El experimento de Guede le cuesta a Colo Colo la punta del torneo
Así como hay entrenadores anodinos, conservadores y cuida puestos que durante toda su carrera caminarán al borde de la cancha sin que sus pisadas dejen huella alguna, hay otros que a toda costa quieren pasar a la historia.
A Colo Colo le tocó uno de estos últimos.
Pablo Guede es de aquellos que posa de saber mucho y sus ambiciones suelen trasuntar un tufillo de superioridad. Algo de eso traslució temporadas atrás en Palestino, al que le sacó trote a costa de mucho atrevimiento no exento de costalazos cuando se ponía demasiado ingenioso.
En el cacique la temporada pasada aprendió a golpes que su arrojo ofensivo no cuajaría en un plantel lleno de veteranía. Corrigió demasiado tarde y salvó el honor aunque perdió el campeonato.
En el arranque del actual Scotiabank Clausura pareció encontrar el equilibrio, pero salvo la buenísima actuación ante Universidad Católica, desilusionó contra Deportes Temuco y Huachipato y apenas venció a un Wanderers demasiado bisoño. Así fue perdiendo la ventaja inicial.
Lo de hoy en el estadio Cavancha se sabía difícil. Por el reducto y por el rival, que le pisaba los talones y lucía una regularidad elogiable desde el segundo semestre del año pasado.
También complicaba los ocho lesionados, entre ellos «Pajarito» Valdés, fuera de combate en la víspera del viaje al norte.
Lo que nadie esperaba es el conejo que Guede quiso sacar del sombrero. Alineó un equipo sorprendente…por lo ilógico. Puso al juvenil Iván Morales como lateral volante derecho, posición que el novel goleador jamás ha desempeñado, y a Esteban Paredes como volante ofensivo. El colmo de la extravagancia. El histórico jamás ha jugado en mitad de cancha y, obviamente, tampoco lo hizo esta vez, menos con el desgaste frente a Venezuela. En los hechos fue un tercer delantero acompañando a Vilches y a Rivero, pero el equipo quedó partido en dos. Nadie había para generar juego desde más atrás y por eso de nada sirvió la velocidad de Morales y Mark González por las bandas. Rara vez pudieron incidir.
Deportes Iquique, con una alineación lógica y archi probada, se adueñó del balón. Entre los celestes sí había un conductor, el argentino Gonzalo Bustamante, que inclinó la cancha hacia el arco de Paulo Garcés.
La apertura de la cuenta alba, a cargo del uruguayo Rivero, fue un despropósito corregido minutos después gracias al ya consabido error de Garcés, que no puede con su atolondramiento. Su mal saque le dejó la pelota a los celestes y Bustamante percutó rápido. Para mala suerte del portero albo, el misil dio en el poste derecho y golpeó su cabeza para irse adentro. Justicia total.
La segunda etapa comenzó igual. Con Iquique apropiado del juego. Vaya a saber por qué Guede pensó recién a los cinco minutos del complemento lo que no hizo en la víspera ni en el entretiempo.»¡Huum!», razonó, «nos falta un conductor». Y resolvió el ingreso de Ramón Fernández por Vilches.
Lo malo fue que no había pasado ni un minuto de la autocorrección cuando apareció otra constante alba de larga data: la de Fierro marrando por alto. Sea porque a veces se queda pegado al piso permitiendo el salto libre de un rival como porque en otras falla en el cálculo y le regala el balón un adversario apostado a sus espaldas. Hoy ocurrió esto último. El aprovechador fue Álvaro Ramos.
Colo Colo debió remar desde atrás. Claro que con la conducción de Fernández se adueñó de la pelota y metió a Iquique atrás. Así, gracias a un pase filtrado del nacido en Formosa, vino el empate de Rivero.
Y cuando era más factible el gol albo surgió el contragolpe nortino. Mathías Riquero hizo un lujo en mitad de cancha, Claudio Baeza pasó de largo, y el uruguayo metió un pase bajo para que Ramos dejara atrás a Barroso y a Campos, batiendo sin problemas a Garcés.
Fin de la historia. Ahora Iquique es el puntero, Colo Colo se llena de dudas frente a una impetuosa Universidad de Chile que lo esperará el sábado próximo en el Estadio Nacional con el cuchillo entre los dientes.
Los colocolinos no quieren creer que, como en otros torneos recientes, su comienzo arrollador pueda terminar como un globo desinflado. Pero no es improbable. Si sale indemne del Nacional -mejor si es con un triunfo- el equipo puede recuperar la confianza y el talante. Si no, de nuevo se vendrá la noche.
Guede ya lo sabe. Debe dejar atrás los experimentos. Que lo suyo es el arrojo, no la clarividencia.
PORMENORES
Estadio: Cavancha, Iquique.
Público: 2.771 espectadores.
Árbitro: Patricio Polic.
Deportes Iquique (2): Brayan Cortés; Alan Moreno (85’ Eduardo Farías), Hernán Lopes, Mauricio Zenteno y Tomás Charles; Misael Dávila, Rafael Caroca y Diego Torres; Gonzalo Bustamante (85’ Enzo Guerrero); Álvaro Ramos y Felipe Reynero (71’ Mathías Riquero). DT: Jaime Vera.
Colo Colo (2): Paulo Garcés; Gonzalo Fierro, Julio Barroso y Felipe Campos; Iván Morales (78’ Fernando Meza), Claudio Baeza, Gabriel Suazo y Mark González (58’ Branco Provoste); Esteban Paredes; Octavio Rivero y Andrés Vilches (52’ Ramón Fernández). DT: Pablo Guede.
Goles:
0-1, 15′ Octavio Rivero (CC)
1-1, 23′ Paulo Garcés -en contra- (DI)
2-1, 52′ Álvaro Ramos (DI)
2-2, 70′ Octavio Rivero (CC)
3-2, 82′ Álvaro Ramos (DI)
Amarillas: Gonzalo Bustamante, Diego Torres, Rafael Caroca (DI); Mark González, Gabriel Suazo, Claudio Baeza (CC)
Expulsados: No hubo