Copa Confederaciones: la Roja, con un ojo en Rusia y el otro en Sudamérica
El sorteo de la Copa Confederaciones del sábado último dejó dos incertidumbres que impiden pronosticar certeramente la suerte de la Roja en este torneo, que de a poco va ganando un prestigio que extrañó por largos años, desde que fue creado por la FIFA en 1992.
La más obvia es el nombre de la selección africana concurrente, duda que será resuelta recién el 5 de febrero del próximo año, fecha de la final de la copa del Continente Negro.
La menos evidente es saber si Alemania llevará a su equipo titular o, como se ha insinuado, optará por una escuadra joven a la que desea foguear para la renovación después del Mundial de Rusia 2018.
Sin ambas certezas resueltas, es mejor elegir la prudencia a la hora de hacer apuestas sobre el paso de la Roja por este campeonato que reúne al campeón del mundo, al país anfitrión del Mundial venidero y a los campeones de las seis competencias de las confederaciones afiliadas a la FIFA: Europa, América del Sur, América del Centro y Norte, África, Asia y Oceanía.
El sorteo de la competencia que comenzará el 17 de junio dejó a Chile en el grupo B, con sedes en Moscú y Kazán, junto a Alemania, Australia y el representante africano. En el grupo A quedaron Rusia, Portugal, Nueva Zelandia y México.
A semifinales pasan los dos primeros de cada grupo, y se enfrentarán el primero de un grupo con el segundo del otro y viceversa. Los ganadores disputarán la final el 2 de julio en San Petersburgo, mientras que el mismo día, en Moscú, se dirimirá el tercer lugar.
Como siempre, el favoritismo a priori lo acaparan los representantes sudamericanos y europeos, que han ganado ocho de las nueve ediciones: Brasil (4), Francia (2), Argentina (1) y Dinamarca (1). La excepción es México, que triunfó en 1999, aunque puede ser catalogada como una selección históricamente respetable. Queda claro entonces que África, Asia y Oceanía están en un nivel inferior, aunque sus selecciones no deben ser miradas en menos porque igual se las han arreglado para conseguir cuatro subtítulos, un tercer puesto y ser tres veces cuartos.
Los últimos ensayos antes del ataque final
A diferencia de las dudas de la Mannschaft, Chile ya confirmó que jugará la copa con su mejor contingente. En ese momento ya habrá disputado sus duelos clasificatorios de marzo contra Argentina y Venezuela. Rescatando tres puntos seguirá metido en el grupo de arriba y estará preparándose para afrontar entre agosto y octubre sus duelos decisivos ante Paraguay y Ecuador, de local, y Bolivia, de visita, al cabo de los cuales todo el país espera que la Roja haya logrado la tercera clasificación consecutiva a una cita mundialista.
La Copa Confederaciones, entonces, será el mejor y último laboratorio para que Juan Antonio Pizzi afine a los comandos a cargo del asalto final a Rusia 2018. Armas aceitadas y ánimo al tope es el mejor logro de cara al desafío mayor, independiente de que se logre o no la corona.
Acuda con lo mejor o con promesas, Alemania será el rival más duro. Actual campeona del mundo, y a paso firme en las clasificatorias mundialistas europeas, la escuadra de Joachim Löw sigue estando en la cima, pese a no haber podido llevarse la reciente Eurocopa.
Será de temer, con o sin sus figuras. Porque lo cierto es que Löw ya está alineando como titulares a jóvenes veinteañeros. En la última convocatoria, 13 de los 22 elegidos tenían menos de 25 años, y de ellos, ocho no superaban los 22 años. Es decir, incluso prescindiendo de astros como Neuer, Boateng, Hummels, Khedira, Özil, Müller, Gündogan o Gómez, los alemanes igual llevarán un equipo dispuesto a pelear el título. Más aún ante la ausencia de Brasil y Argentina.
Con todo, Alemania deberá resistir la presión de la FIFA y de Rusia, que ya han fruncido el ceño ante la posibilidad de que deje en casa a los consagrados.
Recordando aquella dificilísima victoria 1-0 sobre Chile del 12 de marzo de 2014, Löw elogió a la Roja calificándola como “el rival más difícil” del grupo B. Sin duda, no hay detrás ánimo amable alguno, simplemente una constatación del nuevo estatus de Chile, cuarto en el ranking FIFA y ganador de las últimas dos copas América.
De todos modos, el camino para los nuestros no será fácil. Debutará el 18 de junio ante al campeón africano; luego, el 22, enfrentará a Alemania, y cerrará el 25 contra Australia, en teoría, el rival más fácil. Si no consigue puntos en los dos primeros duelos, tal vez el choque ante los canguros de nada sirva.
El debut será muy difícil
Es cierto que Chile registra un rendimiento del 61,11% en sus 12 partidos clase A frente a selecciones africanas, merced a seis triunfos, cuatro empates y apenas dos derrotas. Pero también lo es que en sus dos duelos realmente importantes empató 1-1 con Camerún (Francia ’98) y perdió 2-3 con Argelia (España ’82).
Además, entre las 16 selecciones que disputarán la fase final de la Copa Africana están todas las habitualmente favoritas, salvo Nigeria y Sudáfrica. Es posible que el campeón salga entonces de Argelia, Marruecos, Túnez, Egipto, Ghana, Costa de Marfil, Camerún, Senegal y Mali. Cualquiera de ellos puede hacer pasar un mal rato a la Roja si la pilla mal parada.
El cierre del grupo puede ser más fácil, aunque tal vez, como ya está dicho, esté de más.
A Australia se le ganó 3-1 en el debut de Brasil 2014. Pese al resultado, no fue un partido simple por la potencia física de los australianos. Tampoco son unos advenedizos. Ya hace 25 años que decidieron mejorar y salieron con sus juveniles a jugar por todo el mundo. A Chile vinieron varias veces en esos años. No conformes con ello, y renunciando a la comodidad de Oceanía, en 2006 empezaron a jugar las clasificatorias mundialistas contra los asiáticos. Y pese a moverse en un nivel superior, clasificaron consecutivamente a los dos últimos mundiales.
Este análisis también lo puedes leer en el periódico Cambio 21.