El Superclásico y los comentarios de lo superficial
Tras el rotundo triunfo de Colo Colo sobre la U, las opiniones, en especial de ex jugadores azules que criticaron a los actuales, porque no hicieron lo que ellos mismos tampoco fueron capaces de hacer, se quedaron en lo superfluo y dejaron a un lado lo realmente importante.
Por ALEJANDRO CORTES MUÑOZ
Luego del merecido triunfo de Colo Colo me acordé de la muy educada frase de Jean Beausejour al diario La Tercera el pasado 19 de febrero, en que señalaba que le interesaba la opinión especializada y no la del hincha medio termo, medio simio. Frase bien elegante para alguien que fue postulado a ministro del Deporte y al que varios de esos hinchas calificados así por el retirado jugador pagaron su pase de dos millones de dólares y su buen sueldo por cuatro temporadas que dejaron el suculento legado de un título. Y una pelea con Mauricio Pinilla, autodenominado referente azul, que no ganó títulos con la U ni clásicos con Colo Colo y que hoy ningunea a sus pares por lo que el mismo no realizó. Y, además, opina sin tapujos en la televisión pagada, es decir un buen saldo económico versus el ninguneo del sacrificio del hincha azul para pagar, incluso a veces, galerías de 10 lucas.
Hago este preámbulo porque, desde mi punto de vista, hoy el deporte que lleva la delantera en los medios de comunicación es el de atacar sin bases y la búsqueda de un protagonismo personal, ser la noticia y no comentar ésta (no aludo a Guarello en todo caso). Lo lamentable es que estas supuestas verdades son sin análisis y el debate sin altura de miras (en todo caso, yo hago lo mismo con esta opinión, así que caigo al mismo saco).
¿En la quinta fecha del campeonato y con el llamado Superclásico como plato fuerte, alguien podía esperar algo más de la U, aparte de lucha y desgaste? ¿De verdad alguien creía que Colo Colo no ganaría este partido en este inicio del torneo?
Recuerdo que hace un par de años Colo Colo ganó por el mismo marcador y en el mismo estadio. La diferencia era que en la U estaba Johnny Herrera, el arquero y jugador más ganador en la historia azul, que ganó un clásico por allá por los 2000 y que después nunca más lo ganó, pero hoy da recetas que él jamás llevó a cabo en la misma cancha.
En ese equipo estaban el mismo Beausejour, Jara, Pinilla, por nombrar algunos, y el resultado fue el mismo, pero con supuestos jugadores clase A.
¿Que quiero señalar con esto? Que la respuesta no está en ver quién hizo algo mejor o peor en la cancha y un diagnóstico a cualquier ojo. Creo que el camino debe ser la política deportiva de lo quiero realizar y cómo lo voy a realizar. Para mí ese es el mayor pecado actual de la U y sus dueños en el último tiempo y, sobre todo, el de no recobrar lo que siempre caracterizó a la U, la idiosincrasia y espíritu. Cómo se extravió esto, que al final era lo que hacía GRANDE a la U, y que se perdió luego de beber y comer del caviar del 2011.
Volver a encontrar el espíritu es vital y saber lo que se quiere hacer y, sobre todo, explicárselo a lo más importante que tiene la U, SU GENTE. Ésa para mí es deuda, atribuible a quienes dirigen, porque son ellos los que deben tener la mente fría y no cambiar en la medida del resultado. El ejemplo a seguir está cerca con la Universidad Católica y el “aguante” a Mario Salas, hasta obtener el bicampeonato.
Lo complejo para eso es analizar y ese, hoy, desde mi punto de vista, es el déficit más grande de nuestro de fútbol y que en la medida que pasa el tiempo se irá acentuando sólo si buscas ganar sin espaldas. Al final, el que gana es siempre es uno, pero tus espaldas les da la transcendencia y les entrega la importancia que la organización le da a los objetivos. Esa medición es mucho más amplia de quién hizo o no el gol o quien perdió un penal como Pinilla, quién se comió un gol como Herrera o quién denostó al consumidor como Beausejour (¿se imaginan en Estados Unidos denostar así a un consumidor en la MLS?).
En fin, tras 20 años que trabajo en fútbol y sin dejar de lado mi amor por la U, debo reconocer que sólo soy un comunicador opinante callejero, se podría decir que soy algo así como termo opinante u opinante simio, pero siempre igual de frente y no con una postura para la televisión por cable y otra en mi forma de actuar en la vida.