“El fraseo y el encanto de una noche de blues en Liniers”: crónica del concierto de Eric Clapton en Buenos Aires
Ante 30.000 personas en el estadio de Vélez, el guitarrista británico de blues rock abrió su gira 60 aniversario en Latinoamérica el pasado viernes 20. Con un imponente repertorio, “Mano lenta” dejó en claro que el retiro definitivo aún debe esperar.
Por RODRIGO CABRILLANA, enviado especial / Foto: @GALLO
Llegar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a reportear el concierto de uno de los músicos clásicos de la historia del rock, emociona. Pero, también sorprende conocer a fondo la naturaleza de la cultura bonaerense. No solamente porque se trata de una urbe rica en conocimiento, sino porque eso se amalgama muy bien con el fútbol. De entrada, sus numerosos murales dedicados a Diego Maradona y a figuras mundiales como Messi no dejan de llamar la atención. Eso deja claro el sentimiento que resalta la pasión por lo local.
Y que Clapton escogiera abrir su gira latinoamericana en Buenos Aires no es casualidad. Porque los argentinos saben de rock. Los miles de fanáticos que llegaron hasta la cancha del José Amalfitani tenían altas expectativas del show y, de hecho, no salieron defraudados. Se sintieron dichosos de poder apreciar el concierto de una de las máximas leyendas de la guitarra eléctrica.
Tras cruzar de prisa desde Palermo en dirección a Liniers, y de comentar en un café junto al autor Sergio Marchi la trascendencia de la música de Clapton, la llegada al estadio de Vélez no resulta dificultosa. Es más, la arquitectura del recinto deportivo impresiona por lo imponente de su altura para quienes vamos por primera vez. Sin embargo, el evento no logra repletar el lugar, pero la gente que respondió a la convocatoria tiene muy claro el porqué de su asistencia y el valor de quien toca esa noche.
David Lebón se presentó a primera hora de la tarde, donde tocó seis temas, y cuando arribamos, es el turno de Gary Clark Jr. que interpreta en directo varias de sus nuevas composiciones. Fueron doce canciones en total, cerrando con “Bright lights”, uno de sus temas más populares. Un espectáculo correcto y solemne de aproximadamente una hora, donde el guitarrista estadounidense luce todos sus pergaminos en cada una de las canciones en que participa. Y donde deja patente porqué es el elegido de Clapton para abrir todos los shows de la región.
De forma posterior, y puntualmente a las 9 de la noche, Eric Clapton sube a escena. Con un poncho, jockey y su tradicional guitarra inicia el concierto con un riff que resulta un fogonazo: “Sunshine of your love”, de Cream. La audiencia del estadio de Vélez cae rendida a los pies del músico inglés. Luego interpreta canciones de Charles Segar, un clásico de Willie Dixon y vuelve nuevamente a los años de Cream para tocar “Badge”.
Posteriormente, una sección con guitarra acústica prosigue en el show. Robert Johnson y Jimmy Cox son dos de los autores citados por Clapton en su faceta musical más de raíz. Incluso se da tiempo para estrenar nuevas canciones: “The Call”. Pero el fervor total viene con las versiones impecables de “Change the World” y con la emotividad de “Tears in Heaven”, la canción dedicada a su tempranamente fallecido hijo. El estadio vitorea fuertemente la labor musical del compositor británico.
La última parte del show vuelve a su faceta más eléctrica, y es ahí donde Clapton se luce nuevamente junto a su banda que lo acompaña. El estadounidense Doyle Bramhall II en la guitarra, un viejo camarada como Chris Stainton en el piano, Tim Carmon en los teclados, Nathan East en el bajo, Sonny Emory en batería y las cantantes Katie Kissoon y Sharon White.
Con “Behind the Mask”, “Old Love”, “Cross Road Blues”, “Little Queen of Spades” (las dos últimas de Robert Johnson) y una electrizante versión de “Cocaine”, el infaltable clásico de J.J. Cale, se va cerrando el concierto. Para finalmente regresar a un encore con “Before You Accuse Me”, el cover de Bo Diddley, al que también se une Gary Clark Jr. La despedida es muy al estilo de una jam de rock blues, masiva.
Clapton nos dejó con una sensación musical de entusiasmo y algo de nostalgia, al tener la posibilidad de escuchar perfectas versiones de todas sus canciones. Porque a pesar de su edad, el guitarrista no compromete su voz y menos su estilo de tocar. Sino que, al contrario, luce espléndido en todo lo que hace vocal y musicalmente en el escenario. Lo que permite pensar que aún tiene mucho por dar, considerando incluso una nueva producción discográfica que se avecina en octubre.
La salida del estadio es siguiendo el peregrinaje de todos los fans que comentan a viva voz lo magnífico que resultó el show. La noche bonaerense parece más iluminada y jovial, y a pesar de las dificultades que arroja la escasez de locomoción pública en el lugar, todos se retiran felices a sus destinos. Clapton hizo historia en Vélez y probablemente éste fue su mejor concierto en Argentina.