Crónicas de Sergio Ried: Mi “amigo” Pelé
Tras varios encuentros, en 1978 el astro brasileño me reconoció (como cara conocida y no como amigo íntimo) y conseguí una larga entrevista con él.
Por SERGIO RIED / Fotos: ARCHIVO
Mi primer contacto con Edson Arantes do Nascimento, Pelé, fue cuando la selección brasileña se encontraba en Viña del Mar disputando el Grupo 3 del Mundial de 1962, compartiendo grupo con México, Checoslovaquia y España.
Ese mediodía después de su triunfo sobre México de la tarde anterior, los jugadores del Scratch se encontraban -como todos los días- en el salón de té Samoiedo de la calle Valparaíso de Viña del Mar, sin imaginar que el siguiente encuentro frente a Checoslovaquia sería el último de Pelé en el torneo, debido a una lesión muscular.
Cuando departían en una mesa del local, tuve la audacia de acercarme a pedirle su opinión sobre el gol que le había marcado a los mexicanos. Evidentemente no era el lugar ni la ocasión para hacerlo, por lo que sus compañeros hicieron un gran alboroto bromeando conmigo por la inoportuna petición. Pero Pelé me pidió que me acercara, me estrechó la mano y dijo unas cariñosas palabras a mi grabadora. Un crack dentro y fuera de la cancha.
SEGUNDO ACTO: SANTIAGO
Ocurrió en el octogonal de verano de 1968, que será recordado eternamente por el partido que el Santos de Pelé le ganó la selección del Checoslovaquia, por 6-4. Fue un encuentro perfecto, por la calidad del juego de ambas escuadras y por el gol de chilena que anotó Pelé, que está en la galería de los goles más bellos de la historia del fútbol.
Basta decir que en el primer tiempo la pelota no salió de la cancha durante media hora. Fuimos 67.178 los que realmente estuvimos esa noche del 16 de enero de 1968 en el Estadio Nacional de Santiago, aunque hoy son más de 500 mil los que presumen haber presenciado ese icónico partido…
Pero ese es solo un preámbulo para seguir con mis encuentros con Pelé, porque esa noche después del partido fuimos con mi gran amigo y colega Patricio Bañados (QEPD) al famoso Tap Room, el night club de moda en aquella época. Nos aprestábamos a ver el show cuando irrumpió en el local un bullicioso grupo de morenos, cantando, riendo y bailando al son de unos tamboriles. Deben haber sido unos 10, pero parecían 50 por lo ruidosos. Eran jugadores del Santos, que se repartieron en las mesas del atiborrado local, incluyendo a dos de ellos que sorpresivamente se sentaron en nuestra mesa.
Uno de ellos alto, de amplia sonrisa y lentes oscuros, que luego supimos era Dorval, wing derecho, y el otro, siempre sonriente y algo tímido, me era cara conocida. Y cómo no, si se trataba del mismísimo Rey Pelé.
Compartimos por un par de horas, hasta que con “Pato” nos retiramos, tras sendos apretones de manos y abrazos con nuestros contertulios a quienes, en honor a la verdad, dejamos muy bien acompañados…
TERCER ACTO: SAINT LOUIS USA
Durante mi primera estadía en Estados Unidos trabajé tres años en una importante agencia de publicidad de Saint Louis, Missouri, en el corazón del país norteamericano. Mi labor implicaba crear y redactar avisos publicitarios para John Dee, la famosa marca de tractores, pero mi inglés no estaba al nivel que requería el trabajo, por lo que mi jefe y amigo me hizo tomar un curso de inglés intensivo en un College de la ciudad.
Casualmente, una tarde leo en mi sala un comunicado que dice que, aprovechando que el equipo de fútbol Cosmos de Nueva York, jugará un amistoso en la ciudad, Pelé y algunos de sus compañeros darían una “clínica” para los alumnos.
Y allí estuve yo, con mi grabadora en mano, para sacarle unas palabras al Rey. Me presenté y al decirle que era chileno, me abrazó sonriendo y me dijo: “Chita Cruz, Chita Cruz” y luego siguió contándome anécdotas vividas con nuestro gran defensor.
ULTIMO ACTO: TAMPA, FLORIDA
Faltaba la guinda de la torta en mis encuentros con “O Rey” y esta me llegó cuando trabajaba como Tennis Pro en Saint Petersburg, Florida. Estaba yo muy vinculado al equipo de fútbol de los Rowdies de Tampa, por haber sido quien hizo posible la contratación de Óscar Fabbiani.
Y la noche del domingo 19 de mayo de 1978 jugaban en Tampa los Rowdies de Fabbiani contra el equipo de Pelé, el Cosmos de Nueva York. Los neoyorkinos entrenaban en la cancha de la Tampa University y, como era de esperar, ahí estuve el viernes anterior al partido denominado publicitariamente como “Pelé vs Fabbiani”.
Ahí ya no tuve que presentarme, porque Pelé me reconoció (como cara conocida y no como amigo íntimo) y conseguí una larga entrevista. El día del partido fui el comentarista de la transmisión que Vladimiro Mimica y Max Walter Kautz (QEPD) hicieron para Radio Chilena.
¡Thanks, King Pelé!