Corte Suprema anula condena de la dictadura contra estudiante
Fernando Lanfranco tenía 24 años cuando, en octubre de 1973, fue detenido en la sala de clases, siendo alumno de Ingeniería Petroquímica de la Universidad Técnica del Estado de Magallanes. Tras ser torturado, estuvo en Isla Dawson y finalmente partió al exilio, a Dublin, Irlanda.
Por EL AGORA / Retrato a lápiz: HÉCTOR AVILÉS
“Me detuvieron y condenaron basados en mentiras y confesiones bajo torturas, y creo que lo más importante es mi familia, que conociéndose esto me devuelve la tranquilidad por ellos”, señaló Fernando Lanfranco Leverton, cuya sentencia, dictada por un Consejo de Guerra de Punta Arenas, lo condenó en septiembre de 1974 a la pena de cinco años de presidio menor en su grado máximo.
Fernando Lanfranco fue acusado de delitos contra la Seguridad Interior del Estado, cuando tenía 24 años y era estudiante de Ingeniería en Petroquímica en la Universidad Técnica del Estado de Magallanes. Casi medio siglo después de esa flagrante mentira y violación a sus derechos humanos, la Segunda Sala Penal de la Corte Suprema anuló la sentencia y lo absolvió de todos los cargos.
El fallo fue pronunciado por los ministros Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, la ministra Suplente María Carolina Catepillán y los abogados integrantes Eduardo Morales y Leonor Etcheberry, quienes acogieron el recurso de revisión interpuesto por el abogado Francisco Ugás Tapia, representante del recurrente Lanfranco Leverton, dirigido a anular las sentencias del Consejo de Guerra llevado a cabo en dicha ciudad y todo su procedimiento.
El 10 de octubre de 1973, Fernando Lanfranco fue detenido en la sala de clases, y desde allí fue trasladado al regimiento Cochrane. Ahí vivió encierro, golpes y torturas. El 21 de diciembre lo embarcaron rumbo a Isla Dawson, junto a otros 14 jóvenes, todos condenados por el mismo procedimiento militar.
En 1976 partió al exilio en Dublín, Irlanda, país donde estuvo por los siguientes 14 años y donde ejerció la mecánica automotriz, carrera que ha compatibilizado con la música. En julio de 1990, finalmente, pudo retornar al país.
Ad portas de cumplirse 50 años de ocurrido los hechos, Lanfranco agradece la sentencia del máximo tribunal ya que, dice, le devolvieron su dignidad:
“Lo tomo con tranquilidad. A pesar de todo lo que me pasó y me sigue pasando en la vida, no hay rencores ni deseos de venganzas. Creo que este fallo es una ventana necesaria e indispensable contra la impunidad. Esta sentencia me devuelve, en parte, mi dignidad, no sólo a mí, también a mis otros compañeros que fueron condenados por el Consejo de Guerra”, expresó.
Francisco Ugás, coordinador jurídico del Estudio Caucoto Abogados, celebró el fallo manifestando que “en el caso que nos convoca, anular esas sentencias y ese juicio, declarando la absolución de Fernando por haber sido probada su inocencia, es una medida de justicia y de reparación sustantiva, que apunta a restablecer el buen nombre y la dignidad de una persona injustamente condenada por un espurio consejo de guerra. Medida, por cierto, muy necesaria para las personas afectadas y positivamente valoradas por ellas, pese al transcurso del tiempo”.
Fernando Lanfranco Leverton, junto a otros compañeros de celda compusieron un trabajo musical que los ayudó a resistir el encierro y las torturas. La pieza artística, conocida como Cantata Latinoamérica Isla Dawson, fue terminada en 1976, cuando estuvieron en la cárcel pública de Punta Arenas, previo al exilio.
Con el tiempo, el trabajo musical fue rescatado y será revivido el próximo 4 de septiembre en el Teatro Municipal de Punta Arenas, en Magallanes, en el contexto de los 50 años del golpe de Estado.