¿De quién es la culpa si no vamos a Catar?

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Por Gerardo Silva
Actualizado el 6 de octubre de 2021 - 5:05 pm

Está la sensación de que La Roja viene en caída libre, con jugadores que ya fueron y con otros que todavía no son, pero el problema es más profundo y tiene que ver con la incapacidad de reinventarnos en el éxito.

Por GERARDO SILVA

Cada vez que el técnico del combinado nacional entrega la nómina, se genera polémica, debate y discusión. Sucedió de nuevo ahora cuando Martín Lasarte realizó la convocatoria para la fecha triple, una jornada de inflexión en la que podemos quedar definitivamente eliminados del próximo mundial de Catar 2022 o, en su defecto, seguir con vida y luchar hasta el final para asistir a una nueva justa mundial.

Con lo poco que queda de la generación dorada, más unos pocos jóvenes que han mostrado aptitudes para calzarse La Roja, y con el rendimiento mostrado en lo que va corrido de las Clasificatorias, tenemos que ser conscientes y señalar que estamos más afuera que adentro. Si se concreta la eliminación, no va a ser culpa absoluta del entrenador: ni de Reinaldo Rueda, que dejó el combinado nacional para ir a dirigir al seleccionado colombiano, ni de Martín Lasarte, que se hizo cargo de un proceso venido a menos, con jugadores que están jugando sus últimos partidos con La Roja y que están en ella por lo que hicieron y no por lo que están haciendo. A eso le agregamos que comparten camarín con jugadores jóvenes que no alcanzan niveles competitivos internacionales.

Sin duda, esta debacle tiene responsables. El hecho de no culpar directamente a la dirección técnica no significa que estén eximidos de responsabilidad. Ellos forman parte del desastre colectivo institucional que ha mostrado la ANFP en este proceso que a todas luces está fracasando y es precisamente acá donde solicito poner atención y reflexionar al respecto. 

Mucho cuidado con lo que escuchamos y con lo que leemos. Un sector del periodismo intenta ayudar desenmascarando todo lo que se hace mal: la testera máxima de nuestro fútbol, contrataciones equivocadas, asesorías que solo califican en el papel, que hablan al oído a aquellos que toman decisiones priorizando intereses personales; en definitiva nada bueno para lo que pretendemos.

“¡Mejorar el fútbol chileno!”, es el discurso. No obstante, los hechos van en sentido contrario. Como dije anteriormente, hay un sector del periodismo que se esfuerza para transferirnos de manera veraz cada una de las decisiones que provienen de la rectoría máxima del fútbol chileno. A este sector del periodismo es al que todos tenemos que escuchar, ver y leer. La revista digital el “ágora.net” es uno de ellos; no obstante, hay otro sector del periodismo que distrae la atención del hincha comentando cuestiones inherentes a decisiones que se toman desde la dirección técnica como si esto fuera lo único relevante, lo que, para mi gusto, es lo menos importante. 

Durante los últimos días se ha generado un revuelo por la ausencia Brayan Cortés, para arquero suplente, y Leonardo Gil, un futbolista emergente. Algunos creen que deben estar en la Selección, han dedicado un montón de tiempo para especular y generar desconfianza en torno a las decisiones del técnico nacional. Dicho sea de paso, tiempo que le están restando al análisis de los futbolistas que tienen la responsabilidad máxima de meternos nuevamente en competencia.

En el ambiente está la sensación de que nuestra Selección viene en caída libre con jugadores que ya fueron y con otros que todavía no son. Como pueden ver, el problema es más profundo y tiene que ver con la incapacidad de reinventarnos en el éxito. Ese es el verdadero problema al que estamos enfrentados.

Cómo hinchas del fútbol y amantes del mismo, no les demos crédito a aquellos que nos quieren hacer creer que el problema es la convocatoria y a aquellos periodistas que buscan culpables en la periferia. 

Seamos más reflexivos, pongamos atención y seamos agradecidos de aquellos periodistas que se esfuerzan día a día para hacernos ver dónde está el verdadero problema. La selección dorada se acabó definitivamente y no fuimos capaces de preparar una segunda o tercera generación: por lo tanto, ahora estemos preparados para pagar las consecuencias, asumamos que no asistiremos al próximo Mundial y pongamos extrema atención a las medidas que tomará la ANFP para los próximos procesos. Ojalá el máximo organismo de nuestro fútbol reaccione y proponga un trabajo institucional de calidad para volver a tener éxitos deportivos. 

Por ahora debemos seguir apoyando con entusiasmo moderado y preparémonos para vivir todos juntos nuestra última oportunidad.