Columna de Sergio Gilbert: ¿Merecidas vacaciones?
Oficialmente, el campeonato de Primera División tendrá 40 días de para. Ningún país de Sudamérica igualará esta marca. Y la pregunta lógica es: ¿vale la pena hacer este intermedio?
Por Sergio Gilbert J. / Foto: ARCHIVO PHOTOSPORT
A partir del fin de semana pasado, el fútbol chileno está de vacaciones.
No todos, eso sí.
El torneo de la Primera B, que por estos días se ve más atractivo que el de Primera División, se seguirá jugando. Y varios equipos nacionales, durante este período, tendrán actividad internacional, ya sea en la Copa Libertadores como en la Copa Sudamericana.
Un grupo de jugadores, pequeño en todo caso, ha tenido esta semana entrenamientos o microciclo en la selección nacional y quizá un par de ellos será nominado para enfrentar los tres partidos amistosos de la Roja adulta en este período vacacional: Cuba, República Dominicana y Bolivia.
El resto de los equipos y jugadores de la liga profesional más importante estarán de vacaciones, aunque algunos sí volverán un poco antes a trabajar: los que deberán jugar los partidos que fueron suspendidos en su momento por violencia (UC-U. de Chile) o por motivos climáticos (Huachipato-Magallanes) para así poder cumplir con lo que dicen las bases. Es decir, que hay que terminar una rueda del torneo para empezar la otra.
¿La Copa Chile? Aunque no está plenamente confirmado, el inicio de los cuartos de final en cada una de las zonas se jugaría el último fin de semana de junio. Pero igual no significa actividad para todos.
En resumen, oficialmente, el campeonato de Primera División tendrá 40 días de para. Ningún país de Sudamérica igualará esta marca. Y la pregunta lógica es: ¿vale la pena hacer este intermedio?
Para nada, pese a los argumentos y razones que se han dado pública y privadamente para justificar esta decisión.
Vamos viendo.
Una es que si bien hay fecha FIFA establecida para que todas las selecciones jueguen dos partidos, Chile sumó un tercer encuentro a petición del DT Eduardo Berizzo. El tema en verdad tendría cierta lógoca si es que la Roja enfrentara esos partidos con un contingente mayoritario de jugadores de la liga nacional. Pero no será así. Cada vez son menos los futbolistas “locales” que acceden a la selección adulta.
Otro de los argumentos entregados es que con este receso se quiso igualar el término de las ligas europeas y mexicana para así participar del mercado.
Claro, se entiende que los clubes chilenos aspiren a vender a sus cracks o proyectos a esos mercados, pero, ¿cuántos de ellos serán atractivos verdaderamente hoy para ellos? ¿Tres, diez, veinte? No da para que se pare todo el torneo por ese grupo minúsculo.
La tercera de las razones esgrimidas es que tener esta pausa evitará competir en condiciones climáticas adversas (el inicio del invierno). Pero eso no da ni para considerarlo: igual después de la pausa seguirá el mismo clima, en los partidos de la Primera B también llueve y hace frío y, por último, las lluvias ya no son lo que fueron antes.
Por todo ello es que no parece lógico que graciosamente se le hayan otorgado vacaciones largas a los equipos y que se parara la competencia. Más aún sabiendo que durante la realización de los Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023 habrá otra pausa obligada.
En Chile hace rato que se está jugando mal y ahora quieren que se juegue menos.
Estamos claritos. Por eso estamos en el sótano del espacio sudamericano.