Eutanasia para la U, ahora

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Por Ele Eme
Actualizado el 4 de diciembre de 2021 - 11:31 am

Pese a ser un acérrimo hincha azul, en las actuales circunstancias prefiero el descenso de la U. Analizando pragmáticamente el drama que vivimos, lo veo como la única salida a esta crisis futbolística.

Por ELE EME

Las cartas están echadas. En caso de que este domingo Huachipato le gane a Melipilla, la U pierda con La Calera y Curicó triunfe, empate o incluso caiga por un gol ante Audax, Universidad de Chile jugará en la Primera B el 2022.

La angustia es total en las huestes azules. Me refiero a los hinchas, porque ni jugadores ni dirigentes parecen inmutarse por la suerte del club. Hasta se ha hablado de un incentivo económico (premio) por mantener la categoría. Estoy seguro que si le hubieran ofrecido lo mismo al “Pluto” Contreras, el “Tanque” Campos, Braulio Musso, Leonel y futbolistas de esa talla se habrían sentido ofendidos. Con el corazón les bastaba para revertir una mala racha.

La de nosotros ya dura tres años. ¿Repasamos? El 2019 salvó al equipo un autogol providencial de Zenteno de Iquique y la invasión a la cancha del Estadio Bicentenario de La Florida de hinchas de Colo Colo en pleno estallido social, lo que llevó a la ANFP a suspender el torneo. El 2020 no caímos sólo por un triunfo de local contra Antofagasta (en la despedida de Montillo) y por el empate agónico del ex azul John Salas sobre la hora de Coquimbo en La Cisterna, contra Palestino. Y ahora vamos por las mismas.

Lo mejor para la U sería bajar. Aquí le explico por qué.

1.- Se terminaría este calvario interminable de la gran familia bullanguera, que no se lo merece por ninguna parte. Me imagino un partido con Magallanes en el Municipal de San Bernardo, con solcito, después de almuerzo. Un fin de semana tranquilo, al fin. La bandita de los albicelestes, banderitas azules, el equipo corriendo, pero si no ganamos da lo mismo. Y si nos ganan con gol sobre la hora, lo atribuiremos a las cosas del fútbol. La U dejará de ser un motivo de depresión colectiva. Como siempre debió ser.

2.- Veríamos quiénes huyen como ratas y quienes permanecen para devolverle a la institución su grandeza, partiendo por el pronto retorno a Primera División. Yo tengo los nombres claritos, pero no los voy a adelantar porque sería un pronóstico demasiado obvio.

3.- Al fin tendríamos nuestro estadio. No sé, Lampa, Padre Hurtado, Malloco, Peñaflor, Cumpeo, Cachiyuyo, Coihueco. Una de esas localidades apacibles donde los alcaldes no van a poner el grito en el cielo porque unos cabros le pegan a la pelota en la cancha y otros a un bombo en los tablones, como en el gran Santiago. Estar en Primera B (segunda como se decía antes, en que todo era más simple) es estar lejos del mundanal ruido, de los titulares, de las protestas de los colocolinos ante la sola posibilidad de que nosotros también tengamos casa propia. ¿Y qué hará la barra? Tendrá que viajar, pernoctar, machetear, faltar a la pega. Y no les importará. Por algo son hinchas. Y estarán felices con su caldera azul, por más a contramano que les quede.

4.- Tendríamos mejores dirigentes porque necesariamente algo aprenderán ellos también de un eventual descenso. Miren que anunciar quiénes no siguen a una semana del partido que nos puede mandar a la peor de nuestras pesadillas. ¿Con qué motivación van a entrar a la cancha De Paul, Sandoval, Espinoza y el resto de los cortados aún con el campeonato en marcha?

5.- Lo más importante: se cortaría la racha de 20 años CONSECUTIVOS sin poder ganar en el Monumental. Díganme que no sería todo un logro. Porque si Colo Colo nos empezara a pasar por arriba de nuevo en Macul, tras un paso nuestro por los potreros, se trataría de OTRA paternidad. La del 2002 al 2021 se habría interrumpido para siempre.

En serio, muchachos. No merecemos seguir conectados a una división que nos quedó grande. 

Eutanasia, ahora.