Falló el experimento de la Davis… y también Chile
Más que una Copa Davis pareció estar mirando el Mundial de Tenis por Equipos que se disputó entre 1978 y 2012 y que nos dio esas bellas alegrías en Dusseldorf, cuando Chile levantó la copa consecutivamente el 2003 y 2004.
La gracia de un torneo que se disputa desde 1900 perdió toda su esencia en esta prueba de Piqué y compañía. Y razones hay varias: la cancha, el tiempo, el formato, por mencionar algunas.
No es casualidad que España se haya proclamado. Claro, era el único local de la competencia -y lo volverá a ser el 2020-, un aspecto clave en la definición de las llaves en este tipo de competencias, donde uno ve más que solamente tenis.
La cancha, pese a no ser de arcilla, estaba hecha a la medida de Nadal. La “Caja Mágica” se eligió para que España tuviera chances de la Ensaladera. Y no falló la proyección con un Rafa imparable y un Roberto Bautista-Agut elogiable por sobrellevar la muerte de su padre en el campeonato ganando puntos claves.
El formato tampoco fue el adecuado. Un día (en vez de dos) y tres sets (y no cinco) le quitaron emoción y más con un 2-0 prematuro. Claro, jugar un tercer punto dependía de cómo estaba aspectado el país que ganaba, incluso dejando de jugar el dobles -como fue el caso de Canadá y Australia en fase de grupos para poder descansar pensando en su próxima llave-, donde se da ganador al que se presenta por un doble 6-0, lo que claramente afecta a terceros y al resultado final.
Finalmente, concentrar todos los partidos en menos de una semana conspira contra el público, los jugadores y hasta la propia información de los mismos con tantas cosas pasando a la vez -en Chile se le dio más cobertura por estar participando del torneo, pero básicamente por la falta de fútbol local-.
CHILE ENTRE LUCES Y SOMBRAS
¿Cómo analizamos a Chile? No es fácil. Después de un pésimo arranque con Argentina, el 1 del país Cristian Garín recuperó el tenis que lo tiene 33 en el ranking al final de la temporada.
Eso nos da algo de tranquilidad considerando que ante un jugador como el alemán Struff (35 del mundo), o sea de su misma categoría, demostró que tiene con qué pelear. Y ganar.
El gran problema es Nicolás Jarry. Se hace urgente que elija un técnico -recientemente dejó de trabajar con Martín Rodríguez- que le haga cambiar el chip y le permita retomar la confianza que perdió hace meses, que lo tiene sin ganar partidos y con un ranking 77, muy lejos del puesto 38 que ostentaba en julio de este año.
Sin un 2 “fuerte” Chile pierde muchas chances de hacer cosas importantes en la Davis, recordando que el equipo capitaneado por Nicolás Massú debe enfrentar a Suecia de visita el 6 y 7 de enero de 2020 buscando un cupo en la fase final, o en cualquier campeonato que enfrente, como la venidera ATP Cup de enero.
A priori el rival es más que abordable considerando que los hermanos Ymer son la base del equipo con un ranking muy alejado a los peligrosos (Mikael 74 y Elias 145), aunque con la actualidad de Jarry -lamentablemente- el triunfo se hipoteca.
Por eso es fundamental que el nieto de Jaime Fillol se reencuentre con su mejor tenis. Golpes tiene, físico también. El tema es trabajar la cabeza.
De lo demás, el agradecimiento a Hans Podlipnik -quien anunció su retiro- por ayudar a consolidar el actual equipo del “Vampiro”, la esperanza del debutante en Davis Alejandro Tabilo, de 22 años y con una zurda prometedora, y Tomás Barrios-Vera que con 21 no sólo se puede convertir en uno de los doblistas titulares del equipo nacional, sino también en quien “apriete” a Jarry como el 2 de Chile.
Más allá de estas consideraciones la Davis ya no es la misma. Al menos no lo lo fue en la Caja Mágica, donde lo único que descolló fueron los trucos de Nadal.
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