El enrarecido ambiente previo a la fecha final del fútbol argentino

Si River e Independiente juegan “para atrás” podrían privar a sus clásicos rivales de una estrella más.
Por ELE EME
“Un final a todo morbo”.
Así han definido los medios argentinos la última fecha del campeonato argentino de fútbol. Boca Juniors llega con una ventaja de un punto sobre Racing. El ingrediente extra es que los xeneizes se enfrentan a Independiente, equipo que, de arrebatarle puntos en la Bombonera, facilitarían la vuelta olímpica de Racing, archirrival de los rojos de Avellaneda. Y hay más: por su parte “la academia” se verá las caras a la misma hora (este domingo, a las 17:00 horas) con River Plate, cuadro que, de impedir un triunfo de Racing se arriesga a ver a los “bosteros” (su enemigo de siempre) alcanzando una nueva estrella.

Se dice que tanto Independiente como River van a jugar para atrás, para no ver celebrar a sus contendores más enconados. Desde la vereda de una de mis muchas ignorancias, me pregunto ¿a qué se referirán con eso?
“Jugar para atrás” suena a “correr más lento”. ¿Se puede hacer eso sin que uno se vea ridículo y por ende lo descubran atornillando al revés?
Debe ser tan difícil como “gritar más bajo”, “pegar más blando” o “zamarrear más suave”. Digo, me imagino que podría intentarse, pero ¿cómo lograrlo sin que el mundo entero lo note?
¿Será necesario implementar un servicio de VAR extra? Estaría diseñado para detectar quién juega a media máquina en estas instancias decisivas (reconvención verbal y, a la próxima, amarilla), quién no mete la pierna (se va de cartulina por ser caballero en exceso) y quién está perdiendo demasiadas pelotas cerca de su área (roja directa).
En el caso de los arqueros de Independiente y Racing, están más expuestos aún. Una falla, por más mínima que sea, y aunque no termine en gol de los contrarios, desatará todo tipo de murmuraciones y suspicacias en el mundo futbolístico argentino. Más de algún compañero se pasará la película de que al portero le pagaron para sabotear sus propios colores y le recriminará en el entretiempo ya sea por qué se vendió o por qué no le propuso al hombre del maletín repartir la guita entre todos los compañeros, ahora que la recesión se viene fuerte y que la señora del lateral izquierdo espera trillizos. Todos sicoseados. Un quilombo de aquellos.
En nuestro fútbol también ha pasado. El velo de la sospecha ha caído sobre Católica, que perdió “sorpresivamente” en San Carlos de Apoquindo con Unión Española en enero de 1989, lo que precipitó el descenso de su némesis, la U (que tampoco pudo ganarle a Cobresal en el Nacional). Sobre el propio Colo Colo, la estrecha amistad de cuyo DT, Arturo Salah, con el de los azules, Manuel Pellegrini, habría explicado el impensado 3-0 de los universitarios sobre los albos una fecha antes.

¿Y qué me dice del confeso arrugue de Emiliano Vecchio jugando por el “cacique” contra su exequipo, Unión Española, en la última jornada del torneo del 2013? El volante argentino esa tarde en Santa Laura se ofrecía para servir todos los tiros libres y de esquina y absolutamente todos los lanzaba lejos del arco del cuadro de colonia y de sus compañeros. Raro, considerando su pegada, habitualmente exquisita. Ocho años después, quizás calculando que su mala fe había prescrito, reconoció que quiso ayudar a los hispanos, con quienes se encariñó mucho en su paso por ese club. Ese día los rojos campeonaron y la UC se quedó, de nuevo, con los crespos hechos (era el otro candidato a la corona).
La confesión de Emiliano Vecchio:
¡BOMBAZO! 😱 Emiliano Vecchio admitió en @SC_ESPN que en el partido de Colo Colo vs. Unión Española, que le dio el título a los “Hispanos” el año 2013, SÍ TIRÓ los córners y tiros libres para cualquier lado 🤣.
¿Qué te parece? pic.twitter.com/XGzU0Yhuoj
— ESPN Fútbol Chile (@ESPNFutbolChile) September 17, 2021
Volviendo a lo que pasa allende los Andes, he llegado a la conclusión de que nadie va a quedar libre de polvo y paja luego de este domingo, que ni River ni Independiente van a conseguir eximirse de la duda sobre el recto proceder de ambos. Hagan lo que hagan. Si, por ejemplo, llegaran a golear a Racing y Boca, respectivamente, se dirá que estos mismos equipos, sus archirrivales, terminaron incentivándolos económicamente para que les dieran una manito, pasándoles por arriba al otro postulante al título.
Pese a los deseos de Maradona, la pelota finalmente se manchó. Por fuera y por dentro. La sospecha nos ganó a todos.