Estados Unidos: aprueban despegue de taxi volador
Joby Aero Inc. obtuvo el permiso de la Administración Federal de Aviación para empezar a probar su primer prototipo de avión.
Por EL ÁGORA / Foto: JOBY AERO INC
Los taxis aéreos eléctricos serán una realidad en el futuro casi inmediato en Estados Unidos, luego de que la empresa californiana Joby Aero Inc. obtuviera de la Administración Federal de Aviación (FAA) una certificación para que su aeronave opere en el espacio aéreo solamente con ciertas restricciones.
Los reguladores federales dieron luz verde al nuevo prototipo de producción, que tiene como novedad el despegue y aterrizaje vertical.
Joby ha estado construyendo y volando prototipos de preproducción desde 2017. Pero esta vez es significativa, porque es el primero de sus vehículos construidos en fábrica en ser aprobado para vuelos de prueba. Hasta ahora, la compañía sólo podía hacer demostraciones con un prototipo hecho a mano, y ahora saldrán en línea de producción.
La empresa aspira a iniciar operaciones comerciales en 2025, y para ello se ha asociado con Delta para ofrecer a los pasajeros “un servicio de transporte sostenible y transformador de casa al aeropuerto”, que se pondrá en marcha en Nueva York y Los Ángeles.
Eso significa que los clientes de esas ciudades podrán reservar un asiento para viajes en taxi aéreo hacia y desde los aeropuertos cuando reserven vuelos de Delta.
Una animación en el sitio web de Joby muestra un viaje de este tipo, desde un helipuerto en el centro de Manhattan hasta el aeropuerto internacional John F. Kennedy, realizado en siete minutos (frente a 49 minutos que demora un auto).
Y más allá de viajes al aeropuerto, Joby anuncia sus taxis aéreos como “un servicio aéreo de viajes compartidos” que los clientes pueden reservar a través de una aplicación, como alternativa al transporte terrestre.
La empresa afirma que su avión será mucho más silencioso que los helicópteros y también mucho más baratos.
JoeBen Bevirt, fundador y consejero delegado de Joby, señaló que la empresa espera empezar a prestar sus servicios a un precio medio de unos tres dólares por milla -comparable al de un taxi- y, con el tiempo, reducirlo a menos de un dólar por milla.