El primero de Carlitos

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Por Sergio Ried
Actualizado el 11 de septiembre de 2022 - 12:20 pm

Con sólo 19 años, Carlos Alcaraz conquistó su primer Grand Slam al vencer en la final del US Open al noruego Casper Ruud y de paso se convirtió en el nuevo número uno del mundo. En damas, el título fue para la polaca Iga Swiatek. Pero antes de estas jornadas decisivas hubo hitos que marcaron a fuego este último Grand Slam de la temporada. Y a ellos vamos a referirnos.

 

EL ADIÓS DE SERENA

Indudablemente, éste fue el hecho cumbre del torneo y el que repletó el Arthur Ashe Stadium de Flushing Meadows por tres noches seguidas. Porque, la que, para muchos, ha sido la mejor jugadora de la historia, debía retirarse del tenis para siempre, el lunes en su debut. Pero quiso el destino y un sorteo benévolo, brindarle la oportunidad de ganar a la montenegrina Danka Kovinic (80a WTA) esa primera noche y los homenajes y celebraciones debieron postergarse para su segundo encuentro, dos días más tarde cuando enfrentara a la estona Anett Kontaveit (2a), a quien también venció. Una nueva postergación de la fiesta para el round tres, esta vez ante la croata-australiana Ajla Tomljanovic (48a), la que la derrotó 7-5, 6-7 y 6-1, dando pie finalmente a la esperada celebración de esta grande del tenis. Veinticinco mil personas aplaudiendo y coreando su nombre en el estadio para tenis más grande del mundo. Su casa.

CAÍDA DE TSITSIPAS

Tal vez la bomba más grande del tenis de esta década fue la derrota de uno de los candidatos a ganar este US Open, el griego Stefanos Tsitsipas (5°), a manos del colombiano Daniel Galan (94°), por 6-0, 6-1, 3-6 y 7-5. Inesperada derrota, sobre todo por los dos primeros sets que fueron de pesadilla para un candidato al título. Y una noche memorable para el de Bucaramanga, quien, desde las clasificaciones, avanzaba a segunda ronda al vencer a continuación al local Jordan Thompson (102°), antes de caer en cuatro sets con el español Alejandro Davidovich Fokina (39°).

AFUERA EL NÚMERO UNO

Se anticipaba que, por lo que venía jugando, Nick Kyrgios iba a ser un duro rival para el ruso Daniil Medvedev, aunque como siempre todo iba a depender de si el australiano podría dejar de lado sus pataletas y concentrarse en el juego. Y eso fue precisamente lo que ocurrió en este match de octavos de final, en el cual el hijo de griegos mostró toda su enorme gama de golpes y su talento para desbancar al número uno del mundo, por un contundente 7-6, 3-6, 6-3 y 6-2. Kyrgios confirmaba así estar para cosas mayores si cerraba su bocaza.

PIERDE NADAL

No es normal que el mallorquín caiga en octavos de final y menos en un Grand Slam que estaba destinado a ganar. Pero los milagros ocurren y esta vez uno de ellos tuvo lugar en el court principal de Flushing Meadows, donde el hijo de inmigrantes de Sierra Leona, Frances Tiafoe (26°) dio el batacazo del año derrotando al gran favorito Rafael Nadal (3°), por 6-4, 4-6, 6-4 y 6-3, demostrando facetas inéditas en su juego, como sus devoluciones de servicio dando dos pasos dentro de la cancha, atacando y subiendo a la red para liquidar los puntos con exquisitas voleas.

TIAFOE CONTINÚA

Pero éste no iba a ser el único gran triunfo del estadounidense, porque a renglón seguido venció al ruso Andrey Rublev (11°), por 7-6, 7-6 y 6-4, en un partido épico, para llegar al match de su vida contra el «niño maravilla» de Murcia, Carlos Alcaraz, que venía de derrotar en el mejor partido del torneo al italiano Jannik Sinner en cinco infartantes sets.

EL PARTIDO DEL AÑO

Se sabía que cuando se encontraran Alcaraz con Sinner iban a saltar chispas. Sus confrontaciones anteriores (2-1 a favor del italiano), anticipaban un duelo a muerte. Y vaya que lo fue: 5 horas y 15 minutos de lucha, la que tuvo un desenlace épico a favor el español. El 6-3, 6-7, 6-7, 7-5 y 6/3, que indica a las claras que el partido se definió por un par de pelotas perdidas que en este caso corrieron por cuenta de Sinner, quien pudo liquidar el pleito en cuatro sets (tuvo un match point a favor), pero que dejó escapar por esos pequeños detalles y por el juego implacable de su rival. De todos modos, este será un partido que quedará en la historia del torneo.

LAS SEMIS

Desde esas noches mágicas de Jimmy Connors en la década de 1970, levantando partidos que perdía dos sets a cero contra Patrick McEnroe y Aaron Krickstein, que Flushing Meadows no vivía los momentos de euforia y entusiasmo desbordado que se vivieron en los partidos de Frances Tiafoe. Locura total de los 25 mil espectadores en la semifinal que el estadounidense perdió en 5 sets y 4 horas y 19 minutos, ante Carlos Alcaraz. Un match que, si existieran los empates en el tenis, éste sería uno de ellos, pero que se resolvió en favor del que estuvo más fresco y tuvo más resto físico. Y este fue el joven Carlos Alcaraz. La otra semifinal ganada por el noruego Casper Ruud (5°) sobre el invitado de piedra, el moscovita Karen Jachanov (31°) en cuatro sets, paso casi inadvertida ante la enorme expectación provocada por la otra semifinal, entre el jovencito de Murcia y el moreno de Washington, que venía a continuación en la jornada nocturna.

LA LUCHA FINAL

La final de este apasionante y extraño torneo ofrecía mucho más que un trofeo y 2 millones 600 mil dólares al campeón. Porque dados los resultados producidos durante las dos semanas de competencia y a la ausencia obligada del «anti vacunas»

Novak Djokovic, el campeón pasaba a ser el número uno del mundo. Y este fue Carlos Alcaraz, que venció por 4-6, 6-2, 7-6 y 6-3, en un opaco partido al noruego Casper Ruud, que de verdad no dio el ancho para ceñirse la corona. Ambos entraron al Arthur Ashe con una gran mochila sobre sus hombros. El español, por la enorme responsabilidad de ser el favorito y por los duros y agotadores partidos anteriores. El de Oslo, por encontrarse casi sin pensarlo, al borde de ganar su primer Grand Slam y ser el mejor del planeta. Demasiado para un jugador que basa todo su poderío en su frialdad y su mente de ajedrecista, porque su juego, pese a ser muy completo, aún no está a la altura de un número uno. Lo hace todo bien, pero no tan bien ni con armas tan letales como las de su rival de esta ocasión. Un rival notoriamente disminuido física y mentalmente y que a ratos parecía un fantasma comparado al Alcaraz que ganó a Sinner y a Tiafoe. Con un público que vino a despertar recién en el tiebreak del tercer set y que estímulo al de Murcia a sobreponerse a sus debilidades y sacar adelante un partido que a ratos se veía muy complicado por la regularidad y sapiencia de su rival. Así pudo ganar con holgura el tiebreak del tercer set y rematar de manera contundente en el cuarto. Tratando de acortar los puntos subiendo constantemente a la red, haciendo saque y volea y confirmando que por el momento es el rey. Un rey que puede tener larga vida porque recién cumplió los 19 años.