El radicalismo está por el Apruebo sin dudas ni ambages

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Por Vicente Riffo Reyes
Actualizado el 24 de agosto de 2022 - 11:39 am

¿Por qué estamos por el Apruebo?

Desde su nacimiento, el radicalismo ha estado conformado por personas con un espíritu racionalista, progresista y evolucionista, al servicio del desarrollo humano y el permanente cambio social. En este sentido, como históricamente ha sido desde que hicimos la Revolución Constituyente en 1859, nuestro partido lucha por una constitución democrática, que termine con el autoritarismo presidencial, el centralismo político-económico, y que dé herramientas claras al pueblo para combatir las innumerables injusticias sociales inherentes al capitalismo. Hoy, todos nuestros órganos, tanto de la Juventud Radical como del Partido Radical, desde sus bases, asambleas, regionales, directiva nacional y el Consejo General, han dado su más ferviente apoyo a la opción “Apruebo”.

Sobre la actualidad y el PR

Desde la mirada idealista y la pragmática, contemplando el corto y el largo plazo; la respuesta radical es la misma:

No hay una doble lectura, por una votación unánime, las más de 94 delegaciones radicales de todo el país acordaron un firme y categórico “Apruebo” para este plebiscito. No hubo absolutamente ni un sólo voto “rechazo” en el Consejo General del PR.

Esto es, porque el “Apruebo” ofrece una ruta de cambios concretos y termina con el candado de la oligarquía para hacer reformas. Porque queremos un mejor país para todos los habitantes de nuestro país y para quienes lo serán en el futuro. Sabemos que es necesario terminar con la Constitución impuesta de la dictadura, usurpadora de la soberanía popular y de comprobada vocación obstructora de las reformas sociales.

Por esto y mucho más, como radicales tenemos claridad de que la mejor opción para el futuro de Chile es la del “Apruebo”.

Sobre algunos abanderados por el “Rechazo”.

En la actualidad no podemos negar que existe un clima polarizante y de tensión nacional, en la previa de la consulta ciudadana más importante del siglo.

En una situación tan compleja como la actual, es natural que existan diversas posturas en torno a la consulta que se propone a la ciudadanía. Por lo anterior, es que en el marco de una sana convivencia democrática los partidos políticos generan instancias de acuerdo para poder afrontar estas coyunturas. La postura oficial radical no podría estar más clara por el “Apruebo”.

Es cierto que pueden, a pesar de esto, existir casos de personas que no respeten la disciplina partidaria y, vulnerando los principios democráticos, pongan su individualismo por encima de la democracia. A estas personas, donde incluso figuran algunos personeros de alto calibre público, les digo que lamentablemente están convirtiendo su libertad de expresión en libertinaje. Así como hay límites que

establecen los derechos humanos, también existe el principio universal de que “la libertad de uno termina cuando comienza la libertad del resto”.

Al prestarse para la enésima campaña del terror orquestada por la derecha empresarial, estos personeros le están faltando al respeto al partido que dicen querer. A su gente, a su historia, a sus principios.

Incluso desde un punto de vista pragmático, uno pensaría que militantes con tan larga experiencia política no caerían en una estafa tan evidente como el que se formula en el “rechazar para reformar”, mensaje que enarbolan las mismas fuerzas retrógradas que obstaculizaron todo intento de cambio durante más de 30 años. A quienes jugaron con la miseria de la gente.

Desde la Juventud Radical pensamos que la llamada “Centroizquierda por el rechazo”, no es más que un Caballo de Troya de la oligarquía chilena, cuyo único fin es confundir al votante de la “ex Concertación”. Frente a ello hago un fuerte llamado a no caer en la trampa, porque el radicalismo está por el “Apruebo” y quienes se han perfilado como “carneros de la derecha” no nos representan, ni su opinión es la del PR.

No sé si quiero referirme a correligionarios de larga data como “carneros de la derecha”… Busco otras palabras, pero no las encuentro. Independiente de las intenciones que se tengan, hacerle el juego a la derecha es traicionar al radicalismo.

Desde que volvió la democracia no se había visto un descuadre similar con la posición oficial del Consejo General del Partido y menos en una materia tan importante como ésta.

Es inadmisible para el militante plenamente radical vulnerar la democracia interna, y que más aún se asuman como frenos de los cambios sociales tan necesarios en nuestro país, actitud propia de los sectores conservadores y momificantes del país.

Aún no es tarde para reincorporarse al Viejo Tronco Radical.

Un tardío “Aprobar para reformar” o incluso un “Aprobar con reservas”, sería un gesto sumamente importante para la historia.

¿Quién podría decir que se ha inventado la Constitución perfecta? ¿Que no será necesario cambiar nada? ¿Que no vendrán nuevos desafíos en el futuro y deberemos adaptarnos? Todo esto es perfectamente conversable, siempre que exista la voluntad de entenderse en una vocación transformadora, motivaciones que caben en el “Apruebo”, no así en el “Rechazo” que vuelve a ofrecer al país la misma Constitución del dictador que el pueblo ya repudió tantas veces y en todos los tonos posibles.

Finalmente…

Debemos redoblar los esfuerzos en estos últimos días de campaña. Aún no hay que bajar los brazos, la derecha más recalcitrante, sus esbirros: los hacedores de mentiras y tergiversadores de siempre, gastan todos sus recursos en engañar a los incautos. Están trabajando con más ahínco que nunca para embaucar a la ciudadanía y evitar perder los privilegios que les legó la tiranía de Pinochet en detrimento de toda la gente, particularmente los más humildes.

Quiero señalar a toda la ciudadanía que si algo nos demuestra este debate es que no podemos dejarnos confundir ni embaucar. No es casualidad que todas las organizaciones políticas y sociales con vocación transformadora están por el “Apruebo”. El radicalismo, primera fuerza en lucha por una Constitución democrática, desde 1859, no es la excepción. Este 4 de septiembre, votaremos: “Apruebo”.