Columna de Sergio Gilbert: Lucero no es el delincuente
En redes sociales crece una ola de odio contra el delantero argentino –vital en la obtención del título de Colo Colo en 2022-, porque se da por sentada una supuesta “traición” al preferir el ofrecimiento de Fortaleza, paradojalmente rival de los albos en la Libertadores.

Colo Colo supo el lunes pasado, en una ceremonia de esas que pretenden ser fastuosas y que terminan siendo chabacanas (no hay que olvidar el tema de Tarzán y la mona Chita protagonizado por el presidente de la Conmebol), que sus rivales en la fase grupal de la Copa Libertadores 2025 serán Racing (Argentina), Fortaleza (Brasil) y Atlético Bucaramanga (Colombia).
Y claro, más que hablar del poderío del equipo trasandino -actual campeón de la Copa Sudamericana- y de lo complicado y molesto que será el viaje a tierras cafetaleras, el primer análisis se centró en la disputa con la escuadra brasileña, que tiene en sus filas a un viejo conocido por los colocolinos: el delantero argentino Juan Martín Lucero.
Su recuerdo en la memoria de los hinchas albos, por cierto, no tiene que ver con la gran actuación que tuvo el goleador trasandino en 2022 cuando fue factor fundamental en la obtención del título de ese año.
Por supuesto que no.
La rememoranza está teñida de desencanto, rabia e incluso malsano odio en contra del jugador quien, a fines de ese año lleno de alegrías, decidió no renovar con el club o, de acuerdo a los dirigentes, no cumplir con su contrato y marcharse precisamente a Fortaleza que le ofrecía un camión de dólares.
Lucero, desde ahí, se convirtió en el personaje más odiado por los seguidores albos.
Una opción más que válida
Más allá de que Fortaleza tuvo que resarcirse con Colo Colo pagando una suma como compensación, que fue acordada por los clubes mientras el tema se estaba analizando en el TAS (que finalmente falló en contra de la solicitud de los albos de castigar a la institución brasileña), lo cierto es que, en rigor, Lucero no hizo más que lo que cualquier futbolista y trabajador haría: aprovechar una mejor alternativa laboral.
Pero no. Eso nunca fue entendido por los seguidores de Colo Colo que, cada vez que se les menciona el nombre del argentino, se irritan, se enyegüecen, se les sube la bilirrubina porque para ellos representa lo peor, lo más bajo y despreciable. Es el símbolo de la traición.
El Luis Figo de Colo Colo, para decirlo de manera más futbolera.
Trigo para los “cabeza caliente”
Por eso es que al quedar definido que Fortaleza y Lucero tendrán que venir al estadio Monumental a jugar por la primera fase de la Copa Libertadores (el 10 abril, a las 20.30 horas), muchos se han sobado las manos porque le quieren dar un “recibimiento especial” al atacante trasandino.
Y no, no se trata de abucheos, pifias o cánticos en contra.
En las redes sociales, se ha estado llamando en estos días derechamente a ir al estadio ese día a darle “el peor recibimiento que haya tenido un jugador en la historia del Monumental”.
Eso, además, ha ido con la “petición” de algunos descerebrados de que algún jugador albo (preferentemente Esteban Pavez) “quiebre” al jugador durante el partido.
Hay que parar ya esta basura.
No porque se esté arriesgando la localía de Colo Colo en la Copa Libertadores en el año del Centenario. No porque los hinchas no tengan derecho a expresarse. No. Simplemente porque se está sembrando ira incontenible e inmanejable dándole espacio, una vez más, a que los violentistas sean los que dicten las normas en un estadio.
Vaya paradoja.
Juan Martín Lucero es tratado como si fuera un delincuente por haber hecho una elección laboral.
Pero los verdaderos delincuentes son los que hoy están creando un ambiente criminal en razón de la “lealtad mancillada”.
Paren el escándalo. Aún es tiempo de cortar esta avalancha. Si no se toman medidas para bajar los decibeles, después, no anden llorando.