El Halcón Garcés dejó su huella en Antofagasta
Con la salida oficial de Paulo Garcés no cabe dudas que el aire en el
camarín será otro en 2020. El paso del arquero por Antofagasta será
recordado nada más que por un detalle estadístico, como tantos otros
jugadores que han vestido sin pena ni gloria esta camiseta sin dejar
una huella deportiva. Aparte, su tendencia al protagonismo y sus
actitudes de divo fuera de la cancha desde su llegada a fines de junio
2017, demostraron siempre una postura de superioridad incluso mayor
a la del propio equipo.
En las últimas horas a raíz de sus contantes mensajes de despedida
por su red social Instagram, el todavía llamado “halcón” ha dejado un
rastro de migas como para que sus serviles fanáticos lo mantengan
elevado, a pesar de su imagen en la opinión pública, la cual se
contrapone radicalmente a los que le escriben “ídolo”, “capo”, “fiera”,
crack”, porque alguna vez se sacaron una “selfie” con él. Aunque es
comprensible, no entiendo la necesidad de algunos por quedarse con
un recuerdo de los protagonistas y así mostrarle al mundo virtual que
una foto pedorra es más importante que manejar información diaria y
comprender la realidad política del equipo. En este contexto me
pregunto si cuarenta y cinco partidos de liga pueden catapultar a un
jugador en ídolo o referente sin haber ganado títulos y para peor,
haber arrojado doping positivo en un año de campeonato como lo fue
el 2018.
Los números hablan por sí solos. Cuarenta y siete partidos oficiales
por Club Deportes Antofagasta. Dos de ellos por Copa Chile 2019
donde se perdió en primera ronda contra Barnechea en tanda de
penales y que prácticamente no cuenta ya que venía saliendo de su
castigo de cinco meses por el Panel de Disciplina del Tribunal de
Expertos en Dopaje. En resumen, contando sólo los partidos de liga
recibió 49 goles (siempre titular) con un registro 19PG – 15PE – 11PP,
es decir, Antofagasta ganó el 53% de sus puntos con él atajando.
Estadística normal que no se compara con el efecto positivo que
tuvieron en su momento Jorge Broun, Matías Dituro y Fernando
Hurtado, los tres mejores arqueros de los últimos años en la “Perla del
Norte”.
En dos años hablé tres veces con Paulo directamente. Siempre fue
alguien esquivo con notorios rasgos de fobia hacia la prensa en
general. Salvo cuando le convenía aparecía en algún mano a mano
del Mercurio de Antofagasta. El resto de sus apariciones nos
enterábamos por la prensa capitalina. Repito, nunca por su
rendimiento en cancha. De hecho, hasta el día de hoy toda la
hinchada recuerda su fatídico error en Quillota que le quitaba el sueño
de pelear por el campeonato a un equipo humilde, que dentro de toda
la adversidad que lo rodeaba, peleaba curiosamente por algo más que
una liguilla en 53 años de historia. Ese día Garcés salió a la cancha
con un dedo fracturado en su mano derecha.
Un par de fechas posterior a eso, tras una dura derrota en Sausalito,
en el análisis post partido le fui con todos los argumentos futbolísticos
que por primera vez me animaba a decir en público. Un malestar
transformado en verdad que por fin me sacaba ya que, a mediados de
agosto previo a comenzar la segunda rueda, le había preguntado a
Gerardo Ameli por su convicción de mantener en el arco a Garcés,
que ya en los entrenamientos se veía inferior a Hurtado. El rosarino en
ese entonces me dijo: “es una decisión que tomamos entre todos y
aporta mucho el preparador de arqueros. Cuando decidimos que
juegue Garcés no soy sólo yo el que elije”.
Simplemente comenté tres cosas a modo general. Primero, su poca
reacción cuando le patean a los costados. Era algo común verlo
estático luego de un gol esquinado en contra. Segundo, su juego con
los pies. Algo que nunca pudo mejorar y destaca por su carencia de
habilidad. Tercero, sus formas de ser en los entrenamientos donde a
veces mostraba un desgano como si no le importara lo que pasara con
el equipo. Reitero, en un torneo donde lo tenía como protagonista a
Antofagasta. Eso provocó que él me llamara desde un número privado
al día siguiente. Jamás me había dado una nota. Jamás habíamos
dialogado una sola palabra más allá de un saludo diplomático.
Cuento corto, prácticamente me trato como si fuera un periodista
amateur que jugaba a ser analista deportivo. Argumentos como “tú
nunca has jugado”, “tú nunca has sentido lo que es estar en una
cancha”, “te pareces a los periodistas de Santiago que me tienen
envidia”, y cosas de ese estilo. Yo aproveché el llamado para decirle
personalmente lo que él me parecía como jugador, que finalmente es
lo único que me interesó siempre evaluar de él. “Nunca te he dicho
manos de mantequilla, y me duele como hincha que la gente te trate
así, pero yo opino sobre lo que veo y me parece que no estás siendo
el arquero que solías ser”. Nunca me olvido de esa frase por su
reacción. Se nota que le jode harto que le recuerden sus errores. Pero
ese no era mi problema. Al final hablamos cerca de 45 minutos. No
niego que una vez que dialogamos bajó un par de cambios y nos
despedimos bien. Las otras dos veces que intercambiamos palabras
fue una cuña que me dio (en ese tiempo era corresponsal en Bío Bío
Deportes) por el asunto de su juicio por el doping. La tercera vez
camino a mi casa, vivíamos algo cerca y justo nos topamos. Nada muy
profundo pero sí hubo comunicación directa.
El verdadera doping
Club Deportes Antofagasta mediante un comunicado de prensa daba a
conocer la situación que ponía en alerta a todo el fútbol chileno
explicando que con fecha 5 de mayo 2018 les había llegado una
notificación de la Comisión Nacional de Control de Dopaje, la cual
informaba del resultado positivo en el control doping que se le aplicó a
Paulo Garcés luego del partido entre Antofagasta y O’Higgins por la
sexta fecha del campeonato 2018 (3 a 2 ganó CDA) detectándose en
su organismo la sustancia “dimetilbutilamina”.
Esto provocó su salida inmediata del equipo en un ambiente
periodístico local mudo y sin capacidad de reacción por esa imagen
impuesta de “ídolo” que yo nunca me fumé. En Antofagasta hay
mucho colocolino en plataformas donde se intenta hablar y debatir de
fútbol. Ni siquiera ellos podían hacer la sutil diferencia. Lo que ahora
es divertido porque incluso en los últimos días, muchos portales
populares que suman tráfico y “clicks” generando chimuchina, han
puesto como opción a Garcés para candidato a peor arquero de la
década en Colo Colo.
Días después de que Antofagasta hacía pública la emergencia.
Garcés aparecía casi que en cadena nacional en una nota realizada
por TVN. Allí declaraba cosas como: «con todo esto mi nombre se
ensucia y es lo que quiero limpiar…voy a llegar a todas las instancias
con abogados para sacar esto a flote y estar jugando pronto… pensé
que lo había vivido todo en el fútbol, pero faltaba esto… tengo la
tranquilidad que no hice nada malo, fue una sustancia que tomé con el
consentimiento de los doctores del club…a la postre salió esta
sustancia que no estaba en el rotulado que salió positivo en el
examen».
Pese a su castigo de cinco meses. El presidente Jorge Sánchez
increíblemente le ofreció dos años más de contrato. Algo inverosímil
de por cómo se empezaba a manejar comunicacionalmente la
situación. El club estaba quedando muy mal parado. Se oían un millón
de cosas, pero la verdad es que Garcés no informó a nadie que
consumió el famoso “Hydroxycut Hardcore Elite” de la marca
canadiense Muscletech. Nunca lo dijo públicamente, pero ese
producto a él le llegó mediante un auspiciador. Junto a él, otros
futbolistas del equipo recibían productos de la marca distribuidos por la
misma persona. Al enterarme de esto, se me hizo muy llamativo la
suerte que habían tenido esos jugadores al no ocurrirles nada (si es
que se sometieron a algún test anti dopaje).
Es muy importante saber que para un producto de este tipo ingrese a
Chile los importadores deben activar protocolos estrictos a través del
Ministerio de Salud. Estos conductos regulares no lo hacen todas las
pymes que hoy comercializan este tipo de suplementos que se han
masificado en el comercio chileno. Esta regularización es ciento por
ciento responsabilidad del vendedor, y quizás en ese sentido Garcés
tuvo algo de razón al declarase inocente, pero si se hubiera informado
bien, o mejor dicho, si hubiese querido asesorarse mejor, jamás
hubiera arrojado positivo porque el producto que le provocó esa
anomalía en su organismo fue un batido de proteína, distribuida por
otra empresa con la cual él tenía también tuvo relación en
Antofagasta. El nombre del producto: Beast Protein.
Esto se confirma con información publicada el 5 de abril del 2019 en
una nota de cnnchile.com [https://www.cnnchile.com/deportes/la-mala-noticia-
que-recibio-paulo-garces-previo-a-la-demanda-que-le-interpondra-a-
antofagasta_20190405/] donde se comparte al público un extracto de la
resolución emitida por el Panel de Disciplina del Tribunal de Expertos
en Dopaje ante la apelación que hizo el arquero.
“Se agrega como nuevo inciso 5º en el considerando quinto de la
sentencia apelada la siguiente oración: ‘Que el quemador de grasas
de denominación Hydroxycut que el deportista dice haber utilizado, no
contiene la sustancia prohibida Dimetilbutilamina o DMBA que la
Agence Francaise de Lutte contre le Dopage, Francia, laboratorio
autorizado por la WADA que identificó haber encontrado en la muestra
de orina recogida de don Paulo Andrés Garcés Contreras, sustancia
que motivó iniciar la presente denuncia, por lo que la excusa del
consumo del señalado quemador de grasas, no resulta admisible”.
¿Cómo ningún periodista en Chile no se fijó en este detalle? Según
ese dictamen se confirmó que la sustancia Dimetilbutilamina no
apareció entre los compuestos del quemador de grasa que Garcés y
sus abogados plantearon como pilar en su defensa. ¿No era lógico
preguntarle al jugador qué otro suplemento había consumido?
Además, en el mismo texto se señala que el producto denominado
Hydroxycut ya no es permitido para su comercialización en algunos
países.
Siguiendo con la cronología. El 31 de marzo 2019 en la previa del
partido que los Pumas le ganan a Universidad de Chile por 3 goles a
1, fue muy comentada la aparición del arquero en las cámaras de
CDF, amenazando con demandar a Club Deportes Antofagasta por los
perjuicios que le provocó la suspensión por dopaje. “Fue culpa del
doctor, pero el único que pagué fui yo”, comentó en aquel momento.
Jugadores como Paulo Garcés dudo engalanen una Liga Chilena
alicaída de talento, pero en el folklore mal entendido por los
espectadores que se autodenominan como fanáticos sin ninguna base
de hincha, adquiere seguro el título de figura. Y con eso seguramente
se podrá mantener en su nuevo equipo, Curicó Unido. A quien
públicamente les tengo que agradecer a nombre de muchos hinchas
por habernos librado de semejante carga. No por la persona. Paulo
Garcés sabrá cómo es en su intimidad, a mí no me interesa. Yo
siempre hablé de él sobre lo futbolístico, de su rendimiento espantoso
a veces, pero intentando ser lo más objetivo y preciso para evitar
malos ratos que al final igual tuve que aguantar, aunque no con él,
sino con otros ex pumas que piensan que los periodistas debemos ser
amigos de ellos y jamás hablar mal porque “tienen familia y a ellos les
duele cuando oyen cosas que no son verdad”. Yo no estoy para eso, y
entiendo que a veces la crítica no se toma bien de parte de la gran
mayoría de futbolistas y entrenadores, pero yo también tengo familia y
amigos. Me gusta que ellos vean cómo me rompo el lomo trabajando.
Para eso estamos al menos en Antofagasta. Para sumar verdades
esperando ojalá, que podamos leer a otros periodistas partidarios
atreverse en información y no sometidos ante la comodidad. Gracias
Curicó. Harta fuerza a sus hinchas porque se les viene duro con
Larcamón y el ex “halcón”.