiere plantear que hay un futbolista chileno más completo en toda la historia, tiene necesariamente que exponer mejores argumentos que los señalados. Y encontrar a otro abuelo que haya jugado un Mundial.
