El “pasacalles” que conmemoró un año más de la falaz “operación Colombo” en dictadura
En un burdo y cruel montaje, Pinochet y sus serviles dieron por muertos en el exterior a 119 detenidos que, según la prensa alcahueta de la época, “se habían matado entre ellos”. Una multitudinaria marcha portó las siluetas de los asesinados en 1975.
Por EL ÁGORA / Foto: AGENCIAUNO
Con una marcha entre el Museo de la Memoria y el Museo Nacional de Bellas Artes, se conmemoró, por parte de organizaciones civiles y defensoras de los derechos humanos, un año más del exterminio de opositores durante la dictadura.
El acto, definido como un “pasacalles”, fue organizado por el Centro Cultural 119 Esperanzas, el Colectivo 119 Familiares y el Museo de Bellas Artes. El que se repita el número 119 no es para nada antojadizo: fueron ellos las víctimas de detención y desaparición forzada cuando en este país campeaba la barbarie.
Cada uno de ellos estuvo representado por siluetas portadas por los asistentes a la marcha.
La ceremonia, que partió este sábado con la multitudinaria marcha, culminó este domingo en el Museo Nacional de Bellas Artes tras una jornada llena de actividades culturales.
La denominada “Operación Colombo” tuvo lugar en 1975, cuando más de un centenar de detenidos por los esbirros de la dictadura fueron dados por muertos en falsos enfrentamientos entre ellos, tanto en Brasil como en Argentina.
Para darle credibilidad a este alevoso asesinato, la dictadura de Pinochet, con el apoyo de ultraderechistas de ambos países, crearon dos medios de comunicación para llevar la noticia de los falsos enfrentamientos. Dos medios que, por supuesto, sólo tuvieron un número de edición, para luego desaparecer.
Pese a lo burdo del montaje, la prensa nacional no tardó en hacerse eco, dando por hecho de que, efectivamente, esos chilenos se habían asesinado entre ellos por “disputas Internas”.
El diario La Segunda, de la empresa El Mercurio, fue incluso más allá, titulando en primera página: “Exterminados como ratones”.
Recuperada la “democracia”, el Colegio de Periodistas, a través de su Comisión de Ética, aparte de “suspender” temporalmente a algunos periodistas involucrados en el falaz montaje, nunca adoptó las sanciones drásticas que el caso ameritaba.
Eran tiempos en que la derecha había vuelto a ponerse el disfraz de “demócrata” y la Concertación prefería mirar para el cielo, cuidando el pacto de impunidad que hizo con los cómplices y alcahuetes de la dictadura.
